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THELMA NAVA

La seducción de las palabras

El copioso estilo de la realidad no es el único: hay el del recuerdo
también, cuya esencia no es la ramificación de los hechos,
sino la perduración de rasgos aislados. Esa poesía
es la natural de nuestra ignorancia.
Jorge Luis Borges

Espacios de fantasía y fabulación
Vocación originaria
Incursiones vislumbradas
Luminaria amorosa
Espacios de ruptura
Futuro e incertidumbre
Biobibliografia

Futuro e incertidumbre

Como lo expresé en algún poema: “Voy hacia la vida como se va a la muerte o al amor, sin saber nada”. Todos los días nos encontramos al pie de la sorpresa. La vida ha ido dispersando a mi pequeña familia por diversas partes del mundo. Mi hija mayor vive ahora en Canadá, felizmente casada. A pesar de la distancia nos mantenemos siempre muy cercanas y su permanente apoyo y solidaridad acompañan mi transcurrir por la vida. Mi nieta mayor, que es Psicóloga, estudia ahora en Canadá y trabaja con niños de preescolar. Mi nieta menor vive desde hace algunos años en España, con su padre. Estudia artes gráficas y se siente muy orgullosa de sus abuelos escritores. Me acompañan sus dibujos y pequeñas tallas en madera. En México se encuentra afortunadamente mi hija Raquel, con quien comparto poesía e intereses comunes, así como viajes y sueños. Trabajo en la preparación de nuevos libros de poesía. Busco siempre renovarme en mi expresión poética, ya que no me gusta repetirme. Odio la soledad de los sábados en que el mundo parece detenerse. Me inquieta el futuro de nuestro país y leo todas las mañanas los diarios para saber qué sucede en el mundo, qué se escribe y se piensa frente a nuestra realidad de país tercermundista, al que amo por sobre todas las cosas y no cambiaría por ningún otro. Jamás he tenido la experiencia de vivir en otro sitio, ni siquiera temporalmente. Trato siempre de organizar mi tiempo, sin lograrlo del todo. Tengo muy buenos amigos, en el medio literario particularmente, a los que suelo ver con alguna frecuencia (salvo aquellos que no residen en esta ciudad). No hay nada más cautivador que conversar con un buen amigo o amiga ante una copa de buen vino o un humeante café. Los amigos, cuando son sinceros, son parte, de alguna manera, de nuestra familia.

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