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Los exilios de Poeta en Nueva York,
de Federico García Lorca
María Helena Barrera-Agarwal
Página ilustrada con obras de la
artista Aline Daka (Brasil) |
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Introducción |
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En uno de los
tantos archivos que Madrid alberga, se
encuentra un documento de escasas noventa y
seis páginas. Veinticuatro están escritas a
mano. Setenta y dos son mecanografiadas o
impresas. Apuntes y correcciones motean esos
folios, que hacen parte de uno de los íconos
literarios del siglo veinte. Se trata del
manuscrito de Poeta en Nueva York, preparado
por Federico García Lorca y conservado en
las instalaciones de la fundación que lleva
su nombre. El documento no siempre ha
permanecido allí. Durante los sesenta y
siete años precedentes a su arribo en el
2003, fue el inerte protagonista de una
trama inverosímil: en ella tomarían parte
los herederos del poeta, una actriz de
telenovelas y una casa de subastas
internacionales. Participarían también
editores en México, España y los Estados
Unidos, exegetas de la obra lorquiana,
abogados en dos continentes, y, finalmente,
los más altos estratos del sistema judicial
inglés. |
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Punto de Partida: España
Corre el año de 1936. España va
cayendo poco a poco en el vórtice de
lo que será la guerra civil. Los
destinos de millones de personas
fluyen hacia la conflagración. Entre
ellas se encuentran Federico García
Lorca y su amigo, José Bergamín
Gutiérrez. Sería iterativo ofrecer
detalles biográficos sobre el
andaluz universal, tal es la fama
que su memoria engendra alrededor
del mundo. Sobre Bergamín, por el
contrario, ello resulta
indispensable en vista de la
comparativa oscuridad en que su
nombre se encuentra. |
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Madrileño de
nacimiento y perteneciente a una familia
andaluza, Bergamín combina en su talento una
vocación dual: escritor y editor, no cesará
jamás de ejercer esas artes a pesar de
extremas vicisitudes. Católico y republicano
convencido, se opuso a la dictadura de Primo
de Rivera y participó de actividades
antifascistas. Miembro desde muy joven de la
escena literaria española, contó con la
amistad de personajes clave de la misma,
como Jacinto Benavente y Miguel de Unamuno.
En 1933 fundó Cruz y Raya, Revista de
Afirmación y Negación, publicación mensual
de gran impacto. En sus páginas aparecerían
entre otros Miguel Hernández, Pablo Neruda y
Gregorio Marañón. Creó también las Ediciones
del Árbol, cuya lista de autores también
incluiría nombres ilustres, como los de
Antonio Machado y Rafael Alberti.
Con García Lorca le une una común pasión por
la literatura. Presumiblemente se conocieron
a principios de los años veinte. Los dos
formaban parte de la lista de jóvenes
escritores cuyas obras se proponía publicar
Juan Ramón Jiménez en la colección
Biblioteca del Índice. Años después, García
Lorca colaboraría en Cruz y Raya y confiaría
a Ediciones del Árbol dos de sus obras
mayores, Bodas de Sangre y Llanto por
Ignacio Sánchez Mejías. Un detalle respecto
a éste último da la medida de la complejidad
en los vínculos que unían a García Lorca con
su editor: Bergamín mantuvo estrecha amistad
con el torero y fue la persona que lo
acompañó en la ambulancia luego de la
cornada que le costaría la vida.
A principios de julio de 1936, Federico
García Lorca acude en Madrid a las oficinas
de Cruz y Raya y Ediciones del Árbol. Va en
busca de Bergamín. Lleva consigo el
manuscrito original de su libro Poeta en
Nueva York. Bergamín está ausente. A García
Lorca no le es posible esperarlo. Antes de
marcharse, sin embargo, redacta una breve
nota sin fecha: “Querido Pepe, He estado a
verte y creo que volveré mañana. Abrazos de
Federico.” Deja la misma, junto con el
manuscrito, en manos de la secretaria de
Bergamín, Pilar Sáenz de García Ascot. A
pesar de la intención del poeta, la cita con
Bergamín no está destinada a efectuarse. Los
primeros embates de la guerra civil española
son visibles y obligan a García Lorca a
abandonar intempestivamente Madrid por
Granada, el 13 de julio de 1936. El 17 del
mismo mes estalla la rebelión contra la
República.
Ya en su tierra natal, urgido por amigos y
familiares, García Lorca trata de esconderse.
