Ansía penetrar, hundirse, desaparecer
entre los últimos pliegues. Morir, no morir:
hay un descanso - se dice a si mismo-
en la peor de las fatigas. Así
como la sangre es espesa y roja,
y el deseo conforma animal con dos espaldas,
la presa huye de lo que, acaso,
con sus garras y dientes, podría salvarla.
Un sol sucio deriva por el agua.
Alumbra cuanto pare el fruto más amargo.
En un rincón oscuro, nueces y sogas.
Las horas roen la madera, el papel
que fuera carta desde El Havre
ahora confirma que el mundo
está irremediablemente sumergido.
Pregunta, nos pregunta: ¿existe
imitación, falsedad, copia,
una moral para la materia del relámpago,
sabiduría que no sea hija
o nieta de traición o acoplamiento?