Inventario íntimo de las cosas, de Ivonne Gordon

 

 

 

 

 

 

 

BERTA LUCÍA ESTRADA ESTRADA
Crítica Literaria


Un poema nuevo es la sumatoria de los versos ya escritos. Escribir es un hilo infinito atado a la misma rueca. Al tirar de él nos adentramos cada vez más en el tejido que unas manos sabias y pacientes entrelazan en una trama. Un tejido es un texto. Eso lo sabía muy bien Penélope. El acto de tejer y destejer su vestido de novia le permitía contar los días que la separaban del regreso de Ulises. La espera y la paciencia se convirtieron en sus amigas. Eso también lo sabía Amaranta puesto que cada noche tejía una parte de su propia mortaja. Ella había decidido que moriría el día en que la terminara. Otra forma de contar su propia existencia y su paso por Macondo. Ulises regresó a Ítaca, una forma de regresar al útero de Penélope; mientras que Amaranta se dejó caer en el gran útero del vacío que nos espera a todos los exiliados en este mundo que llamamos “existencia”. Ellas dos son la metáfora del comienzo y el fin. Son la aurora y el crepúsculo. Son la primavera y el invierno. Son la luna llena y la luna nueva. Porque todo comienzo tiene un fin.

Y eso lo intuye muy bien Ivonne Gordon cuando evoca la figura de sus abuelas tejedoras en el Inventario Íntimo de las Cosas (Accésit del X Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, 2023; con un hermoso prólogo de la académica Carmen Ruiz Barrionuevo). Ivonne Gordon sabe que viene de sus vientres y que el hilo que estira seguirá estirándose así pase por infinitos huecos en los que se hace un nudo como si fuese una tijera que lo corta. El hilo pasará de una historia a otra; al final será siempre la misma historia, la misma evocación.

Qué fácil es ignorar lo que somos,
y qué difícil es llegar a conocernos
porque la aguja sigue el hilo de la puntada
en la tela profeta con que falseamos la duda
”.

Volvamos a Ítaca y al regreso de Ulises después de veinte años de ausencia. Antes de que nadie lo reconozca, recordemos que se había disfrazado de mendigo, Argos, su perro, lo olfatea, menea la cola, ladra y muere. Tal y como lo dice Pascal Quignard, en Mourir de penser, es el primer perro en la historia de la literatura que “piensa”; y por ende, se convierte en un personaje literario muy importante. Así que Ivonne Gordon recoge el cuerpo de Argos y lo pone en el umbral de la casa de la abuela para que con sus ladridos evite que las cosas se pierdan “por el rasguño del tiempo”.

afuera de la casa de la abuela / un perro callejero ladra a la luna, mientras las cosas /
se pierden por el rasguño del tiempo
”.

Y en esta filatura, que caracteriza su trabajo poético, Ivonne Gordon recoge los hilos del agua de su poemario precedente titulado Casa de Agua (ganador del I Premio Poeta Nueva York, Ediciones Valparaíso-USA, 2021) en el que ella evoca a su abuela hilandera que huyó de la guerra; y al hacerlo, dejó como única herencia el exilio; del que la poeta no puede ni quiere escapar.

la guerra destruyó la patria de mis abuelos, … /sin desear me fui ocultando/
y aprendí a callar en la arcilla de los husos,
/
aprendí a deshilar e hilar al mismo tiempo, y sin darme cuenta / se convirtió en un ritual diario donde la paz ocupa el espacio primario y crece la bondad sin palabras”.

Las lenguas antiguas, desaparecidas en calles de piedras negras, se bifurcan en la desmemoria de un hilván descosido. Sin embargo, el tiempo, esa enorme aguja que teje y teje sin parar, sabe que “toda costura rota / se puede coser”. Se cose en el exilio, a veces real y a veces imaginario, “con hilos apolillados, cosidos en una máquina singer / con pedal ajeno y peregrino”.

Las ciudades de agua se hilvanan una a una con un viejo hilo; todas pasan a través del ojo atento de una aguja. Y entre una enhebrada y otra vuelve el exilio. El padre debe “huir del ruido / de la desconsolación inundada”; para no desaparecer en la bruma debe esconderse nuevamente en el destierro. Es así como “la soledad crece en las ranuras del agua” y “la inocencia trasciende las heridas del espejo”. Recordemos que el espejo es otra de las formas del agua. Al atravesarlas la poeta siente que pende de un hilo, que debajo de sus pies está el vacío ineluctable de la vida. No es una funámbula, ya que no camina sobre el hilo, es el hilo el que rodea su garganta; y si en ese eterno zarandeo el hilo aprieta demasiado “sus costuras frágiles se rompen porque nada es perenne” y la dejan atrapada en “la oblea del tiempo”; otra forma de regresar al hilván -léase refugio– que ya había nombrado.

