CARLOS BARBARITO
Voces de niños, apenas audibles.
A ras del suelo, la criatura desalada;
quién ahora comprende, se arranca
la ilusión como si de una camisa se tratase;
quién agrega al gran tapiz la figura que falta.
Signos en la materia de la lluvia,
en los mecanismos del día y la noche,
en los asilos donde cada cual se enfrenta
a sucesivos destellos sobre un fondo oscuro.
Habrá un advenimiento, pero ¿cuándo?
Sopla borrasca en la conversación de los amantes;
se alimentan de lo escaso, de lo inestable,
de un espejo que deforma.
Viento incesante contra deseo y fronda,
ningún nombre permanece apenas pronunciado,
sólo quedan voces de niños, apenas audibles,
sucesivos destellos sobre un fondo oscuro.
Carlos Barbarito