Sus últimas semanas las vive en medio de la
angustia del conflicto y de un peligro
creciente. El 16 de agosto de 1936, milicias
nacionalistas lo capturan en Granada.
Fusilado en las afueras de la ciudad, su
cuerpo es depositado junto con los de otras
víctimas en una ignota fosa. Su asesinato
ponía en práctica por anticipado la divisa
falangista acuñada meses más tarde por
Millán Astray, “viva la muerte y muera la
inteligencia.”
Mientras, en Madrid, el manuscrito de Poeta
en Nueva York permanece en las oficinas de
Cruz y Raya. Durante uno de los bombardeos
de la capital, Pilar Sáenz lo rescata junto
con otros documentos, entre ellos el
manuscrito del libro Cuerpo Perseguido de
Emilio Prados. Forzada a huir de España,
Pilar llega a París a finales de 1936. En
esa ciudad devuelve los documentos a su jefe,
José Bergamín, quien trabaja entonces en la
delegación cultural de la embajada
republicana en Francia. Durante unos meses,
Bergamín intenta publicar el libro en
tierras galas con la ayuda de Paul Éluard y
Guy Levis Mano. Su esfuerzo no fructifica.
La república española se desintegra, Franco
se adueña del país. Tal hecho y la amenaza
del fascismo germano-italiano convencen a
Bergamín de la necesidad de salir de Europa.
Antes de abandonar Francia, Bergamín y otros
intelectuales españoles asisten a una
reunión que va a tener insospechadas
consecuencias. La misma se da el 13 de marzo
de 1939. Madrid ha caído en manos de la
falange poco tiempo antes. Para los
presentes es obvio que el camino del exilio
será largo. Para unificar los esfuerzos de
los miembros de la diáspora se crea en
consecuencia, una institución como ellos
peregrina. Su nombre invoca la misión que
lleva: Junta de Cultura Española. Bergamín
es su primer presidente. Luego de la
constitución de la Junta, el 6 de mayo de
1939 parte con destino a México en compañía
de su amigo Emilio Prados. Con él van los
versos de Poeta en Nueva York. Concebidos en
América, retornan así al nuevo continente. |
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Interludio Mexicano
Una vez en México, José Bergamín
retoma su vocación de editor con la
fundación de la Editorial Séneca.
Cuán importante es para él este paso
se aprecia en la celeridad del mismo:
apenas llegado a Veracruz el 13 de
junio de 1939, la escritura pública
de constitución está fechada 27 de
octubre del mismo año. Para su
funcionamiento, Bergamín precisa de
fondos. El dinero le llega en parte
del Servicio de Emigración de los
Republicanos Españoles. Sumas
adicionales vienen de manos de Jesús
Ussía, conocido benefactor de
intelectuales e iniciativas
culturales. Uno de los primeros
proyectos de Séneca es la
publicación de Poeta en Nueva York.
Aún antes de la creación de la
editorial, Bergamín de visita en
Nueva York en agosto de 1939, ha
entrado en negociaciones con la
editorial W.W. Norton & Company, Inc.
Su idea es publicar simultáneamente
una edición castellana en México y
una bilingüe – inglés/castellana -
en los Estados Unidos. |
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La iniciativa
de publicar póstumamente a García Lorca, no
es nueva para la editorial Norton. Desde
junio de 1938, un traductor de nombre Rolfe
Humphries ha propuesto la publicación de un
libro que recogerá la obra dispersa del
andaluz. Nacido en Filadelfia, Humphries es
un poeta y catedrático especializado en
clásicos latinos. En el transcurso de una
prolongada carrera, verterá al inglés obras
de, entre otros, Juvenal, Ovidio y Marcial.
Desde mediados de la década de los treinta
ha sido un antifascista convencido y ha
entrado en contacto con exiliados españoles.
Durante el bienio 1938-1939 y en goce de una
beca Guggenheim de escritura creativa,
Humprhies ha viajado extensivamente por
Europa y México. Uno de los objetivos de
esas jornadas ha sido recopilar los poemas
de García Lorca e intentar obtener el
permiso de la familia del poeta para
traducirlos y publicarlos. En esos viajes ha
contactado a Bergamín, alertado de que éste
posee el manuscrito de Poeta en Nueva York.
