El diablo vive sólo

 

TRIPLOV.COM MATÉRIKA SURREALISTA
FLORIANO MARTINS (POESÍA) & NICOLAU SAIÃO (ARTES PLÁSTICAS)


 

EL DIABLO VIVE SÓLO

¿Habrá un verbo dentro de otro que lo contradiga?

¿Una locución de engaños que acuñe monedas de una sola cara?

El vestigio del dolor acaso no será dolor suficiente?

¿Por dónde nos deshacemos de la astucia de la memoria que porfía en doler?

Voces grabadas bajo tortura no son enigmáticas: son sólo dolor,

el dolor más sangriento y dilacerante que se pueda imaginar.

No están dichas en otro idioma o de atrás para adelante,

como si fuesen registros demoníacos candidatos a exorcismo.

¿Cuál será la tercera orden menor de la desesperación de quien sangra bajo tortura?

Para nosotros que asistimos a todo impasiblemente ante el telediario,

¿cuánto exactamente duele la memoria disipada a cada nueva edición diaria?

Si tortura es sólo lo que se siente, estamos dispensados del dolor.

Que la memoria se calle. Nada nos duele. No necesitamos saber nada.

Dios se instala en el más absoluto vacío y el Diablo vive sólo en la choza de la memoria.

Traten de no acordarse de nada, y todo estará bien.

 

MONSTRUOS DE LA AUSENCIA

Ni bien la carretera vacía nos interpela: – ¿No hay nada por detrás de lo que ves? ¿Con qué explicas tu ausencia de ti? ¿Cuál es la forma de tu abandono, si no comprendes el revés del mundo? Peces que también son agua y noches silenciosas de la pesca como describen sus vísceras… ¿Cuántas almas perdidas están presentes en tu vida protegida por lo visible? Alguien cercado por los santos no es un bendito sino un ciego. Sin la ferocidad de la duda no encontramos paz en aquello que somos. ¿A qué clase de infierno condenamos a los enemigos si no creemos en esto? No hay una carretera vacía. Lo que vemos aún no despertó de su ausencia.

 

CATÁSTROFE REAL

Cuando un penitente embiste contra sí mismo

no es exactamente para librarse de una tentación externa,

sino del infierno que hay en su íntimo.

El hombre es fruto de lo que crea en su mente.

En la realidad, el mundo es muy simple.

La exploración del deseo es lo que da oportunidad a esos monstruos tan hábiles.

Y a nuestra idea de catástrofe le encanta ver el eje dislocado,

de un día para el otro, en un telediario cualquiera.

Víctimas aquí o allá, pero siempre víctimas.

Las víctimas no son reales. Sólo el telediario es real.

 

FIGURA DESAMPARADA

Tu figura me huye,

como un labio asustado por el toque,

un tendedero de sueños cuya apariencia no se deja imprimir.

De un momento para otro la memoria improvisa su ruina,

y tu figura me huye.

No sé adónde me lleva y dudo que llegue a saberlo.

Te busco en toda mi piel, me toco en lugares vacilantes y un lapso de dolor me dice que ya no estás.

Es una rara manera de percibir la ausencia del amor.

Por impreciso que sea el tiempo, algo me dice que estabas aquí ahora.

Sin embargo tu figura me huye.

Hace poco toqué tus pelos en un regocijo desbordante y reímos de tu desnudez vagando por los límites de nuestra mirada.

Sabíamos que el amor fue excluido,

por todas partes,

extensos corredores de naufragios y desamparos.

Ya no se puede hablar de amor.

E incompatibles con el propio tiempo reíamos dentro de una desnudez que era el propio descubrimiento del salto, del abismo, de lo inesperado.

Sin embargo ahora tu figura me huye.

Sin que ya nada en mi vida se interrumpa.

 

DISFRAZ DE LÍMITE

No había nada dentro de la noche: túmulo,

éxtasis, sexo mordido, luz esquiva,

pasión emboscada, un triste suspiro fuera de órbita.

Ciertas noches se multiplican de pie

sobre la extensión de sus propias formas

y no nos dejan entrar sin que vaciemos

los bolsillos de la ilusión.

Por más

que vaguemos por allí no hay nada:

memoria molida, desengaño, lujuria ahogada,

dolor, una tensión mínima que ligue un desastre a otro,

al menos que asuste sin motivo alguno,

ningún disfraz de límite. ¿Cómo soportar

algo que no va más allá de sí mismo?

¿Pero cuántos hemos ido?

Tallar sombras

es una frustración del arte. No se desnuda lo otro,

nada se disloca, de caída en caída,

silencio en silencio, vacío en vacío.

No veo nada de mí en mi tiempo, dice

el tallador, al toser y victimarse por dentro.

El arte nunca acepta la propia avería.

Sabemos que hay fantasmas suficientes

para que ninguna noche se sienta sola.

Para muchos el espejo no es más que un muro.

 

FÁBULA DE LA MORAL Y LA JUSTICIA

¿Dónde van a parar la patas caídas de una vieja mesa? ¿Habrá un otoño para las flores de plástico? ¿Dónde invernan los animales rellenos de paja? ¿En cuántos tropiezos el hombre explica lo que pretende de sí? Por una única razón estamos cada vez más distantes de esas respuestas: no tenemos que responderlas. Se trata de una subversión en la mecánica de la duda. Y una obsesión por escudriñar el misterio. Sí, aunque muy confusamente: ¿por qué indagamos sobre todo? Veríamos entonces que no, que estamos viciados por media docena de inquietudes. ¿Cuáles son los recursos estilísticos del centinela? Las aflicciones aumentan a medida que la esperanza nos distancia de lo que somos. ¿Qué pregunto? ¿Qué respondo? La locura se divierte con esas confidencias aturdidas. La moral y la justicia se basan en ese juego. Nada más irrestricto en el hombre que la ignorancia.

