En la primera fase, constructiva, las reducciones se realizaron mediante el uso masivo de la madera, procedente de la vegetación tropical circundante a éstas. A diferencia de estas primeras, en la segunda fase se inició la tendencia de la concentración entre los pueblos indios; ésta se produjo a fines del s. XVII, principios del s. XVIII, con la llegada de los primeros arquitectos profesionales. En este período predominó el uso dominante de la madera para las estructuras, mientras que la madera sólo tenía la función de cierre perimetral; aunque el techo era de madera recubierto de tejas de barro cocido.
Muchas de las reducciones constituyen el punto de contacto entre la primera y la segunda fase sólo por el recurso del uso de la piedra, bien sólo como elemento de muralla, bien por la modalidad de realización de la fachada. Por ello, la mayoría de las reducciones se pueden ubicar en este periodo cronológico; siendo una de las más representativas la de San Ignacio Miní. |
La tercera fase evolutiva del proceso arquitectónico de las reducciones corresponde a su último periodo, es decir, poco después de su expulsión. Poco antes de esto, los padres de la Orden habían realizado iglesias y edificios de otro género, con las características arquitectónicas de edificios europeos. Como ejemplo de ello destacaría la iglesia de Trinidad, en Paraguay; aunque hay que resaltar que los jesuitas no aportaron elementos propios debido a la posterior expulsión. |