El teatro está en llamas; el público de la gran obra teatral llamada historia, todavía azorado. Hay cuerpos en llamas. Destrucción. Vacío. Y, sobre todo, la plenipotencia que concede el olvido de lo más humilde: el pensar, cuando el poder sobre el ente llamado técnica -misterio del lenguaje, del olvido- concede al hombre el absoluto dominio de la naturaleza. El teatro en llamas, el loco polichinela haciendo gestos y transmitiendo el peligro. Todo ello forma parte de la tragedia épica que vuelve. Y volverá en forma cada día más sorda, cuando mayor sea el olvido del ser y el dominio del ente mayor.
Lo que llamamos proyecto político, hegemonías, genocidio del otro, imposibilidad de asumir la pluralidad que significamos, y el mirar la cara del prójimo desde abajo, todo ello, es parte de una secuencia de la tragedia de lo que llamamos historia. El verdadero origen de la historia está oculto en el misterio del olvido que dejan tras de sí los patriot al estallar. Con este episodio no sólo comienza un nuevo mapa geopolítico, no sólo asoman nuevos peligros.
El hombre mismo ha mutado en su esencia. El hombre que lo domina todo, llevado por la venganza de la voluntad de poder, será desde ahora quien no puede oír. La historia, dice el pensar, comienza cuando los hombres pueden oír unos de otros. La universal sordera del Titán devorado sin sentirlo por el buitre, tendrá desde hoy la mascara del hombre. Todas las civilizaciones son mortales, lo sabemos. Solo que ésta, que parece emerger de las entrañas de la historia, dominada por la sordera y el ansia de poder, emerge de la prehistoria, para constituirse en otra forma de desplegar lo que hasta ahora llamamos historia.
Algo ha terminado. Lo que comienza es sólo virtualidad monstruosa, un feto que tardará en nacer, deforme y consagrado al dominio del otro, como pocas veces ha sucedido. El animal racional es éste y ha sucumbido en Basora y Bagdad sólo episodios de lo que vendrá. La aldea global y el nuevo planeta colonizado por las fuerzas que se disputarán el triunfo (como en el circo romano) ya está configurado, aunque ahora -como afirma Baudrillard- no suceda nada. Porque la nada está instalada en el centro del sistema y crece con el desierto del nihilismo.
Gracias señores representantes de la "humanidad". Gracias por portar la muerta razón en vuestros brazos. También la razón, mal entendida, puede vengarse engendrando a enanos bífidos y malignos como Hop-Frog (los próximos esclavos) e incendiar ya no un teatro, sino un estadio virtual en el cual nadie sabrá quién es, porque todos habrán perdido la memoria. |
Oscar Portela, nacido en la provincia de Corrientes ( República Argentina) el 5/13/50, es considerado hoy por las más importantes voces de la literatura de su país, como una de las más potentes voces de la poesía y el pensamiento latinoamericano. Administrador Cultural, ha ocupado importantes funciones en su provincia y ha integrado por dos periodos consecutivos la Comisión Directiva de la Sociedad de Escritores de la Argentina, presidente de la misma entidad en su Provincia, Director de revistas como Tiempo y Signos, entre otras, es y a sido Asesor de Cultura de la Honorable Legislatura de la Provincia de Corrientes. Doce títulos de su obra poética editadas (Senderos en el Bosque, Los Nuevos Asilos, Memorial de Corrientes, La Memoria de Láquesis, etc), y obras ensayísticas en las que se ocupa preferentemente del pensamiento filosófico contemporáneo, (Nietzsche sonámbulo del día), le han valido la consideración de importantes pensadores de su país.
Ha publicado en España, México, Venezuela, Paraguay, y casi todos los medios de prensa de la Argentin y dictado conferencias en España, Paraguay y provincias Argentinas. Asimismo es especialista en critica e historia del cine y es autor de letras de obras musicales en su mayoría inéditas. |