La obra se desarrolla así:
" Al cabo de una hora y media de ruido y de furor, contada por un idiota omnisciente y universal creado por CNN. Sobre escena, el decorado es un bastidor kitsch, donde se fijan por instantes pedazos de nuestro universo mental. Un salón pequeño burgués, una tribuna política antes de la caída del Muro y arcadas orientales. Ordenador de este caos, el director pasea sus crines rimbaldianas y su aire de eterno pillo.
En contrapunto, las pantallas laterales producen una historia aproximativa del arte contemporáneo: al discurso del músico Pierre Boulez suceden los rituales orgiásticos de los accionistas vieneses, o imágenes de "Ausländer raus".
Pero lo esencial pasa sobre la gran pantalla que domina la escena. El director de Burgtheater filma en negro y blanco una tropa heteróclita alrededor de Udo Kier y Margit Carstensen (actriz de Werner Fassbinder) pareja burguesa acompañados de "celebridades" locales y de manifestantes que enarbolan banderolas "Terror para todos". Los hace desfilar a pie, o en carreta, del teatro a la Ópera pasando por los salones del hotel Sacher. El periplo termina bajo el subsuelo del Parlamento, con escenas pornográficas representadas por tres profesionales, 35 años después del enorme escándalo provocado por los accionistas vieneses, que se habían masturbado y aliviado en público, en junio de 1968, en el gran anfiteatro de la universidad de Viena, justo al otro lado del Ring, un recinto más sagrado aún".
Este comentario es de Joëlle Stolz y ha aparecido en Le Monde (París, 7.10.04).