Se encienden luces a lo lejos,
allá donde alcancé una vez
y ya no alcanzo.
............................Bailan desnudos,
borrachos, antes de la tormenta.
Yo voy en contra del viento,
que arrastra papeles y hojas
por el pavimento.
Recuerdo que tuve memoria,
una amplia plaza en Venecia
donde se oían voces de niños
que cantaban.
.............................Altos tilos,
peces veloces, fugaces fiebres,
París en una mañana de invierno,
mayólicas, escayolas, terracotas.
Una rama se quiebra,
alto, sobre mi cabeza.
El ruido del viento
cubre todo otro ruido;
oscurece cuanto puede oscurecerse,
el libro se deshace,
sus páginas se desparraman,
antes de romperse,
sin nada que las sujete.
(Atardecer del 30 de setiembre, 2002)