Fuimos el día y a la hora indicados, y fui yo el elegido
para la entrevista privada. Lo encontramos en un bello
aposento, ricamente tapizado y alfombrado hasta la
plataforma misma. Estaba sentado en un trono bajo, muy
bien adornado y le cubría la cabeza una rica tela bordada
en satén azul. Únicamente le acompañaban dos pajes de
honor, uno a cada lado, bellamente vestidos de blanco. La
ropa de debajo era la misma que llevaba cuando lo vimos
en la carroza, pero en lugar de la toga llevaba un manto
con una esclavina, del mismo bello color negro, ceñida
alrededor.
Al entrar, según se nos había indicado, nos
inclinamos, y cuando estuvimos más cerca de su sillón se
levantó y extendió su mano desnuda bendiciéndonos;
volvimos a inclinarnos todos y besamos el borde de su
vestido. Hecho esto los demás se fueron y yo permanecí
con él. Despidió a los pajes, me invitó a sentarme a su lado
y habló en español en los siguientes términos:
"Dios te bendiga, hijo mío; voy a hacerte partícipe de
la joya más preciosa que poseo, pues por amor a Dios y a
los hombres te haré una relación del verdadero estado de la
Casa de Salomón. Hijo mío, con objeto de que la conozcas
bien guardaré el orden siguiente. En primer lugar, te haré
saber la finalidad de nuestra fundación. En segundo lugar,
las posibilidades e instrumentos con que contamos para
nuestros trabajos. En tercer lugar, los diversos empleos y
funciones asignados a los colaboradores. Y por último, las
ordenanzas y ritos que observamos.
"El fin de nuestra fundación es el conocimiento de las
causas y movimientos secretos de las cosas, así como la
ampliación de los límites del imperio humano para hacer posibles todas las cosas.
"Los dispositivos e instrumentos con que contamos son éstos. Tenemos grandes y profundas cuevas (le diversa
extensión; las más profundas tienen seiscientas brazas, y
algunas se hallan excavadas bajo grandes colinas y
montañas; si se mide la profundidad de la colina y la de la
cueva, algunas de ellas pasan de las tres millas. Creemos
que es lo mismo la profundidad de una colina y de una
cueva a partir de la parte llana; y ambas están igualmente lejos del sol, de las radiaciones celestes y del aire libre.
Llamamos a estas cuevas la región inferior, y las
empleamos para realizar coagulaciones, endurecimientos,
refrigeraciones y conservación de cuerpos. Del mismo
modo, las usamos como imitación de minas naturales, y
para producir también nuevos metales artificiales, mediante
composiciones y materiales que empleamos, y que
permanecen allí durante muchos años. Utilizamos las
cuevas también (por extraño que pueda parecer) para curar
enfermedades y para prolongar la vida de algunos
ermitaños que eligieron vivir allí, provistos de todo lo
necesario, e indudablemente viven largo tiempo; a través
de ellos aprendemos también muchas cosas.
"Contamos con terrenos donde enterramos varias
especies de cementos, como aquellos con que hacen sus
porcelanas los chinos. Pero los tenemos en una variedad
más extensa, y algunos de ellos son más bellos. Tenemos
también una extensa variedad de tierras y abonos para
hacer más fértil la tierra.
"Poseemos altas torres, la más elevada de media milla
de altura, y algunas de ellas se asientan en elevadas
montañas, de modo que la colina más elevada, con la torre
en la cima, tiene por lo menos tres millas de altura. Y a
estos lugares los llamamos la región superior, considerando
el aire que existe entre los lugares altos y los bajos como la
región media. Empleamos estas torres, según sus
situaciones y alturas, para aislamiento, refrigeración y
conservación de productos así como para la observación de
fenómenos atmosféricos diversos: vientos, lluvia, nieve,
granizo, etc. En ellas, en algunos puntos, existen viviendas
de ermitaños, a quienes visitamos, a veces, y nos instruyen
en lo que observan.
"Disponemos de grandes lagos, salados y frescos, en
los que pescamos peces y cazamos aves. Los usamos
también para enterrar determinados cuerpos naturales,
pues encontramos que existe gran diferencia entre enterrar
las cosas en la tierra, o en el aire de debajo de la tierra, y
enterrarlas en el agua. Tenemos también lagunas de las
que algunas personas extraen agua potable, dulce, y otras,
mediante artificios convierten el agua dulce en salada.
Tenemos también rocas en medio del mar, y en algunas
bahías de la costa, para efectuar trabajos en los que se
necesita aire y vapor de agua del mar. Poseemos,
igualmente, violentas corrientes y cataratas, que nos sirven
para producir muchos movimientos; también máquinas que
aprovechando la fuerza del viento producen movimientos
diversos.
"Tenemos también cierto número de pozos y fuentes
artificiales, a imitación de manantiales y baños naturales, y
que contienen en disolución vitriolo, sulfuro, acero, plomo,
salitre y otros minerales; y además, poseemos pequeños
pozos donde mezclamos muchas cosas, con lo que las
aguas adquieren la virtud más de prisa y mejor que en
vasijas o en estanques. Entre éstas tenemos un agua que
llamamos Agua del Paraíso, remedio soberano. para
conservar la salud y prolongar la vida.
"Tenemos también grandes y espaciosas casas, donde
imitamos y hacemos demostraciones de fenómenos
atmosféricos, como nieve, granizo, lluvia, caídas artificiales
de cuerpos que no son agua, truenos, y relámpagos;
igualmente, engendramos cuerpos en el aire, como ranas,
moscas y otros diversos.
"Tenemos también ciertas cámaras, a las que
denominamos cámaras de salud, donde preparamos el aire
para que sea adecuado y bueno para la curación de
diversas enfermedades, y para la conservación de la salud.
"Tenemos también grandes y magníficos baños, con
mezclas diversas, para curar enfermedades y restablecer al
cuerpo humano del exceso de sequedad; y otros para
aumentar la fuerza de los nervios, de las partes vitales, y
de la substancia y jugo corporales.