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Georges Schehadé |
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POEMAS |
En principio detrás de las rosas no hay manos
Hay un niño que tiene ojos atormentados |
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Mi amor maravilloso como la piedra insensata
Esa palidez que tú juzgas ligera
Tanto te extravías de mí para volver
A la hora en que el sol y nosotros dos hacemos una rosa
Nadie ha debido encontrarla
Ni el cazador furtivo ni la esbelta amazona que habita
Las nubes |
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Que yo esté allí y todo habrá concluido
Aunque me extravíe
El mal a sus pies es un río muy largo
Ella vela mi pecho dulce
Los ojos salvajes los ojos del cielo
Y el agua eterna está sobre las mesas |
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Como el pájaro que vuela en la iglesia de mármol
A causa de tu memoria te llamaron Muerte
Ye he dicho de no dar ninguna pena a las hojas |
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El viento sueño principal de los amantes
Ni el niño de tus párpados
Muchacha tan alta como los árboles
A causa de una pena sin rostro
El vino la tristeza y la noche |
Mi madre que era más poeta que yo
Mi madre escribía a su hermana:
Como una tierra la voz es dulce
En su mejilla una rosa en su mejilla un libro |
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Cuando tiemble el otoño sobre la montaña
Pone al cuello el ojo de los cisnes
Bellas hay en el viento y la hora es negra
Yo te amo me lo han dicho |
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La lluvia más dulce que rebaños ocres
El agua más blanca sobre sus hombros que la desgracia
Yo no sé si es un signo o una tortura
Esa voz en mi infancia como una manzana
Hay una gran miseria en las aldeas |
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Pobre Lamartine
He llevado tus notas en un cartón
Y nadie ha tenido piedad de mí ni siquiera la tierra
Ella que tiene la sangre de cada flor
Rostro del Poeta al borde del agua
Tú has desatado toda mi vida como estas barcas |
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Los ríos y las rosas de las batallas
Bandera dulce acunada por el hierro
Llanuras sin país brillaban
Después la nieve malvada y blanca
Las hormigas comían el traje de las maravillas
Qué lentos eran los años
Cuando llevabas delantal de escolar
Cuando dormías cada noche sobre tu infancia |
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A aquel que piensa y no habla
Un caballo lo lleva hacia la Biblia
Un bastón no le da miedo
Porque el espíritu no lo ha dejado
Aquel que sueña se mezcla con el aire |
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Como esas Madonas que van al abrevadero
Con las hojas verdes de la locura
Y dejan atrás los campos de su país
Para conservar el agua preciosa de la tarde
Esas que me han prevenido
De la calma y la impaciencia de la tierra
Duermen entre el día y la noche
En los jardines de las Escrituras |
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Bajo un follaje indiferente al pájaro asalariado
Digo que las manzanas son justas y bellas
En la tristeza de la mañana
Hablo de una rosa más preciosa
Que las arrugas del jardinero
Porque los libros están en los cuartos
Porque hay agua en el cuerpo de los amantes |
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Para Saint-John Perse
Dadle la raíz del laurel
Y no esas flores de un día que hacen la ceniza
Poeta de la nieve y el reloj de arena
Cuando lo que es blanco es el honor de la muerte |
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En esos países que tienen astros y amigos
Mientras los vivos pasan con sus sombras
Los pájaros me enseñan a perder la vista
- Amor
Rostro de sueño sobre el empedrado
Estrella que brilla y que hiere
Pequeña cosa como la flor de Dios |
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