W.W. Norton aprueba el proyecto de edición
bilingüe. El 24 de mayo de 1940, los
avatares del destino propician que la
primera edición de la obra póstuma de García
Lorca entre en circulación precisamente en
la metrópolis que la inspiró. Dos días
antes, el New York Times había anunciado su
aparición: “Norton publicará el viernes un
volumen de poesías selectas por F. García
Lorca, el poeta español que fue muerto en la
Guerra Civil. Lorca pasó el invierno de
1930-1931 [sic] en Nueva York, donde
escribió esos poemas. Serán publicados, la
mayor parte de ellos por vez primera, en una
traducción de Rolfe Humphries, como ‘El
Poeta en Nueva York.’”. En junio, el mismo
diario comentaría de nuevo sobre la
publicación, mencionando la inclusión de una
“brillante introducción por José Bergamín”.
La edición de éste, en lengua española
aparece tres semanas más tarde, el 15 de
junio de 1940. De todos los títulos
aparecidos bajo el sello de editorial
Séneca, Poeta en Nueva York será el de mayor
éxito: de 1940 a 1946, se venderán de él
4.054 ejemplares.
En 1946, luego de la muerte de su esposa,
Bergamín abandona México. Su exilio continúa
en Venezuela y, un año después, en el
Uruguay. Antes de salir de tierras
mexicanas, sin embargo, se desprenderá del
manuscrito de Poeta en Nueva York, dejándolo
en manos de Jesús Ussía. Ussía ha sido su
“gran amigo y valedor”, una presencia
indispensable. Tal vez en reconocimiento de
esa protección tanto moral como financiera,
Bergamín toma la decisión de cederle el
documento. En septiembre de 1946, Ussía
también parte de México con su esposa,
Rafaela Arocena confiando el documento a un
tío suyo, Ernesto de Oteyza, quien lo
custodia por aproximadamente veinte años.
Durante ese período, Ussía y su esposa se
separan sin divorciarse. Jesús se radica en
España mientras que Rafaela establece su
residencia permanente en México. Luego de la
muerte de Jesús Ussía, acaecida en 1975,
Oteyza restituye el documento a Rafaela
Arocena. Rafaela posee las mismas
inclinaciones intelectuales de su esposo.
Con frecuencia recibe en su mansión de
Cuernavaca a personalidades del mundo de la
cultura. En mayo de 1979 ofrece allí una
cena. Una de las convidadas es doña Manola
Saavedra Moreno de Aldama, dama española
radicada desde su infancia en México.
Saavedra proviene de una familia de
exiliados que abandonó la madre patria
escapando de la ascensión franquista. Actriz
de cine, participó en películas junto a,
entre otros, Libertad Lamarque y Mario
Moreno Cantinflas. Durante toda su vida ha
admirado las obras de Federico García Lorca.
Sabe sus poemas de memoria, ha actuado en
algunas de sus obras de teatro.
En casa de Ussía, la conversación gira
precisamente hacia el poeta. Manola hace
gala de sus conocimientos sobre el tema. La
anfitriona aprecia su entusiasmo, le pide
finalmente que declame unos versos del
andaluz. Luego de escucharlos, le pregunta
si le gustaría poseer un recuerdo de García
Lorca, los originales de uno de sus libros,
Poeta en Nueva York. Creyendo que tal
interrogante es una broma Manola responde
que le agradaría. Días más tarde un hombre
toca a la puerta de su domicilio. Es el
chofer de Rafaela Arocena, quien tiene por
misión el entregar un sobre. Dentro del
mismo se halla el manuscrito.
Por casi dos décadas Manola Saavedra
conserva el documento. Durante ese período
su carrera gradualmente declina. Actúa en
telenovelas. Dirige una revista femenina.
Conduce programas de televisión. En 1998 la
cadena Televisa la despide. El único recurso
de magnitud que le queda es el manuscrito de
García Lorca. Acosada por las deudas, toma
la decisión de desprenderse de él,
ofreciéndolo al mejor postor a través de
Christie’s. La casa de subastas acepta
ocuparse de la venta. Seis décadas después
de arribar en el equipaje de Bergamín, el
documento abandona México por el Reino
Unido. |
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Escala Londinense
En el verano de 1999, Christie’s
anuncia en Londres la venta del
manuscrito de Poeta en Nueva York.
