El esclavo del demonio |
(Entra DON GIL en hábito largo.) |
DON GIL Don Diego. DON DIEGO ¿Qué quieres? DON GIL Verte, y hablarte. DON DIEGO Dime qué. DON GIL Escucha. 235 Son amigos los consejos, unas amargas lisonjas que al alma dan dulce vida y a las orejas ponzoña. Son luz de nuestras acciones. 240 Son unas piedras preciosas con que, amigos, padre, viejos, nos regalan y nos honran. El darlos es discreción a quien los pide y los honra, 245 y es también locura el darlos si no se estiman y toman. Fuerza es darlos al amigo, y la ocasión es forzosa si al cuerpo importa la vida 250 y al alma importa la gloria. Tu amigo soy, y una escuela nos dio letras, aunque pocas; si te cansaren consejos, buena es la intención; perdona. 255 Ya tú sabes la nobleza de los antiguos Noroñas, señores de Mora, lustre de la nación española. Y ya sabes que estas casas 260 que celas, miras y adoras son desta noble familia, rica, ilustre y generosa. Tú, que dignamente igualas cualquier majestad y pompa, 265 porque es bien que los Meneses pocos iguales conozcan, cortaste la tierna vida con tu mano rigurosa al primogénito ilustre 270 que padres y hermanas lloran. Accidental fue el suceso, no quiero en él parte agora: llegó tu espada primero, fue tu suerte venturosa. 275 Cumpliste un breve destierro, que blanda misericordia vive en los pechos hidalgos y fácilmente perdonan. Los nobles son como niños, 280 que fácil se desenojan, si las injurias y agravios a la nobleza no tocan. Agravios sobre la vida heridas son peligrosas; 285 mas sólo incurables son las que caen sobre la honra. Al fin, las heridas suyas tienen salud, aunque poca; que al alma incita el agravio 290 y al agravio la memoria. Pues si este viejo no imita a la africana leona ni a la tigre remendada en la venganza que toma, 295 ¿cómo tú, tigre, león, rinoceronte, áspid, onza, no corriges y no enfrenas tus inclinaciones locas? Busca el bien, huye el mal, que es la edad corta, 300 y hay muerte y hay infierno, hay Dios y gloria. Si con lascivos deseos de Lisarda te aficionas, y en ella pones los ojos, la pasada injuria doblas. 305 A un agravio habrá piedad; pero a más, está dudosa; que aun a Dios muchas ofensas rompe el amor si se enoja. Teme siempre el ofensor 310 si el agravio le perdonan, que su justicia da voces y el rigor de Dios invoca. Refrena, pues, tu apetito, porque es bestia maliciosa 315 y caballo que no para si no le enfrenan la boca. Si aspiras a casamiento, pretendan tus ojos otra, porque no habrá paz segura 320 si resulta de discordia. De largas enemistades vienen paces, pero cortas, porque es pasar de odio a amor jornada dificultosa. 325 Quien reconcilia enemigos madera podrida dora y al temple pinturas hace que fácilmente se borran. Busca otros medios suaves 330 si pretendes paz dichosa, y sobre basas de agravios colunas de amor no pongas. Busca el bien, huye el mal, que es la edad corta, y hay muerte y hay infierno, hay Dios y gloria. 335 DON DIEGO Predicador en desierto, hora es ya que te recojas. DON GIL Quien hace mal, aborrece la luz y busca la sombra. Corno la noche ha venido 340 a tu gusto, tenebrosa, quieres que solo, te deje. Líbrete Dios de tus obras, Él corrija tus intentos, Él te inspire, y te disponga, 345 y Él no te suelte jamás de su mano poderosa. (Vase.) DON DIEGO Dichoso tú, que no sabes de pasiones amorosas; no conoces disfavores, 350 desdén y celos ignoras. Y desdichado también, pues los regalos no gozas del amor que en nuestros ojos tiende su red cautelosa. 355 |