Para no caer del todo, y poder quedar eternamente suspendida en el tiempo, hace “abluciones en hebreo, en latín, / en castellano y a veces en alemán”. La migración es eterna, se hereda como si fuese una tara o una maldición o como se hereda una virtud. Nada nos es ajeno; sin embargo, todo nos es extraño. Por eso recuerda la cocina de la abuela donde ella repetía, como si enlazase eternamente una aguja que

(somos agua en una vasija de barro eterna,
somos agua de lo justo y de lo bello).

la abuela sin saberlo era una grieta en el tiempo,

la abuela buscaba la dignidad de los inconformes

lo que éramos antes de que los pájaros se fueran”.

Este último verso me lleva a pensar en Jorge Semprún cuando recuerda que en Birkinau el humo de los hornos crematorios había hecho huir a los pájaros. El vuelo y el canto de los pájaros representan la libertad y la alegría; sin ellos el miedo se instala y queda ancorado en los hilos con los que se tejerán otras existencias; así a veces se destrencen “los tejidos de las manos que pasan por el agua desnuda.” También pienso en Clara Schoenborn y en su potente poemario Los oficios de Atenea (Premio Nacional Ediciones Embalaje-Museo Rayo, 2011). Las dos poetas son descendientes de sobrevivientes de la Shoah. En el caso de Clara Schoenborn una gran parte de su familia paterna murió en los campos de concentración de la Alemania nazi. Por eso no es raro que las dos sean poetas; en cierta forma son guerreras de las palabras, amazonas de las imágenes y vencedoras del odio. En otras palabras, son letristas de los antiguos cánticos griegos llamados peános -o peán (Παιάν)-. Por eso son sobrevivientes de la infamia e Ivonne Gordon nos lo recuerda así:

ellas ya habían previsto mi nacimiento,
nacer del vientre de mis abuelas,
es una extensa geografía húmeda,
es una emigración continua de embarcar
y desembarcar, de volver y no regresar nunca
una travesía infinita en el árbol familiar

Y ese árbol familiar creció, sus raíces se hicieron profundas, se entrelazaron con las raíces de otros árboles, se hicieron rizomas sin importar si hay un nodo central; como en la teoría filosófica de Georges Deleuze y de Félix Guattari.

aprendiste a rezar por otros, en lenguas que no eran tuyas, / aprendiste a pedir por otros, a pedir que se levanten / y que vuelvan al altar en el periplo de la bondad /aprendiste a hacer un inventario íntimo de las cosas / a pedir por otros,
(pedir es otra forma de abrazar la dignidad
).

Epílogo:

Este breve ensayo que hago sobre el Inventario Íntimo de las Cosas, de Ivonne Gordon, es sólo una ligera aproximación a las lecturas diversas que pueden hacerse de su libro; no obstante, aquí está el nódulo central: la guerra y la migración. Aún así se podría hablar sobre una imagen recurrente que atraviesa su obra; me refiero a los peces que saltan de un poema a otro y en los que la poeta encuentra una especie de refugio para no ahogarse cuando es lanzada al fondo de las aguas. También hubiese podido hablar, única y exclusivamente, sobre los títulos de cada poema puesto que ellos son el logos en toda su dimensión. Los títulos están tan bien concebidos que evitan que el lector se pierda en la lectura de cada poema, son un resumen, un compendio, una bitácora o un astrolabio que acompaña la lectura solitaria y que en cierta forma la ilumina.

Lectura altamente sugerida.


Bibliografía:

Ivonne Gordon:

http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/berta-lucia-estrada-el-poder-de-la.html

https://triplov.com/ivonne-gordon-la-poeta-emisaria-de-las-diosas-helenicas/?fbclid=IwAR1Jw6xoIdvri6WNHJ1cjK-v4FMHFNR8DF26VdzKoSRcRByaXMspVGX_ekY

Clara Schoenborn:

http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/07/berta-lucia-estrada-la-shoah-en-clave.html

https://triplov.com/ivonne-gordon-la-poeta-emisaria-de-las-diosas-helenicas/

http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/12/berta-lucia-estrada-el-poder-de-la.html