La venta crea sensación. Dudas sobre
la legitimidad del documento se
desvanecen cuando uno de los más
respetados expertos en García Lorca,
profesor Stephen Hart, verifica que
es auténtico. El impacto de la
noticia aún no ha menguado cuando
los conflictos que parecen perseguir
a la obra se reinician. Tres días
antes de la subasta fijada para el
20 de noviembre de 1999 en Londres,
la misma es cancelada en virtud de
una acción jurídica (preliminary
injuction) iniciada por los
herederos del poeta. Claman ellos
que el manuscrito les pertenece y
debe serles restituido en aplicación
de la ley. |
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Para
comprender plenamente los motivos de la
familia de García Lorca es necesario
retrotraerse a las ediciones primigenias de
Poeta en Nueva York. Como se ha mencionado
antes, fueron dos: una, bilingüe, publicada
por Norton en los Estados Unidos al cuidado
de Rolfe Humphries. La otra publicada por
Séneca en México al cuidado de José Bergamín.
Estando ambas basadas en el mismo manuscrito
habría sido natural que sus textos en
español fuesen idénticos. Tal no es el caso.
Existen entre ellas numerosas e importantes
discrepancias.
La puntuación y ortografía difiere en buen
número de poemas. En algunos la disposición
de las estrofas tampoco coincide. La edición
Norton no recoge el poema Tu infancia en
Merton, incluido en la edición Séneca. Dos
poemas, Nocturno en el Hueco y El Rey de
Harlem aparecen en versiones radicalmente
distintas según la edición que se consulte.
Finalmente el poema La Aurora se publica en
la primera sección del libro en la edición
Norton, mientras que en la edición Séneca se
encuentra en la tercera sección. Humphries
ha incluido una nota que detalla los
problemas del documento que le ha servido de
base para la edición Norton: “Poeta en Nueva
York vino a mí en una copia mecanografiada,
no siempre perfectamente clara, y a veces
declarando su propia confusión.” Humphries
también alude a ciertos poemas e
ilustraciones que no se incluyen en la
edición por ser imposible su obtención.
Bergamín, por su parte, no ha hecho mención
alguna de la existencia de tales problemas.
Las inexplicables variaciones entre las
ediciones Norton y Séneca no tardan a ser
fuentes de debate. Poeta en Nueva York
irrumpe en la escena literaria con fuerza
insospechada. Sus contenidos marcan el
inicio de una nueva vertiente lírica en
lengua castellana. En poco tiempo la obra se
convierte en punto de referencia
indispensable, comentada sin cesar y sin
cesar leída. A medida que su influencia
crece, más necesario resulta dirimir de modo
definitivo qué edición primigenia es aquella
más fiel a las intenciones del autor.
Paradójicamente ello no es factible: el
único documento que podría zanjar la
cuestión, el manuscrito compuesto por García
Lorca, ha desaparecido.
Para los especialistas de García Lorca el
paradero del documento ha sido un misterio
desde los años cuarenta. José Bergamín, la
última persona que se sabe lo poseyó a
ciencia cierta se niega a dar cuenta de su
destino. Hasta 1983, año de su fallecimiento,
Bergamín responde a las interrogantes sobre
el tema con evasivas o silencios. Podría
especularse que con tal actitud Bergamín
buscaba evitar que se confronten las
ediciones de las que directa o
indirectamente fue responsable con el
original a él confiado por García Lorca.
Podría incluso teorizarse que Bergamín no
deseaba ser objeto de reclamos por parte de
W. W. Norton. Lo cierto es que sus motivos
probablemente jamás serán conocidos. Luego
de su muerte todo vínculo con el manuscrito
parece esfumarse. Se lo considera perdido,
por siempre fuera del alcance de los
exegetas. Mientras la ausencia dura, los
mismos ponderan los méritos de las ediciones
primigenias, pronunciándose por la una o la
otra.
En 1971 el profesor Eutimio Martin, en ese
entonces estudiante en la Universidad de
Nanterre, Aix en Provence, sostiene una
tesis doctoral que propone la no existencia
del manuscrito. Tal posición es refutada por
el profesor Daniel Einsberg, quien en 1976
publicará un libro sosteniendo que el
manuscrito existió y sugiriendo la edición
Norton como la más exacta. Otros
catedráticos entran sucesivamente a la
palestra como paladines de una u otra
versión. En 1981 una edición crítica de la
obra a cargo de Martín se aparta de ambas
ediciones princeps escindiendo Poeta en
Nueva York en dos libros a base de una lista
de poemas hallada durante sus
investigaciones. Tal transformación suscita
ultraje. En las páginas de los Anales de
Literatura Española Contemporánea, Einsberg
proclama la edición de Martín apócrifa.