 

HACIA DÓNDE

La muerte es una estatua.
Francis Picabia

Hacia dónde vamos nada tiene principio.

Una mínima noche se agota en sí misma.

Toda historia se desvanece con el poniente.

Caminamos por las calles de un desierto donde el silencio no se enfurece con la ausencia de memoria de la inmensidad que se ocupa de nuestros gestos más fugaces.

Tú no estás aquí para decir que siempre me amaste.

No hay nada más desconcertante en el olvido que los rumores de otra existencia.

¿Cuánto de lo que jamás fuimos cargamos dentro de nosotros como una señal de indiferencia?

Apenas pronunciamos los vislumbres de la identidad.

Hacia dónde vamos ninguna imagen nos reconoce.

La neutralidad absoluta en todos los idiomas.

No me esperes para romper el lacre de tus inquietudes.

El infortunio transita como una ofrenda insospechada.

Todos somos las piedras marcadas de un juego que no se completa.

La morbidez ama sus luces decaídas.

Leemos complacientes las crónicas que nos encharcan de verosimilitud.

La realidad no tiene la menor idea del papel que desempeña en nuestras vidas.

Seguimos camino a un lugar donde el caos se rehace considerando la averiguación de los hechos.

No me revelarás nada que yo no tenga claro.

Libre de los destrozos sentimentales.

Libre de los pronombres personales.

Nos alejamos de la clandestinidad ciudadana en que la ficción nos vició.

No hay lugar para lo que no sea la blanda arena de la escritura de los misales ante el bostezo del mar.

Lo que hay de lícito en la belleza no depende de su edad.

Mi angustia quiere estremecerse en tus manos.

Corta el cerco.

Rasga el bloqueo.

No tienes que estar aquí.

No puedes amarme de esta manera.

Hacia dónde vamos nada será demasiado.

Soportarás el mundo absolutamente correcto en descripciones de caminos que no se repiten y ansias al fin concretadas de no volver jamás a tocar cualquier asunto.

El amor estará muerto cuando deje de repetirse.

No recordamos un engaño cometido ahora.

Ni sabemos lo que es cierto.

Es posible que un día un poeta haya escrito que la muerte es una estatua.

La ficción se convirtió en la única convicción de que la realidad no puede ser molestada en sus caminos sin ningún principio.

No me amaste hasta aquí sólo para escribir un libro.

No tenemos ninguna idea precisa de lo que somos.

 

EL NEGOCIO DE LAS CAÍDAS

Hay un modo de caer que el abismo recrimina: cuando la caída se inscribe en un torneo. Como si el infortunio cobrase agio por su desaliento asistido. El hombre ya no soporta ninguna clase de padecimiento propio. Que toda la agonía sea ajena y las entradas facilitadas para evitar colas y el apretujón de alguna infelicidad fuera de curso. ¿A quién más le importa si la verdad le falta, si hay un precio de ocasión para todo? El abismo entonces que se adapte a nuestro nuevo medio de vida, con altísimas promociones en el negocio de las caídas.

 

LA ESFINGE SORDA

El cuerpo de la escritura se deshace en mis manos.

¿Arte es descomposición? ¿Qué creencias tiene

el artista en nuestros días? ¿Qué idea se hace de sí,

mientras crea como si devolviese algo a su dueño?

Cuerpos cercenados del lenguaje que provee

los temores de primer orden: poder, poder,

poder -en copias siniestras de un miedo clásico:

perder la razón. Mas si ya se deshizo del motivo,

de la ciencia, del argumento, ¿qué clase de razón

aún cree conservar en sus entrañas? ¿El principio

de ese arte no sería más que un marco, en que

lo real es deformado para caber en su medida?

Claro que no. Así le estaríamos devolviendo causa,

enredo, juicio -todo lo que más teme el arte.

 

UNO EN EL OTRO

De noche busco refugio en tus ojos. No recuerdo si pasan las horas. Es siempre difícil encontrarte, porque ya no estás donde la noche anterior. ¿Por qué son huidizos los abrigos? Tus ojos me protegen del mundo, hasta cuando me miras como una muerta silenciosa. Todos los riesgos danzan y no se puede morir si no cantando. Pero cuando te busco ya no estás. ¿Qué amparo pretendes, si encontrarte es tan delicado como morir? Siento tus dedos descifrando la muerte en mi cuerpo. No protegí el refugio como debía. Hay una nueva noche encantadora y distante de ti. Mi mirada atenta al toque de tus dedos. Ya no busco sólo placer en el espejo. Me recorro indefinidamente, por donde andes. No importa la distancia: nos escribimos, uno en el otro.

Traducción del portugués Marta Spagnuolo


Floriano Martins (Brasil, Fortaleza, 1957).
Nicolau Saião, (Portugal, 1946).


TRIPLOV.COM MATÉRIKA SURREALISTA
Matérika – Revista de Arte e Literatura:
http://www.revistamaterika.com/es_materika_13/home.html

REVISTA TRIPLOV  . SÉRIE GÓTICA . VERÃO DE 2018
PORTUGAL