MANSION ARTAUD / EL NIÑO Y LOS SORTILEGIOS
TEXTOS E IMAGENS DE MANUEL LOZANO
30-08-2003 www.triplov.com
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EL NIÑO Y LOS SORTILEGIOS



Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Apocalipsis, 21:4



























PLEGARIA





Crucificado en el árbol de la ciencia del bien y del mal,

adormezco el llanto con rumores

que obstinan mi oficio de profanador.

Quítame el reflejo de este aparecido.

Herrumbrosa azucena, no dejes caer

la lúcida sangre del crimen.

En tu cueva de ahogados, él se viste de luto.

¿Cuándo bajaremos?

En el declive encuentras el trébol venenoso,

los postigos raídos de esa puerta

que ya nadie abrirá bajo guirnaldas.

Linajes de fragmentos quemados

colocarían sobre el pedestal de la separación.

El labrador invoca la sombra derretiéndose

en las patas del lobo.

Nunca lo pliegues contra tu áspera carne de Adán.

Fueron largos años de exilio y migraciones.

¿Quién canta entonces prosternado en el jardín?

¿Y quién se trepa a su lápida futura

con el viento feroz entre los médanos?

Déjame la intemperie, la incerteza lujosa

del vuelo de la herida.

Arrópame en ese traje de lastimaduras.

¡Que no vean los gusanos a trasluz del rocío!

Hijo del desierto me llamaban.

Desfigúrame con alacranes de seda.










REPRESENTACIÓN DEL ÚLTIMO E INNOMINADO



Ha dicho:

-Hijo, un animal demasiado

solitario se come a sí mismo.

Sara Gallardo, Eisejuaz


A Antonia Lloret Hernández


Sigue al que camina tras la herida.

Observa al que camina con las manos oscuras.

Sobre su propia boca un corazón

nacido para ser destrozado con jirones de escarcha,

pronunciado ante el lince de la misericordia,

dice el amor.

¿No era espléndido el castigo en ese incendio?

Horus de los dos horizontes,

Har-em-akhet al borde de un precipicio,

Señor de la roja Athribis,

Har-hekenu con tu enigma rojo

en cuevas de la araña,

Resplandeciente sin orillas,

Reminiscencia del sol ciego,

Sumergido entre las plumas de Orión,

Envuelto en la piel quieta de Su Rostro,

bienvenido a esta tierra.

El cráneo de tu hambre

diviniza la mansión que fulgura.






Madrid, 14-IX/Granada,

24-IX-2001