El esclavo del demonio
ANTONIO MIRA DE AMESCUA

(Éntrase. Sale DON GIL, y LISARDA en hábito de hombre.)

LISARDA

Mucho, don Diego, has callado.

Ya estamos solos, no estés

cubierto ni recatado.

DON GIL

Ten paciencia, que no es

don Diego quien te ha gozado. 645

LISARDA

¿Quién eres?

DON GIL

Quien ha subido.

hasta la divina esfera,

pero cual Ícaro ha sido

que volé con fe de cera

y en el infierno he caído. 650

Un segundo Pedro fui

y tú el fuego de Pilato,

pues por llegarme hoy a ti

como necio y como ingrato

negué a Dios y le perdí. 655

Por la voz de un gallo fue

a llorar con pecho tierno;

yo cual precito escuché

una voz del mismo infierno

con que he perdido la fe. 660

Don Gil soy.

LISARDA

¡Triste de mí!

¿Y don Diego?

DON GIL

Él me ha traído

a que gozase de ti

para dejar ofendido

tu padre otra vez.

LISARDA

Así 665

se cumplen como merecen

mis esperanzas prolijas;

mi agravio y desdichas crecen

que en esto paran las hijas

que a sus padres no obedecen. 670

¿En qué pecho habrá paciencia?

DON GIL

Para tan grave dolor

igual es nuestra imprudencia.

Tú perdiste mucho honor

y yo mucha penitencia. 675

LISARDA

Deja que vuelva a mi casa

antes de nacer el día.

DON GIL

Eso no, adelante pasa;

que era el alma nieve fría

y es un infierno y se abrasa. 680

La vida de aqueste pecho

hoy correrá más apriesa

por el gusto y el provecho,

pues se ha soltado la presa

que las virtudes han hecho. 685

Por ti perdí la prudencia

por el infierno profundo

con la carne la abstinencia,

el crédito con el mundo

y con Dios la penitencia. 690

Por ti he perdido el jornal

que esperaba recibir

del Señor universal,

y entro de nuevo a servir

a un amo que paga mal. 695

Ya serán mis ejercicios

pecados facinerosos,

que así salen de sus quicios

los que fueron virtüosos

y siguen tras de los vicios. 700

Conmigo, Lisarda hermosa,

has de ir, que para los dos

no negará el mundo cosa,

pues nos ha soltado Dios

de su mano poderosa. 705

LISARDA

¿Qué dices, alma? Que puedes

quedar en más vituperio.

¿Tú, cuerpo? Que no te quedes;

que temas de un monasterio

las solícitas paredes. 710

¿Qué replicas, alma? Que es

eso de buena conciencia.

¿Y tú, cuerpo? Que ya ves

que es temprana penitencia

pudiendo hacerla después. 715

La maldición es cumplida

de mi padre; el cielo temo.

Ya lloro mi honra perdida

y va llegando a su extremo

la desdicha de mi vida. 720

Tres enemigos me dio

el cielo en mi mal prolijo:

Don Diego que me engañó,

mi padre que me maldijo,

y don Gil que me forzó. 725

Mi padre en su maldición

colérico estuvo y ciego,

venció a don Gil la afición;

sólo el ingrato don Diego

no tiene satisfación. 730

Don Gil, ¿querrás ayudar

la venganza de mi agravio?

DON GIL

En pedir y perdonar,

mueve el encendido labio

cual fino coral del mar. 735

La estrella que te ha inclinado

sigue, que yo pienso ser

un caballo desbocado

que parar no he de saber

en el curso del pecado. 740

Sigue el gusto y la venganza,

que lo que tu pecho ordene

emprenderá sin mudanza

esta alma que ya no tiene

fe, caridad ni esperanza. 745

LISARDA

Adiós, casa en que nací;

adiós, honra mal perdida;

adiós, padre que ofendí;

adiós, hermana querida;

adiós, Dios a quien perdí. 750

Perdida soy, y es razón

que tengan tal desventura

las que inobedientes son.

DON GIL

No hay alma buena, segura,

si no huye la ocasión. 755

Como en Dios no he confiado

y en mis fuerzas estribé

en el peligro pasado,

soberbia angélica fue

y ansí Dios me ha derribado. 760

(Éntranse.)

(En casa de MARCELO. Salen MARCELO, y LEONOR.)

 
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