A medida que los años pasan, el manuscrito
toma visos de Grial. Especialistas como
Einsberg, Hart y Martín, lo buscan sin
descanso, procurando claves en archivos
privados y públicos. Las investigaciones
poseen un tinte detectivesco. Sólo su
reaparición pondrá fin a los debates sobre
sus contenidos. En algunos círculos su
ausencia se interpreta como prueba de la
posición inicial de Martín, i.e., la
inexistencia del manuscrito. La familia del
poeta y por extensión la Fundación García
Lorca por ellos creada sabe, por el
contrario, que el documento no es un mito.
En los años previos a la publicación de las
ediciones Norton y Séneca, han mantenido una
serie de contactos, directos e indirectos,
con José Bergamín. Le han exigido
repetidamente que facilite la inclusión de
Poeta en Nueva York en las Obras Completas
de Federico García Lorcaque Editorial Losada
está publicando en la Argentina. Bergamín ha
hecho caso omiso de sus pedidos. García
Lorca le confió el libro y considera su
misión el publicarlo personalmente. Una
edición efectuada bajo los auspicios de la
familia verá la luz tan solo en 1942 bajo el
sello de Losada, como parte de las Obras
Completas de García Lorca.
Igual que los expertos, la familia y la
Fundación García Lorca pierden rastro de
manuscrito por décadas, hasta que en 1996 un
exiliado español residente en México, Luis
Giménez Cacho, los contacta. Giménez Cacho
es vecino de Manola Saavedra. Esta le ha
comentado que tiene en su poder el
documento, se lo ha mostrado incluso. A
través de los buenos oficios de Giménez
Cacho, intentan convencer a Saavedra de
cedérselos. Le proponen a cambio una
compensación monetaria, un viaje a España,
la posibilidad de que se le otorgue un
título nobiliario. Manola, como antes de
ella Bergamín, prefiere conservar el
manuscrito y rechaza sus ofertas.
La Ley y el Poeta
En el transcurso de las negociaciones la
familia García Lorca ha recibido de Manola
una copia del manuscrito. Este documento no
solo les permitirá estar seguros de su
autenticidad sino que también será la fuente
de las dos ediciones que incorporarán por
vez primera la visión original de García
Lorca. En España, la publicación estará a
cargo de Alfaguara y será patrocinada por la
Junta de Andalucía y la Consejería de
Cultura. En los Estados Unidos será la casa
editorial Farrar, Straus y Giroux la
elegida. Ambas ediciones aludirán
sumariamente a la reaparición del
manuscrito, informando que el mismo ha sido
encontrado en México sin brindar ningún
pormenor adicional sobre las circunstancias
de descubrimiento o su paradero al momento
de impresión. Es obvio que la familia no
desea divulgar las condiciones en las que el
documento ha emergido. Los detalles habrían
probablemente quedado en el misterio de no
ser por el anuncio de la subasta de Christie’s.
Cuando la venta en Londres hace noticia, los
García Lorca saben perfectamente quién es el
misterioso coleccionista anónimo del
catálogo de Christie’s. Con el proceso
judicial confían triunfar allí donde antes
sus gestiones privadas fracasaron
previamente. La posición de la familia se
resume en una declaración brindada por Laura
García Lorca de Los Ríos, sobrina del poeta:
“El punto es que el manuscrito nunca fue un
regalo a Bergamín. No era de su propiedad
para que se lo diese a terceros. Debió
haberse devuelto a los herederos del autor.
Este manuscrito nunca debió ponerse a la
venta privadamente, sino que debió
permanecer en los archivos de sus herederos,
donde se lo cuidaría y estaría a disposición
de todos quienes quisieran estudiarlo.”
Manola Saavedra debe acudir ante los
tribunales para justificar sus derechos
antes de proceder a la transacción. Su
situación económica no le permite, sin
embargo, contratar los servicios de un
profesional del derecho inglés. Fortuna
inaudita, el sistema jurídico de esa nación
ha cambiado poco antes de la demanda en su
contra. Las cortes inglesas admiten por
primera vez la posibilidad de que un
jurisconsulto defienda un caso y, en el
evento de triunfar, sea la parte contraria
la que pague sus honorarios. En base a tal
modificación Manola busca un jurista que la
represente. Uno de los letrados que contacta
no puede hacerse cargo del caso pero le
recomienda el nombre del abogado Peter
McGarrick.
