El poeta es un ser esencialmente inadaptado, solo,
abandonado a su suerte, especie de raza maldita y
proscrita a través de los siglos. Su trabajo es
oscuro, secreto, subterráneo, no expuesto a leyes de
mercado, y por lo tanto no comercial. Un gran vago a
decir del consumismo que a veces lo tienta sin buenos
resultados. Pero el poeta existe, persiste, sobrevive,
se abre camino a machetazos, tienta como una araña
ciega el universo, donde extiende sus redes,
agonizante. Y escribe, escribe, escribe para algunos
que lo esperan con sus grandes orejas, para esos que
lo esperan y que como él sólo tienen sus sueños.
Escribe, corrige, corre, corre la maratón de la
angustia convertido en el único fondista, el único que
llegará sin pulso a la meta o quedará tendido en el
trayecto, errante y deshuesado.
Pero también están los otros, sus enemigos, son
poderosos y no mueren, son peligrosos, no puede
descuidarse, no puede darse tregua y menos detenerse. Allí estará la envidia, lo golpeará sin previo aviso,
lo sacará desnudo a la calle para inmolarlo, le
aplicará corriente a su sombra, lo morderá en el
cuello. Allí estará el olvido, glacial y ceremonioso.
Allí estará la ignorancia con su traje de novia. Allí
estará el anonimato, el gran anonimato de las putas y
de los mendigos. Todos contra él. Todos al unísono
pero sin darle la cara. ¿Y el poeta? Nadie le cubre
las espaldas, está solo, solo y herido de muerte, solo
y desgastado e infinitamente solo. ¿Quién ayudará al
poeta? ¿Quién repartirá su corazón? ¿Quién publicará
su sonrisa para que esté menos solo?
Entonces vendrán los primeros, unos cuantos, ésos
que le dirán: “Estás vivo, vamos, nosotros abrazaremos
tu sombra, nosotros derramaremos la luz de tu mirada
por el mundo. Y tendrás que ser a pesar de todo, a
pesar de ti mismo y de aquéllos que te odian, porque
estás esparcido en el eco de las noches desgarradas, y
ellas, no te olvidarán jamás”. |
Mario Meléndez (Linares, 1971). Estudió Periodismo en la Universidad La
República de Santiago. Entre sus libros destacan: "Autocultura y Juicio"
(con prólogo del Premio Nacional de Literatura, Roque Esteban Scarpa),
"Apuntes Para una Leyenda" y "Vuelo Subterráneo". En 1993 obtiene el Premio
Municipal de Literatura en el Bicentenario de Linares. Sus poemas aparecen
en diversas revistas de literatura hispanoamericana y en antologías
nacionales y extranjeras. Ha sido invitado a numerosos encuentros literarios
entre los que destacan el Primer y Segundo Encuentro de Escritores
Latinoamericanos, organizado por la Sociedad de Escritores de Chile (Sech),
Santiago, 2001 y 2002, y el Primer Encuentro Internacional de Amnistía y
Solidaridad con el Pueblo, Roma, Italia, 2003, donde es nombrado Miembro de
Honor de la Academia de Artes y Letras de Roma. Además dirige, durante dos
años, un taller literario en la Cárcel de Talca que dio origen al libro "Los
Rostros del Olvido" (dos volúmenes) donde se reúne el trabajo poético de los
internos. Actualmente trabaja en el proyecto "Fiestas del Libro Itinerante",
y preside la Sociedad de Escritores de Chile, región del Maule. |