A mal homne e sucio e mal testimoniado,
non me querrá oír, ca non es aguisado;
Madre, tanto lo temo, iría repoyado,
fincarié nuestro pleito mucho empeorado.
Si bien ha de seer o me quieres prestar,
tú as en esti pleito, Madre, a trabajar;
otro procurador non me mandes buscar,
ca porque lo buscase no lo podrie trobar.
Tú eres para todo ¡grado al Criador!
por rogar al tu Fijo, tu Padre, tu Señor;
quequiere que tú mandes e hobieres sabor,
todo lo fará el de mucho buen amor.
Lo que nunca fecist en otro pecador,
non sea en Teófilo, por el Nuestro Señor;
tórname en la gracia de la tu sancta flor,
la Flor que tú pariste sin tacha, sin dolor.
Señora benedicta, Reina principal,
aún en tu osanza quiérote decir ál;
si non cobro la carta que fici por mi mal,
contaré que non só quito del mal dogal.»
Diso Sancta María: «Don sucio, don maliello,
la carta que fecisti con el tu mal caubdiello,
e desent la sellest con el tu proprio seyello,
en el infierno yace en chico reconciello.
Non querrié el mi Fijo por la tu pleitesía
descender al infierno, prender tal romería,
ca es logar fediondo, fedionda confradría,
sólo en so meterllo serié grant osadía.»
«Señora benedicta entre todas mugieres,
bien lo querrá tu Fijo lo que tú bien quisieres;
todo te lo dará lo que tú bien pidieres,
a mí verná la carta si tú sabor hobieres.
Doquiere que la tenga el dïablo metida,
sólo que Él lo quiera, luego será rendida;
Señora, que de todos eres salut e vida,
non puedo más rogarte nin sé más que te pida.»
Diso'l Sancta María buen confuerto probado:
«Finca en paz, Teófilo, véote bien lazrado;
iré yo si pudiero recabdar el mandado,
¡Dios lo mande que sea aína recabdado!»
La Madre benedicta, esta razón tractada,
tollióseli delante, non pudió veer nada;
pero la voluntat teniéla confortada,
ca es el solaz suyo melecina probada.
Si ante fue Teófilo de grant devocïón,
mucho fúe depués de mayor compunción;
tres días e tres noches sobo en oración,
nin comió nin bebió nin exió de lectión.
Semejaban sus ojos dos fuentes perenales,
ferié con su cabeza en los duros cantales;
sus puños en sus pechos daban colpes tales,
dicié: «¡Válasme, Madre, como a otros vales!
Válasme, Madre Sancta, óï los mis clamores,
que faces cosas tales e otras más mayores;
tú sabes la mi cuita, entiendes mis dolores,
non me oblides, Madre, solaz de pecadores.»
Mucho lazró Teófilo en este tridüano,
yaciendo en la tierra orando muy cutiano;
nunca en tantos días lazró nul cristiano,
en cabo su lacerio non li cayó en vano.
La Reina de Gloria, Madre Sancta María,
visitólo de cabo en el tercero día;
adúsoli saludes, nuevas de alegría,
cuales querrié tod homne que yaz en enfermería.
«Sepas -diso-, Teófilo, que las tus oraciones,
los tus gémitos grandes, las tus aflictïones,
levadas son al cielo con grandes procesiones;
leváronlas los ángeles cantando dulces sones.
Es de la tu facienda el mi Fijo pagado,
el tuerto que ficisti aslo bien emendado;
si bien perseverares como hás empezado,
tu pleito es bien puesto e muy bien recabdado.
Yo fablé en tu pleito de toda voluntat,
finqué los mis enojos ante la magestat;
áte Dios perdonado, fecha grant caridat,
conviene tú que seas firme en tu bondat.»
«Madre -diso Teófilo- de Dios Nuestro Señor,
por ti me viene esto, bien só ent sabidor;
quitas de mal judicio un alma pecador,
que yacrié en infierno con Judas el traidor.
Pero con todo esto que tú ás recabdado,
aún non me seguro nin seo bien pagado,
hasta vea la carta e cobre el dictado,
la que fiz cuando hobi al tu Fijo negado.
Madre, si yo hobiese la cartiella cobrada,
e dentro en un fuego la hobiese quemada,
si quiere luego muriese yo non daría nada,
ca mal está mi alma, Señora, enredada.
Madre, bien sé que eres d'est pleito enojada,
mas si tú me falleces non me tengo a nada;
Señora, tú que esta cosa hás empezada,
fázme render la carta, será bien recabdada.»
«Non fincará por eso -diso la Glorïosa-
non finque por tan poco empezada la cosa.»
