ALFONSO PEÑA
SILA CHANTO: y su rabdomancia visual
Sila Chanto (Costa Rica, 1969-2015) fue una grabadora costarricense, en su trabajo se encuentran las “especulaciones filosóficas, la metáfora urbana, la poesía iconoclasta e irreverente, la inmersión histórica, el lenguaje lúdico, el humor negro que de una u otra forma permea sus propuestas visuales y su escritura”. Wikipédia.
A Ana del Barco
Las incógnitas que proponen las obras de Sila Chanto (1969-2015) son –unánimente– alteradas, como los materiales y las diversas técnicas que utilizó la artista. Sus fusiones, los elementos gráficos, sus ensambles, instalaciones, dibujos, textos teóricos y el poema-imagen, tienen raíces profundas en sus lecturas y experimentos de taller. El tratamiento del cuerpo, la función de la mujer en la sociedad y el desequilibrio ambiental están presentes (invariablemente) en sus creaciones.
No fue una artista aislada entre cuatro paredes, o confinada en una lúgubre torre de basalto. Todo lo opuesto: su energía creativa la llevó a fundar diversos grupos de artistas, de hacer sinergias con los actuantes/participantes, con los espectadores que asistían a sus performances, y a los proyectos que desarrollaba con otros artistas y colegas.
Chanto, convirtió “la provocación” en su arma favorita. Su estética era osada, vanguardista, y estaba en combate frontal contra lo frívolo, lo maniqueo, el “egocentrismo decadente” y “el machismo irreductible.”
Son célebres sus trabajos colectivos: El muro; Cadáver exquisito; Consuma Kilo-arte; Los caídos. En la creación de estos “montajes”, la artista ponía en práctica su ingenio y las diversas mancias que manejaba con destreza y lucidez.
En el 2000, coincidimos en La Bienal de La Habana. En ese magnífico evento internacional, producido y organizado por la Fundación Wilfredo Lam, Sila participó con la performance El muro. La instalación estuvo conformada de una impresión en gasa de ochenta metros lineales por ambas caras y que ocupaba una altura de más de dos metros; la gasa, como soporte. La artista nos comentó, que durante todo un año recibió en su taller a decenas de personas que le “modelaron” e hicieron sus respectivos aportes: gestos, piruetas, anécdotas, siluetas. Su intención era formar un “muro de orinantes masculinos”, como una representación de demarcadores del paisaje. Su metáfora era novedosa y agresiva. Para los espectadores insulares, aquella propuesta, estuvo dominada por la polémica; algunos, no aceptaron su “filosofía”, sin embargo, no podían obviar “la calidad” del segmento estético y conceptual. Durante varios días, en unión de otros artistas de diversas nacionalidades –participantes en La Bienal–, tuvimos la oportunidad de tener amplias y salpicadas conversas, siempre animadas por su verbo penetrante. Cuando se pasaba frente al antiguo Morro (lugar donde se erguía y desplegaba El muro), quedaba la sensación de “mirar” una tapia transparente, un laberinto de suave arena, una empalizada fantasmagórica, abstracta y desbordada de tonos nazareno, negro, ocre, bermellón…
Con Sila, mantuvimos un intercambio muy emotivo y creativo. A lo largo de los años participó en muchos de nuestros proyectos editoriales, gráficos, performances, y lecturas de poesía. Con frecuencia conversábamos, acerca de la función del libro como fetiche de consumo. Fue una artista autocrítica, mordaz, inquebrantable; se oponía por completo a la vanidad de publicar libros solo para “masajearse” el ego. Ella admiraba y valoraba a los grandes creadores que publican solo libros “necesarios e importantes”; los que aportan “algo trascendente” a la literatura. Entre café y café, hablábamos de Carlos Martínez Rivas, El Conde de Lautréamont, Eunice Odio, Juan Rulfo, Emily Brontë, Margareth Mitchell, entre otros. En cierta ocasión, con un tono divertido, señaló, que le gustaría hacer una antología con los escritores de un solo libro; en contraposición con los poetas “obsesivos” y “vernáculos” que publican libros cada año, o quizá, hasta tres libros por año.
Parafraseando a Sila: “Me preocupé más por escribir que por publicar en un medio que le da tanto protagonismo al término ‘editado’, al ámbito de ‘show’ y al divismo editorial…”
Sila, ejercitó su escritura a lo largo de treinta años y su obra poética que está configurada de 5 o 6 pequeños poemarios –bien cuidados y equilibrados– quedó inédita, como ella, lo prefiguró.
En mayo del 2008, en complicidad con el escritor y editor, Tomás Saraví, invitamos a nuestra artista a integrar la Colección Manija. Tomás apuntó en el pórtico de la edición: “Tres atributos –entre muchos más– se unen en Sila Chanto: una dinámica (y atractiva) obra literaria; maestría indudable de su producción plástica (con aventuras increíbles en su difusión planetaria) y una admirable formación teórica. Y esos tres planos se yuxtaponen entre sí, se retroalimentan, se enriquecen. Por tal causa, este manojo poético, posee un atractivo intelectual indudable.”
