Recuerdan aniversario de la muerte a tiros de Federico García Lorca
Por Mijaíl Peralta

"Lorca murió por inocente,por incauto,por ceer que los militares analfabetos responden a los versos con palabras."
Dicen que la noche 19 de agosto de 1936, la luna de Víznar, en Granada (al sureste de España) tenía un brillo apagado, chocado, casi ausente. Esa noche, moría acribillado por la intolerancia y el plomo de balas enemigas un poeta que en su corta pero sólida obra había enamorado aquel astro como pocos hasta la fecha.

La sangre de Federico García Lorca golpeó el suelo, como lo hicieron tantos héroes en sus obras tantas veces en tantos versos. 

Hace setenta años de esa madrugada, de aquella tragedia que robó a España y al mundo un símbolo de libertad y sapiencia. De libertad en todos los sentidos de la vida de un hombre y del conocimiento en el arte de las letras.

Lorca fue muerto por la satrapía conservadora, aunque nunca se afilió a ninguna de las fracciones políticas en las que se partió España cuando Francisco Franco arrancó con su gracia de cuarenta años en Canarias y el norte de África.

Lorca jamás discriminó o se distanció de ninguno de sus amigos, por ninguna cuestión política, se sentía, como él lo dijo en una entrevista al Sol de Madrid poco antes de su asesinato, "íntegramente español".

Nacido el 5 de junio de 1898 en la localidad andaluza de Fuente Vaqueros (sur de España), Federico García Lorca, de 38 años, fue fusilado un mes después del inicio de la Guerra Civil española en un pueblo llamado Víznar y sus restos fueron arrojados a un barranco.  Cuando el mundo lo supo lloró amargamente.

Como a otros muchos miles de españoles, le costó la vida su relación con la II República, contra la que se sublevaron los militares golpistas que dieron luz verde a su fusilamiento.

"Con él se iba la esperanza de cualquier mínimo entendimiento entre las dos Españas: la de las letras y la de las armas y empezaba una etapa funesta -tan negra como los trajes de los gitanos de sus poemas- que habría de durar cuarenta años", considera la ex editora de Cultura de este diario y española Mabel Caballero.

"Lorca murió por inocente, por incauto, por creer que los militares analfabetos responden a los versos con palabras", agrega. Nadie sabe quién dispuso su muerte.

Nadie sabe, por completo, por qué. Pero miles de teorías circundan esta tragedia, que van desde su inapelable sentido y deseo de libertad hasta la simple y dolorosa homofobia de los golpistas.

La controversia. Pero el 70 aniversario no es relevante solo por ser un número redondo de esos que excitan a los medios de comunicación y que hacen que los periodistas inventen largas crónicas. Este año han coincidido la pena con la actualidad.

Esto, en primer plano, por las nuevas teorías levantadas en torno a la muerte del granadino, que hablan hasta de una trama familiar. La nueva hipótesis sobre su fusilamiento ha sido planteada por el documental Lorca, el mar deja de moverse, que no se estrenará hasta septiembre y que, según su director Emilio Ruiz Barrachina, recoge lo que se comenta en Granada que apunta a los primos del poeta, de la familia Roldán, como los instigadores de su ejecución.

A esto responde la sobrina del autor, Laura García Lorca, diciendo que nunca se habló sobre esa posibilidad en su casa y que "eso no cambiará que el crimen y asesinato de Federico García Lorca fue un asesinato político, porque era una persona muy vinculada al proyecto de la República en todos sus aspectos y proyectos: social, educativo, cultural y político".

Otro conflicto se abre con el nicho de muerte del autor de Poeta en Nueva York. La historia cuenta que aquella noche de agosto del 36, Lorca cayó muerto junto a un maestro de pueblo y dos banderilleros anarquistas. Muertos en Víznar y movido hasta Alfacar, fueron enterrados allí los tres, en la estrechez de una fosa común.

Lo que sigue es que con el tiempo Lorca fue sacado, dicen en Granada, de aquel nicho común y llevado a otra zona, donde la familia del poeta lo recuperó y, silenciosamente, lo sepultó en una propiedad de su pertenencia.

Hoy, y a raíz de todo esto que se comenta, surgen las peticiones de hispanistas, veteranos de la guerra y miembros de la cultura española, y de muchas partes del mundo, para que la fosa donde en primer lugar fue enterrado Lorca sea abierta para comprobar si está o no ahí el escritor. Pero la familia, y aquí está el debate, se rehúsa.

"Estimo que no es justo, ni bueno para nadie, que a estas alturas no sepamos la verdad de una vez por todas. La única manera de saberla y de silenciar para siempre los rumores y las especulaciones y los bulos y las tonterías es efectuar, con la tecnología de punta que hoy existe, la búsqueda científica de los restos del poeta y de los muertos a su lado", considera el hispanista Ian Gibson.

La importancia. Pero, junto con el misterio que rodea la muerte de Federico García Lorca, la magia del más representativo de la generación cultural del 27 sigue más centelleante que nunca.

Todo el mundo sigue viviendo la obra de este autor, un fenómeno que se ven en la lista de traducciones a todos los idiomas y el montaje en distintos costados del mundo de los textos dramáticos de este escritor. Que si La casa de Bernarda Alba, que si Mariana Pineda, que si Yerma: una gran epifanía del mundo lorquiano.

Para el poeta dominicano Tomás Castro, Lorca es uno de los más grandes hitos latinoamericanos del siglo 20. Su aporte, cree, es grandioso, tanto en la poesía como en el teatro.

"Poeta en Nueva York es uno de los libros más importantes escrito en lengua española. Y creo que de haber seguido con vida hasta estos días habría sido, indudablemente, un Premio Nobel. Y solo hay que ver la gran dimensión universal, tan poco común en Hispanoamérica, de la obra que hizo en tan corto tiempo en cualquier época", considera.

El autor dominicano Basilio Belliard agrega la relevancia que este autor tuvo en la poesía dominicana, concretamente en la Poesía Sorprendida y a los Independientes del 40.

Autores como  Mir, Villegas o Incháustegui Cabral, dice Belliard, son grandes amantes de la obra de Lorca. "Con el paso de los años, Federico García Lorca se ha hecho un clásico de la poesía hispana y de su generación y un símbolo de la resistencia intelectual y artística de la Guerra Civil Española", considera.

Lorca, al final, es ese gigante empequeñecido por la intolerancia. Una bofetada a un sociedad, la española, y al mundo. "La muerte del granadino lo convirtió en un símbolo de la España republicana, libre y con talento", considera Mabel Caballero, y del mundo entero, también podría ser. "Y sucedió por ignorar que un poeta vivo es más incómodo que uno muerto y enterrado en una fosa común", agrega la periodista española.

Y quizá, hay que decir, el Lorca no ha muerto. Mueren los cuerpos, los árboles y mueren los dictadores: pero jamás podrán morir los poetas, y menos las páginas y los versos. 
Nueva York (Oficina y denuncias)
Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna;
un río que viene cantando por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.   Existen las montañas, lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría,
lo sé.  Pero yo no he venido a ver el cielo.
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas y el espíritu a la
lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas, un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías que resistir en
la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre,
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
 
   
(Fragmento)