Tollióseli delante la Reina preciosa,
fue buscar esta carta de guisa presurosa.
Alegróse Teófilo que yacié quebrantado,
non era maravella ca yacié muy lazrado;
tornó en su estudio, el que habié usado,
nunca fue en est sieglo confesor más penado.
Tornó en su estudio, en fer su penitencia,
en comer, en beber tener grant abstenencia;
tenié enna Gloriosa toda la su creencia,
que li darié por Ella Dios la su bienquerencia.
En la noche tercera yacié él adormido,
ca sufrié grant martirio, habié poco sentido;
vino la Gloriosa con recabdo complido,
con su carta en mano, queda e sin roído.
La esposa de Cristo, poncella e parida,
echógela de suso, dioli una ferida;
recudió con Teófilo, tornó de muert a vida,
trobó en su regazo la carta malmetida.
Con esto fue Teófilo alegre e lozano,
que veyé la cartiella tornada en su mano;
allí tobo que era de la fiebre bien sano,
apretó bien la carta, cumplió su tridüano.
El confesor Teófilo hobo grant alegría,
cuando tobo la carta en su podestadía;
rendió gracias a Cristo e a Sancta María,
ca Ella adobara toda su pleitesía.
Dicié: «Señora buena, siempre seas laudada,
siempre seas bendicha, siempre glorificada;
para los pecadores eres buena probada,
cual nunca nació otra tan dulz nin tan uviada.
Siempre seas bendicha, el tu Fructo laudado,
sancto es el tu nomne, más el suyo medrado;
tú me saquesti, Madre, del pozo dïablado,
do siempre sine fine yazría enfogado.
Señora bendicta, Madre Sancta María,
cuánto te lo gradesco decir no lo podría;
Madre, tú me da seso, saber e conocía
por ond laudarte pueda, ca mucho lo querría.
Reina poderosa de los fechos honrados,
que siempre te trabajas en salvar los errados,
tú me gana, Señora, perdón de los pecados,
que laude dignamientre los tus bienes granados.
Madre del Rey de Gloria, por la tu pïadat,
alimpia los mis labros e la mi voluntat,
que pueda dignamientre laudar la tu bondat,
ca ás sobre mí fecha sobra grant caridat.»
Otro día mañana que cuntió esta cosa,
que aduso la carta la Madre glorïosa,
era día domingo, una feria sabrosa,
en qui la gent cristiana toda anda gradosa.
Vino el pueblo todo a la misa oír,
prender pan benito el agua recebir;
queriéla el obispo de la villa decir,
quierié el homne bono so oficio complir.
El confesor Teófilo, un lazrado cristiano,
fue pora la eglesia con su carta en mano;
posóse a los pies del buen misacantano,
confesó su proceso tardío e temprano.
Fizo su confesión pura e verdadera,
cómo fizo su vida de la edat primera,
desend cómo un dia lo sacó de carrera,
que lo fizo cegar de estraña manera.
Cómo fue al judío, un trufán renegado,
cómo li dio consejo sucio e desguisado,
cómo con el dïablo hobo pleito talado
e cómo fue por carta el pleito confirmado.
Cómo por la Gloriosa cobró aquel dictado,
el que con su seyello hobiera seellado;
non desó de decir menudo nin granado,
que no lo diso todo por que habié pasado.
Demostróli la carta que en puño tenié,
en que toda la fuerza de mal pleito yacié;
sanctigóse el bispo que tal cosa veyé;
tanto era grant cosa que abés lo creyé.
«Ite misa est» dicha, la misa acabada,
era toda la gent por irse saborgada;
fizo signo el bispo con su mano sagrada,
fincó la gente toda como seyé posada.
«Oíd -dijo- varones una fiera hazaña,
nunca en este sieglo la oyestes tamaña;
veredes el dïablo que trae mala maña,
los que non se le guardan, tan mal que los engaña.
Este nuestro canónigo e nuestro compañero,
moviólo su locura, un falso consejero,
fue buscar al dïablo sabidor e artero,
por cobrar un oficio que toviera primero.
Sópolo engañar el falso traïdor,
dísoli que negase a Cristo su Señor
e a Sancta María que fue buena seror
e tornar lo yé luego en toda su honor.
Otorgógelo esti mesquino pecador,
fizo con él su carta, esto fue lo peor;
con su seyello misme robró esa labor,
de tal amigo guárdenos Dios el Nuestro Señor.
Dios que siempre desea salut de pecadores,
que por salvar a nos sufrió grandes dolores,
non quiso que granasen esas tales labores,
ca eran barbechadas de malos labradores.