Leamos, pues, estos poemas, como si escucháramos, una melodía estupefacta, una composición serpenteante, intuitiva, cósmica, y no le digamos adiós a la poeta, sino hasta siempre.
ADIÓS A LA MÚSICA
SILA CHANTO
PRÓTESIS
Si las palabras no llegan
no me preocupo
su espera es monolítica
me preocupo
eso sí
si es el silencio
el que se demora.
COBAIN
Courtney Love
la viuda
odiará seguramente con el más puro de los sentidos
posará para alguien que hará clic
y tendrá fama
quizá otro tipo de fama
conjeturo:
el muro es el lugar donde el horizonte se termina
nuestra mayor diversión
será estrujarnos contra la pared
y darle la espalda al mundo.
MARLENE O LA OTRA LOLA
Marlene es Lola
despavoridas
las otras lolas tiemblan
abren la boca cantan y desafinan
no llegan a superar su mitología travesti
la masa de Paco en la mesa las espera
JANIS DOBLEMENTE JANIS
ha pasado un tren sobre nosotras
y a mi izquierda Janis canta
sin embargo
el viaje accidental
pero ominoso
se ha callado
su voz amuralla
y solo nos levantamos del riel
para ver morir en la indolencia
su grito más profundo
SOUVENIR de MARCUS
¿Cantaba Marcus en el hipotético
trasatlantico panafricano
su devocionario de memoria?
dice alguien
en la casa vieja
que también fue Africa
ahora estos negros de Jamaica
que hablan del Black Power
me venden como souvenir:
la camiseta blanca
del black star line
ADIÓS A LA ÓPERA
Sobre el hastío y los gorgoritos
Siendo el arte estilización de la vida
y no la vida
y a veces
no algo
que se le parezca
debo esforzarme
por separar
la imagen
de lo que significa
y
ver
a través
de otra mirada
sin detenerme en el defecto
del escenario, de la luz y el traje
en las damas que pavonean
su euro-céntrico vestido
demasiado mulatas
para ser creíbles
el arte
no se parece
a la realidad
quizá tampoco debería parecerse
sin embargo reclamo
esta lejana entretención
en la abundante cintura
de la estrella
que canta
cruzo
la línea de lo creíble
obvio las formas y apelo
a una intención muy lejana:
a los postulados
y no a los decorados
al arquetipo y no al cuerpo real
jamás la obesa manifestación de la gula
para creer
que la impecable gorda
sonrosada
se desdibuja
y
sufre
aunque sin duda
desayuna en medio de sus rigurosos gorgoritos
luego se prepara
como las mejores mujeres de las ópera
para morir en cualquier parte del escenario
todas las noches mecánicamente de tisis
me toca imaginar su palidez
unos zapatitos pequeños
fluyendo en el escenario
la delgada proporción
su correcta debilidad
su frágil cintura
en lo más patética
naturaleza obstruida
sin restaurar
se desborda
como el siglo
en sus intensas luchas
por ganarse un lugar como mujer
mientras ratifica el más vaporoso de los clichés
la gorda canta hasta morir como una dama
sus pulmones fuertes fingen una opresión y cae
se desmaya redondamente sobre el suelo
el público se emociona
se divierte
llora
se incorpora
con su corsé de spandex
resucitada hace una reverencia
acepta las flores
y los aplausos.
PARED de CALLE 15
Esta pared nunca fue blanca
fragmentaba la casa
y la niña
desplomada
la casa cayó
quedó en pie como un telón
una mampara
una subdivisión innecesaria
para recordar que
ahí estaba la viga
por ahí el centro del hogar
la lavadora inmaculante
perfecta para gente que cena
todos los días con modestia
la pared sola
no tiene objeto
no vale nada
nunca vino Basquiat a rayarla
yo recuerdo esta pared
resistiendose a caer en el combate
de la reurbanización
la masa familiar
ha mudado su salón
a otro lugar de la nostalgia
POEMA DE LA SOBERBIA
Ella baila frene al futbolista
él la aparta la desprecia
mira por la televisión
a veintidós hombres
en calzoncillos
que se tiran
la pelota
ella
no se da
por aludida
como una oveja
mueve su piel trasquilada:
muñeca de porcelana blanda
embutidos ego y pechos no caben
en el vestido ridículo de femme fatal
sus tacones se quiebran
ella se deforma
en una caricatura
de falsa reinvidicación
insiste
mueve la cadera
en ceremonial lamentable
se expande no cabe en ella
hasta que una mano
compasiva
la detiene
la temeraria
se transforma
y hoy resulta incorrecta
innecesaria
superada
sin embargo
se imagina superior
y no comprende
por que no es
la elegida
dispara
contra todas
las mira con envidia
las odia y quiere matarlas
ÉPICA
odio que es proyección
de su vocación suicida
su masa se retuerce
espera ser redimida
y muere un poco
como siempre
cuando
mata
en su ritual
no deja de reir
como si experimentara
un gran dolor desde el voluptuoso
remanente de grasa
pero su risa falsa
en el fondo
es
extraordinariamente auténtica.
