El esclavo del demonio
ANTONIO MIRA DE AMESCUA

(Entra DOMINGO, lacayo, con un billete.)

DOMINGO

Al pasar,

éste me dio una mujer.

DON DIEGO

Aún hay sol; podré leer: 210

(Lee.)

«Don Diego, el alma se abrasa

por ti, y mi padre me casa;

mas si amor te da osadía,

ven esta noche a la mía;

me llevarás a tu casa.» 215

Cielos, dadme el parabién,

pues que mi ventura es tal

que apenas supe mi mal

cuando encontré con mi bien;

fortuna, no des vaivén, 220

ya que al mismo sol me igualas.

Trae, Domingo, unas escalas,

aunque superfluas serán,

donde favores me dan

pueden servirme de alas. 225

DOMINGO

Don Gil te viene buscando.

DON DIEGO

Azar es esta ocasión,

hallar un santo varón

que se está martirizando

al que mal está pensando 230

y al que con su carne lucha.

Amistad me tiene mucha;

uno es flaco, y otro es fuerte.

(Entra DON GIL en hábito largo.)
 
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