McGarrick es socio del prestigioso bufete
Morgan Cole, con base en Londres. Posee más
de tres décadas de experiencia en, inter
alia, complejos casos comerciales, de
derecho de autor, internacional y de los
medios. Pertenece a la Law Society en el
Reino Unido y a la American Bar Association
en los Estados Unidos. Luego de conocer los
detalles del caso, acepta representar a
Manola Saavedra en el litigio contra la
familia García Lorca. En tal procedimiento
intervendrá también otro letrado del bufete,
el abogado Graham Henderson, admirador y
conocedor de la poesía del andaluz. Los
herederos, por su parte, serán representados
por el abogado Colin Manning del bufete
Rochman Landan.
El litigio tiene lugar en la División de
Cancillería de la Alta Corte de Justicia de
Londres, ante el juez Peter Smith. En
noviembre del 2002, durante siete días, los
abogados presentarán allí argumentos,
expertos y testigos. Previamente y en vista
de las singularísimas características del
caso, las partes han acordado aceptar una
narrativa unificada de la historia del
manuscrito. La familia García Lorca acusa a
Manola de conversión de bienes. Esta figura
jurídica implica posesión y venta o intento
de venta de un objeto mal habido. Los
poseedores anteriores, comenzando por José
Bergamín, son presentados como ilegítimos y
de mala fe. La defensa de Manola contrapone
a esos argumentos el hecho de que los
herederos del poeta andaluz siempre supieron
que Bergamín tenía el manuscrito en su poder
y jamás iniciaron un juicio para disputar su
posesión. Aún más, cuando en los años
noventa supieron que Manola Saavedra era la
nueva poseedora no sólo no la demandaron
sino que propusieron comprárselo.
El proceso pone en juego tres sistemas
jurídicos, el de España – donde el
manuscrito fue creado y entregado a Bergamín,
- el de México – donde la transferencia a
Ussía y Saavedra tuvo lugar,- y el del Reino
Unido – donde se iba a dar la fallida
subasta y donde el documento permanece al
momento del juicio. El juez Smith
considerará las tres opciones, aplicando las
normas de cada jurisdicción. En su decisión
concluirá que en cada una de ellas la
demanda de los herederos no podía tener
éxito, particularmente porque su inacción
durante años ha bastado para que la
propiedad del manuscrito pase a José
Bergamín y a partir de él a los subsecuentes
poseedores. Incluso si tal traspaso no
hubiese sido legal, los sesenta años
transcurridos han activado la transferencia
por prescripción adquisitiva. La sentencia
concluirá de modo terminante: “(…) en
Inglaterra me parece que la Sra. Saavedra
está en la posición de conferir título bajo
cualquier evento. Respecto de ese título en
otros lugares, he determinado que ella es la
dueña, bajo la ley española y la ley
mexicana (…) De conformidad con ello,
rechazo la acción de los demandantes.”
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El 14 de
octubre del 2002, el juez Smith hace
pública su decisión. A los herederos
se les niega el derecho de apelar y
se les condena a pagar los gastos
del litigio, incluyendo los
honorarios del bufete Morgan Cole.
Se calcula que el monto final de los
mismos supera los cuatrocientos mil
euros. Una vez salvado el escollo
legal, Christie's procede a la
subasta. El tres de junio del 2003,
casi sesenta y siete años después de
la visita de Federico García Lorca a
las oficinas de Punto y Raya, el
manuscrito se adjudica por
doscientos diez mil euros. El
comprador no es otro que la
Fundación García Lorca.
Paradójicamente, el portavoz de la
misma no ha cesado de proclamar
luego de la sentencia de la Alta
Corte que el manuscrito carece de
valor. |
Punto de Llegada: España
En un futuro no muy lejano la
Fundación Federico García Lorca
proyecta mudar sus fondos de Madrid
– donde permanecen al cuidado de
Fundación Residencia de Estudiantes
- a un centro en su sede natural y
necesaria, la ciudad de Granada. Tal
vez ese espacio sea la morada
permanente del frágil original de la
última obra del andaluz universal.
La saga de sus exilios concluida, el
manuscrito reposará así en la tierra
que diera al mundo tanto el genio
del poeta como la flama de su
tragedia. |
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Maria Helena Barrera-Agarwal
(Equador, 1971). Advogada,
especialista em propriedade
intelectual pelas Universidades de
Grenoble Montpellier, em França, e
Pierce Law nos Estados Unidos. Um
livro que irá recolher uma seleção
de dez anos de seu jornalismo
cultural vai ser publicado este ano.
Ensayo originalmente publicado en
lastra (México, marzo de 2009).
Contacto: mhbarrerab@gmail.com.
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