Si la Virgo gloriosa no'l hobiese valido,
era el acedoso fieramientre torcido;
mas la su sancta gracia ha lo ya acorrido,
ha cobrada la carta, si non, fuera perdido.
Yo la tengo en puño, podédesla ver,
esto non yaz en dubda, debédeslo creer,
onde debemos todos a Dios gracias render
e a la Sancta Virgo que li denó valer.»
Rendieron todos gracias, mugieres e varones,
ficieron grandes laudes e grandes procesiones,
plorando de los ojos, diciendo oraciones
a la Madre gloriosa, buena todas fazones.
El «Te Deüm laudamus» fue altament cantado,
«Tibi laus, tibi gloria» fue bien reïterado;
dicién «Salve Regina», cantábanla de grado
e otros cantos dulces de son e de dictado.
Desent mandó el bispo facer muy grant foguera,
veyéndolo el pueblo que en la glesia era;
echó aquesta carta dentro en la calera,
ardió, tornó cenisa pargamino e cera.
Desque el pueblo hobo tenido su clamor,
la carta fo quemada, ¡gracias al Criador!
Recibió Corpus Dómini el sancto confesor,
veyéndolo el pueblo que seyé derredor.
Adieso que Teófilo, un cuerpo martiriado,
recibió Corpus Dómini e fue bien confesado,
fue a ojo del pueblo de claridat cercado,
un resplendor tan fiero que non serié asmado.
Fue el pueblo certero que era homne santo,
e era grant mérito por qui facié Dios tanto,
e Dios que lo cubrié de tan precioso manto
e prendió el dïablo en ello grant quebranto.
Relucié la su cara, tales rayos echaba,
com la de Moïsés cuando la ley portaba,
o como San Andrés cuando en cruz estaba;
el Criador en esto poca honra no'l daba.
Cuando esto veyeron los pueblos e las yentes,
que ixién de su cara tales rayos lucientes,
cantaron otras laudes, otros cantos recientes;
en laudar la Gloriosa todos eran ardientes.
Aturó bien Teófilo en su contemplación,
no'l movió vanagloria nin cogió elación;
tornó a la eglesia do vío la visïón,
nunca fue más devoto en ninguna sazón.
Entendió el bon homne, Dios lo fizo certero,
que li vinié bien cerca el día postremero;
partió cuanto habié, no li fincó dinero,
diolo todo a pobres, fizo buen semencero.
Pidió culpa a todos los de la vecindat,
perdonáronle todos de buena voluntat;
besó mano al bispo, fizo grant honestat,
finó al tercer día, fizo'l Dios pïadat.
Tres días solos visco desque fue comulgado,
desque el cartelario fue cenisa tornado;
murió enna eglesia do fuera visitado,
fue en est logar misme el cuerpo soterrado.
Asín finó Teófilo, el buenaventurado,
el yerro que ficiera, Dios sea ent laudado
bien lo emendó todo, fizo a Dios pagado,
valiéndo'l la Gloriosa, la que aya buen grado.
Señores, tal miraclo cual habemos oído,
non debemos por nada echarlo en oblido,
si non, seremos todos homnes del mal sentido,
que non habemos seso natural nin complido.
Así lo diz Sant Paulo, el buen predicador,
que fue leal vasallo de Dios, Nuestro Señor,
que todas las leyendas que son del Criador,
todas salut predigan del homne pecador.
Nos en esto podemos entender e asmar
cuánto val penitencia a qui la sabe guardar;
si non fuese por ella, podédeslo jurar,
que fuera don Teófilo ido a mal logar.
Si la Madre gloriosa, que li denó valer,
ésa no'l entendiese, no vernie valer;
mas qui a mí quisiere escuchar e creer,
viva en penitencia, puede salvo ser.
Amigos, si quisiésedes vuestras almas salvar,
si vos el mi consejo quisiéredes tomar,
fech confesión vera non querades tardar,
e prendet penitencia, pensátla de guardar.
Quiéralo Jesu Cristo e la Virgo gloriosa,
sin la cual non se hace ninguna buena cosa,
que así mantegamos esta vida lazrosa,
que ganemos la otra durable e lumnosa. (Amen).
La Madre glorïosa, de los cielos Reina,
la que fue a Teófilo tan prestable medicina,
Ella nos sea guarda en esta luz mezquina
que caer non podamos en la mala rüína. (Amen).
Madre, del tu Golzalvo seï remembrador
que de los tos miraclos fue dictador;
tú fes por él, Señora, preces al Criador,
ca es tu privilegio valer a pecador,
tú li gana la gracia de Dios, Nuestro Señor. (Amen).
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