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REVISTA TRIPLOV
de Artes, Religiões e Ciências
Nova Série | 2011 | Número 22
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ROLANDO
REVAGLIATTI
Familia
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EDITOR |
TRIPLOV |
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ISSN 2182-147X |
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Contacto: revista@triplov.com |
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Dir. Maria Estela Guedes |
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El hermano, vistiendo sólo un
pantalón vaquero, dispara balas de fogueo a la hermana, quien, cubierta
con sólo una camisa vaquera, dispara al hermano balas de fogueo. Ambos
con escopetitas, hermosos, tostados. Eternamente veinte años. Se
esconden detrás de árboles y matas. Apenas agitados, cesan de disparar.
No hay viento. El efluvio solar envuelve al hermano y lo constriñe:
—A mí se me mezcla, ¿no?... Se me
mezcla. ¿No? Es como que no es de una sola manera. Se me mezclan...
así... digamos... emociones... impresiones... y una especie de
objetividad que se me aparece desde mi edad actual, desde las cosas que
fui descubriendo. Era... muy caliente. Muy caliente. Quiero decir, muy
de tener las manos calientes... siempre. Muy como implacable. Cariñoso.
De estar siempre detrás de... del... del demostrar su cariño. Por ahí
pienso que en realidad estaba tan... tan... tan desoladoramente
necesitado de que... le dieran y estuvieran mucho con él
demostrándole... que...; tal vez, todo lo que él hacía era para que le
devolvieran... para... como si dijéramos para... provocar una suerte de
inducción... a ver si yo me volcaba hacia él, a ver si era más expresivo
con él, más comunicativo, más... más de ir a buscarlo, más de jugar con
él, más de demostrarle que lo quería, o que era bueno que estuviera o
que existiera, que fuera mi papá... Eh... Pienso ahora que... es más
esto último, ¿no? Esto de... de... necesitar recibir... Y esto es cada
vez más claro si advierto qué cosas empezó a decretar alguna vez, no sé
cuándo. Empezó a decretar cosas tales como... besos... El debía ser
besado por mí, al despertar... al saludarlo, al... decirle buen día. Y a
la noche tenía que besarlo y decirle hasta mañana, que descanses, y era
así... era por decreto. Yo... tal vez nunca lo he pensado antes que
ahora mismo, y tal vez hay algún contenido secreto en esto que acabo de
pensar, pero quizá, después, o antes, o igual que su madre, que a su
madre, quizá, a quien más quiso o quiere, en toda su vida, es a mí.
Lejanos, con lentitud, paseando,
avanzan los padres. La madre, tomada del brazo del padre. Trae una
cartera. Son llamados al unísono por los hijos, que se acercan.
La hermana: —¡Mami!...
El hermano: —¡Papá!...
Al ser requeridos y tras un instante
de vacilación, intentan acudir hacia el hijo por el que han sido
llamados. Se topan de frente, chocan entre sí, seca y absurdamente.
Caen. Muertos. Los hijos se aproximan a los cuerpos. Ella toca al padre
con el caño de la escopeta. El se agacha. Mira en detalle a los padres,
sin tocarlos. Deja su escopeta en el suelo. También la hermana deja la
suya en el suelo, y agachada, mira en detalle a los padres, sin
tocarlos. Se arrodilla y mira al hermano, quien levanta un pie de la
madre. Lo apoya con suavidad en el suelo. Levanta un pie del padre. Lo
apoya con suavidad en el suelo. Ella coloca los cuerpos boca arriba. El
levanta la cabeza del padre. La apoya con suavidad en el suelo. Ella
empuja con la punta de sus dedos la cabeza de la madre hacia uno de sus
lados. Toca la nariz, los párpados, las orejas de la madre. El pone sus
manos sobre las rodillas de la madre. Ella toma una mano del padre y la
coloca sobre el abdomen de éste. Se acerca. Lo huele. El hermano mira a
la hermana. Toma una mano del padre. La levanta y la deja caer. Levanta
un pie de la madre y lo deja caer. Huele al padre. Huele a la madre. La
hermana pone su cara sobre el hombro de la madre. El hermano hunde sus
dedos en el busto de la madre. La hermana coloca el dorso de su mano
debajo de las fosas nasales del padre. Palpa el antebrazo del padre.
