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Jelinek, traductora

 

El judío de Malta de Marlowe fue traducida al alemán por Jelinek por encargo del director Peter Zadek y presentada en el Burgtheater de Viena en diciembre pasado.

En una entrevista que la Nobel dio a Joëlle Stolz (Le Monde. París.7.10.04) habla de la obra, de la imagen del judío de Marlowe, de la que de éste da Shakespeare, del antisemitismo cristiano, nazi, alemán y austríaco.

El judío de la versión de Jelinek es un antihéroe rico que ha sido expropiado por los cristianos, que protesta por esta injusticia y cae en el crimen.

Se aparta de la versión de la imagen negativa del judío que según Zadek da Marlowe. No cuestiona su carácter antisemita y así fue representada en la Alemania nazi y en la época de Marlowe y de Shakespeare. Pero señala que mientras éste hizo un estudio psicológico de Shylok, Marlowe lo caracterizó fuertemente.

Shylok es un ser humano y es judío, Barrabás es el judío, enamorado de su oro.

"El texto descubre los mecanismos del antisemitismo. La locura criminal de Barrabás es desencadenada por los crímenes de los cristianos. Pero, como en un espejo, estos crímenes retornan hacia él desencadenando una nueva serie de asesinatos en una especie de escalada de la violencia - a imagen de lo que vemos en la crisis internacional actual.

Barrabás es un espejo que concentra los fuegos del odio que van a quemarlo. El malvado judío debe desaparecer para que los cristianos no vean el reflejo de su propia maldad. No hay que olvidar que esta sociedad de cruzados reposaba sobre el pillaje, la expoliación de los incrédulos, judíos o musulmanes".

En medio de estas figuras arcaicas, Barrabás es para Jelinek un personaje moderno: "Es un hombre cultivado, que no está maniatado por la religión o la moral. Lo único que cuenta para él es la plata bajo la forma más abstracta posible, como factor de cambio, la circulación de la riqueza como objetivación de las relaciones humanas".

Explica que la historia de Barrabás es una tragedia que se torna en farsa. Los personajes - dice, "expresan crudamente lo que no se dice jamás".

Jelinek sigue el texto de Marlowe en el que un caballero de Malta dice que la sangre de Cristo debe caer de nuevo sobre los judíos para que paguen "hasta el final doloroso, hasta que todos hayan desaparecido".

Continúa Jelinek: "esta forma de antisemitismo cristiano es a menudo negada en los países católicos como Austria, donde todo cae sobre la espalda de los nazis paganos". Pero si no se hubiera estigmatizado largo tiempo a los judíos como "asesinos de Cristo", los nazis no habrían impuesto fácilmente sus ideas.

La obra se presentó en Viena, "porque aquí ha nacido el antisemitismo moderno. El del político Karl Lueger, que ha influenciado a Hitler, y también el de intelectuales judíos "asimilados", como Karl Kraus u Otto Weininger.

Alude luego a la arianización en Viena por los nombres de cafés, tiendas, farmacias, cines, empresas y a que a Thomas Bernhard y a ella se los ha responsabilizado de la llegada de la derecha al poder por haber escupido sobre Austria.

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