Mi muerto en nada se parece
a otros hombres que tuve
bien puesto dentro de mí.
Tal vez matarlo sea un abuso.
En aquel recuento de máscaras,
siempre confundiéndome,
no distingo el muerto del vivo.
Me pongo en su lugar
sabiendo por dónde anduvo.
El cuerpo rodeado de curiosos
muchas veces mencionado,
pero el muerto en otra parte.
Todavía me excita ese hombre
como un espejo rehaciéndose.
Lo mataría mil veces.
Tal vez lo que falte a la vida
sea el deseo de tenerla,
incluyendo en ella la muerte.
Le oigo el llamado:
mi muerto me quiere así,
siempre matándolo.
[PRIMERA CAÍDA]
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