Besa la frente del padre. El hermano abre la cartera de la madre. Extrae
una tijerita. Corta la corbata del padre, dejándole el nudo en el
cuello. Mira la parte cortada, la alza, la tira. La hermana abre la
blusa de la madre. Toma de la mano del hermano la tijerita. Corta un
redondel de género de la enagua de la madre, que deja descubierto el
ombligo de ésta. El pone su boca en el ombligo. Sopla. Se aparta. Mira a
la hermana que, a su vez, lo mira. Vuelve a poner su boca en el ombligo
de la madre. Sopla. Se aparta. La hermana se incorpora. Se para sobre
los muslos del padre. Luego, lo descalza. Le saca una media. Le pone la
media entre los dedos del pie. El hermano extrae de la cartera un osito
a cuerda. Le da cuerda. Lo acerca a un oído de la madre. Le descarga la
cuerda. Vuelve a darle cuerda. Lo coloca sobre el pecho del padre. La
hermana le saca a la madre el pañuelo de seda del cuello. Le envuelve la
cabeza. Los hermanos desabotonan las prendas de los padres. Las rompen
con las manos y con la tijerita. Huelen los cadáveres. Se miran.
—Pero... pero... —dice la hermana—
¡pero no... suenan!...
Atardece rápidamente. |
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Rolando Revagliatti
nació en 1945 en Buenos Aires (la Argentina), ciudad en la que reside.
Su quehacer en narrativa y en poesía ha sido traducido y difundido a los
idiomas francés, vascuence, italiano, asturiano, alemán, catalán,
inglés, esperanto, portugués, maltés, rumano, búlgaro y neerlandés. Uno
de sus poemarios, “Ardua”, ha sido editado bilingüe
castellano-neerlandés, en quinta edición y con traducción del poeta
belga Fa Claes, en Apeldoorn, Holanda, 2006, a través del sello Stanza.
Ha sido incluído en más de cincuenta antologías y libros colectivos, la
mayoría de ellos de poesía, en la Argentina, Brasil, México-Chile,
Panamá, Estados Unidos de América, Venezuela, España, Alemania-Perú,
Austria, Italia y la India. Obtuvo premios y menciones en certámenes de
poesía de su país y del extranjero. Fue el editor de las colecciones “Olivari”,
“Musas de Olivari” y “Huasi”. Coordinó varios Ciclos de Poesía, así como
la Revista Oral de Literatura “Recitador Argentino” y otros eventos
públicos, solo o con otros escritores. Coordina talleres de escritura.
Ha sido colaborador en más de seiscientos periódicos, revistas y
colecciones de plaquetas, cuadernos, murales, etc., de la mayoría de los
países de América y Europa, así como ha dado recitales en innumerables
propuestas públicas. Su narrativa, piezas teatrales y poesía se
socializa en revistas y boletines electrónicos, bibliotecas virtuales,
sitios, blogs, etc. En soporte papel publicó desde 1988 dos volúmenes
con cuentos y relatos: “Historietas del amor”, “Muestra en
prosa”; uno con su dramaturgia: “Las piezas de un teatro”;
quince poemarios: “Obras completas en verso hasta acá” (tres
ediciones), “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):” (dos
ediciones), “Trompifai”, “Fundido encadenado” (tres
ediciones), “Tomavistas” (cuatro ediciones), “Picado
contrapicado” (dos ediciones), “Leo y escribo” (tres
ediciones), “Ripio” (tres ediciones), “Desecho e izquierdo”,
“Propaga”, “Ardua” (cinco ediciones), “Pictórica”
(tres ediciones), “Sopita” (seis ediciones), “Corona de
calor”, “Del franelero popular” (dos ediciones), además de
“El Revagliastés”, antología poética personal y “Revagliatti –
Antología Poética”, con selección y prólogo de Eduardo Dalter. Sus
libros han sido editados electrónicamente y se hallan disponibles, por
ejemplo, en
http://www.revagliatti.com.ar. Cuatro poemarios suyos, inéditos en
soporte papel, “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo”,
“Infamélica”, “Viene junto con” y “Habría de abrir”,
cuentan con dos ediciones-e de cada uno: en PDF y en Versión FLIP (Libro
Flash). Es posible acceder a “Picado contrapicado” en html en
http://rolandorevagliatti.blogspot.com, integrando la colección de
Editorial Alebrijes. Sus 185 producciones propias en video, todas ellas
debidamente diseñadas y editadas, se encuentran en
http://www.youtube.com/rolandorevagliatti. |
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© Maria Estela Guedes
estela@triplov.com
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