El esclavo del demonio
ANTONIO MIRA DE AMESCUA

(Pónese a dormir DOMINGO, entra DON GIL con una linterna,
halla a DON DIEGO en la escala.)

DON GIL

Esta noche para el cielo 400

un alma voy conquistando;

mas la casa de Marcelo

está don Diego escalando.

Grandes desdichas recelo

¡Don Diego!

DON DIEGO

(Temo perder 405

la gloria desta mujer).

¿Qué quieres?

DON GIL

¿Adónde subes,

piedra arrojada a las nubes

que sube para caer?

Bajen tus altivas plantas 410

movidas de torpe amor,

Nembrot que torres levantas

contra el cielo del honor

de aquestas doncellas santas.

Baja, lobo carnicero, 415

ladrón de honrados tesoros,

cobarde y mal caballero.

¿En qué alcázares de moros

estás subiendo el primero?

En un libro Dios escribe 420

a la virtud y al pecado

del que en este mundo vive,

y aqueste libro acabado

la gloria o pena recibe.

Y, siendo así, tus delitos 425

tienen cercanas sus penas,

porque son tan infinitos

que ya están las hojas llenas

donde Dios los tiene escritos.

Marcelo es árbol que pudo 430

dar el fruto que tú amas,

y si cual bárbaro rudo

le vas quitando las ramas

quedará el tronco desnudo.

La vida y honra también 435

son colunas en que estriba

su casa. El brazo detén,

déjale vida en que viva

y honra con que viva bien.

Si el cuerpo joven desalmas 440

de su hijo, y sin deshonra

su sangre tiñó tus palmas,

no le derrames la honra,

que es la sangre de las almas.

Si no hay quien quite ni pida 445

lo que no puede tornar,

advierte, ingrato homicida,

que no eres rey para honrar

ni Dios para dar la vida.

Teme a Dios, cuya persona 450

es con los hijos que trata

como parida leona,

que a quien los ofende mata

y a quien los deja perdona.

Ave es, y tus obras malas 455

se oponen contra los cielos,

siendo milano que escalas

un nido donde hay polluelos

que cubre Dios con sus alas.

Número determinado 460

tiene el pecar, y ¿qué sabes

si para ser condenado

sólo te falta que acabes

de cometer un pecado?

Ea, gallardo mancebo, 465

advierte a lo que te debo:

si en gracia de Dios estoy,

lo que te debo te doy.

DON DIEGO

Penitencia haré de nuevo.

No pienso escalaros, rejas. 470

Perdonad, Lisarda, vos.

Don Gil, trocado me dejas,

porque a las voces de Dios

no ha de haber sordas orejas.

Trae, Domingo, esas escalas, 475

y tú, que con santo celo

a los milanos me igualas,

eres cazador del cielo

y me has quebrado las alas.

(Desciende DON DIEGO y vase.)
 
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