Esto va a ser así
hasta el último día.
No nos vamos a morir de hambre,
de una manera u otra
algún plato siempre estará servido
sobre alguna mesa
pero, estate seguro,
que más de una noche
pasaremos frío.
Esto va a ser así
hasta el último día,
aunque
eso no quiere decir
que no está más permitido soñar,
todo lo contrario,
abortar una ilusión
es dormir en la avenida
pero, siempre tenelo en cuenta,
los pies caminan sobre la tierra.
Esto va a ser así
hasta el último día.
Va a estallar una guerra
que después acabará
y empezará otra,
van a estar de paro
los hospitales,
van a hacer huelga
las iglesias y los bares
cuando se quede sin Dios
el almanaque.
También va a estar de franco
el aburrimiento,
va a sonreir la primavera,
va a saber dulzón
el vinagre,
reinará la alegría
por unos días,
llorarán de júbilo
las manos abiertas.
Esto va a ser así
hasta el último día.
El amor va a ser un desquiciado,
la paz por fin
no va a tener solamente
un mensajero tan anciano
como el Papa
sino que, todo lo contrario,
van a haber guardias
de solidarios,
van a juntarse los solitarios
y Cupido, por una sola vez,
se vestirá de ser humano.
Esto va a ser así
hasta el último día.
Por eso que no te sorprenda
si el amor deja
secuelas de postguerra,
si la paz
se vuelve suegra y con ruleros,
si Cupido consigue laburo en el matadero.
Va a tener color gris
el mediodía,
sobre el pan de cada día
van a juntarse las hormigas
y habrá un asalto
en cada esquina
de la soledad.
Esto va a ser así
hasta el último día.
La vida se mostrará
incoherente y descabellada,
loca amante del fracaso
y del delirio,
ofreciéndonos a cada instante
una copa de su vino
para que saboreemos
que buenas uvas se cultivan
en el paraíso del que vivimos
-esa quintita pequeña y redonda-
donde el infierno
no es lo suficientemente chico
ni lo eternamente abrumador
y no se hace esperar
para otra vida
sino que empieza,
se desarrolla
y termina
en el guión que media
entre la fecha del comienzo
y la de partida
que, en grande y con trazo pomposo,
tallarán sobre la lápida
que adorne
la parcela de tierra
que cubra nuestro cajón. |