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La Pianista

Avidez
Contra la opresión una lengua violenta y radical
Bambiland (Tierra de los chiquillos)
Jelinek, traductora
Tres preguntas a Isabel Huppert
Apartes del discurso de Jelinek
La Pianista
 

Es su novela más conocida por el tema que trata, por su adaptación al cine que hizo Michael Haneke y el papel protagónico de Isabelle Huppert.

Esta novela es la más autobiográfica de Jelinek: no es casual que ella hubiera hecho estudios musicales en el conservatorio de Viena, que hubiera tenido una conflictiva relación con su madre y con ciertos círculos sociales y políticos de Austria, y que ella sea soltera.

La Pianista es personificada por Erika Kohut profesora de piano en el conservatorio de Viena. Tiene 36 años, no es una mujer bella físicamente, es soltera, vive con su anciana madre y comparte su lecho.

Cada vez que vuelve a casa debe explicarle dónde estuvo, qué hizo y por qué tardó, y a veces la castiga sin atenuantes. No está de acuerdo con que Erika se compre un vestido nuevo porque la plata de la cuenta de ahorros está destinada a adquirir una vivienda para mejorar de status social. - El vestido pasa de moda, piensa su madre, pero la plata jamás.

Cuando su madre le quita el vestido de otoño, porque su ropa debe permanecer sin uso en el closet, Erika se enfurece y le arranca un mechón de sus cabellos pero luego se apiada de ella, llora y se reconcilian. A pesar de todo la madre la asimila a su edad.

Las condiciones a que la ha sometido hacen que viva como un insecto kafkiano atrapado en una campana de queso.

Erika se burla irrisoriamente de las viejas damas que habitan en su barrio algunas de las cuales son asesinadas para robarles sus joyas. Madres y abuelas ejercen un servicio de espionaje de sus hijas.

La vida de Erika es plana, monótona pero a veces escapa a la rutina y frecuenta los cines porno, los shows de fisgones y el almacén de bombones.

Walther Klemmer, un joven bello y rubio, alumno de Erika en el Conservatorio es otro de los grandes personajes de la novela. Esta relación distante y fría al comienzo por el desinterés sentimental de la profesora poco a poco cambia cuando surge la pasión de Klemmer por ella.

Con una mano Erika juega al teclado de la razón con la otra al teclado de la pasión. Hay un acercamiento y una búsqueda mutua hasta que la entrega de ella se produce en un cuarto de baño. Erika le exige que sea su esclavo, le pide que la castigue, la azote y la encadene. Pero los papeles se invierten y la relación profesor alumno se convierte en la de amo y esclava.

Hay escenas violentas, castigos, torturas que Klemmer le infringe en presencia de la madre hasta la posesión sexual.

Al final, en otra página que desconcierta por el desenlace Erika sale de su casa con un cuchillo dispuesta a herir a o herirse. Finalmente se hiere en la espalda y se retira a su casa.

Un situación aparentemente frívola como es la provisión de carne por unas señoras da pie para trascender el mundo objetivo: en medio de una nueva borrasca un gigante puso a Erika en la cavidad de su mano, " de una talla y de un dulzor sobrenaturales - y la plantó contra el escaparate de un óptico todo reluciente. Un par de anteojos desmesurado equipado de vidrios violetas dominaba el almacén y vacilaba bajo las ráfagas del foehn, amenazando a los pasantes.

La novela está ambientada en Austria, país donde la barbarie, según la autora, gobierna política y culturalmente.

Jelinek a propósito de esta novela ha declarado que tuvo dificultades en la descripción y elaboración psicológica de la madre y la hija y en la identificación con alguna de ellas. Pero finalmente admitió que se identificó con la hija.

La narración no es lineal, cronológica, hay diversos planos en las etapas de la vida de Erika: de la infancia pasa a la edad adulta y vuelve a la primera. No hay propiamente diálogos entre los personajes sino un narrador omnisciente y monólogos.

 
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