EL PREMIO MÁS BONITO: SER DE ORO
SILA CHANTO
Me sorprendió la tarde del lunes, a eso de las cuatro en el café donde hago una pausa para reponerme después de las sesiones clínicas, una camarilla de amigos que venía a compartir un ratito conmigo; ya que ubicarme no siempre es fácil en esta nueva etapa, paso de largo por inauguraciones, ponencias, presentaciones o sitios de socialización donde antes era asidua. Ahora que las tardes a veces ofrecen esa oportunidad de los oasis, me senté en la mesa de siempre, esperando mi pedido: emparedado de ensalada y café pequeño en su tacita desproporcionada que no se deja muy bien tomar por la oreja. Es mi pedido de siempre que me ahorra mucho aire, muchas palabras. A la empleada en el mostrador le digo: “lo de siempre”, y ella entiende, ya sabe que soy un animal de costumbres que además vuelve un poco cansada después del tratamiento.
La camarilla llegó, era la pandilla de Barrio Amón o Barrio Amor, como solían decirle hace un tiempito algunos otros que también pasaban por ahí, algunos ya idos a otras dimensiones, algunos idos a otras calles o cuadras, algunos idos en sí mismos, pero todavía con un apego por el lugar, con una cercanía a un territorio: la Galaxia Andrómeda y sus alrededores. Llegaron, como suelen llegar, como una bandada galáctica aterrizando en mi mesa, pero sobre todo en los recuerdos, en años, no sé, quizá dos o más décadas de verlos por todas partes, de habernos cruzado en tantos eventos, de haber consumido sus obras, sus pinturas, sus instalaciones, sus declamaciones, sus cuentos, sus anécdotas.
Llegaron, pero eran más de los que esperaba, así que pensé de inmediato que nos quedaba pequeña la mesita predilecta, habría que sumar más espacio, por lo que se unieron dos mesas redondas que en una vista aérea habrían dibujado el signo del infinito. Las tazas llegaron poco después y una vez servidas todas las peticiones gastronómicas, la sorpresa de su visita, se vistió de otra sorpresa: la entrega del Tercer Premio “Ser de Oro” otorgado así no más, sin ningún tamiz de objetividad alguna, solo por el placer de entregar un premio a un ser, de compartir la alegría y el respeto por la vida, por la obra, por simplemente, estar ahí, en posición de recibirlo, una tarde de mayo, puliendo los minutos con la alegría de los encuentros.
Doblemente honrada, agradezco la visita. Ya era un honor en si mismo, para mí, que gente de tanta alcurnia espiritual, emocional y mental quisiera sentarse alrededor de mi mesita predilecta en el café de siempre, sino que que además, tuve el honor de recibir un galardón de su parte. Conceptualizado y producido por Fabio Herrera hace muchos años, en presencia de la cofradía que podría ser una variación de la Logia de los Búfalos Mojados, sus leales camarillas los artistas Mario Maffiolli, Alfonso Peña (Primer premio Ser de Oro), Audie Rafael Chamorro, el poeta Billy Saénz (Segundo Premio Ser de Oro), y quien por casualidad se nos unió también aterrizando de su galaxia el amigo y artista Walter Rojas, junto, a la notable y solidaria compatriota la traspor-artista Ana del Barco junto a su barco de memorias. De alguna forma su presencia convocaba a otros, a otros espíritus que nos han vinculado, que forman parte de los recuerdos, y por qué no, de esta especie de cofradía de seres dorados.
El premio viene representado por un objeto extraordinario, un grabado de Fabio Herrera, impreso en tinta de oro, para que no quede duda que esta tarde ha existido, que es tangible, que no es una alucinación. Me quedo con el premio, muy alegre, con una marca en el alma y mi agradecimiento por sus atenciones, su cariño y su respeto -el cual es mutuo- haciendo de la mesa de siempre, un símbolo de la eternidad, una certeza de que se existe, de que existimos y de que en nuestro paso por esta vida -como me lo estaba preguntando- algo anterior a este momento ha valido la pena; ha tenido sentido pasar por donde he pasado para llegar hasta aquí, para tener este abrazo fraternal que se desborda, para ser premiada con esta joya, que es la oportunidad de los grandes, grandes encuentros.
A todos los que llegaron y los convocados emocionalmente, mi abrazo, mi cariño, mi corazón siempre en diáspora por el mundo, en pequeños fragmentos en las almas de los amigos, donde se puede ser feliz, así en el instante menos planeado, mientras afuera, detrás de la ventana la vida sigue a otro ritmo, nosotros celebramos a ritmo del corazón. Muchas gracias, por el premio más bonito.
Sila Chanto . Mayo, 2013.
TRABALHOS DE SILA CHANTO PARA «NOCHES DE CELOFÁN»,
LIVRO DE ALFONSO PEÑA
©REVISTA TRIPLOV DE ARTES, RELIGIÕES E CIÊNCIAS
série gótica. outono . 2018