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Qué es ser argentino Por
Andrea Cobas |
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A primera vista, sobre un fondo de azul intenso, se recorta la figura de
una Argentina dibujada con palabras. Así se presenta ante sus potenciales
lectores
República de viento. Un país sin memoria de Rodolfo Alonso.
Desde el diseño de su tapa, el sentido emerge sugiriendo un entramado de
problemáticas que se abordará una y otra vez: lengua, patria, identidad,
inmigración son algunos de los ejes que recorren los textos que componen
el libro.
Alonso no es prescriptivo: no obliga a una lectura cuyos sentidos nos
brinda digeridos. Los ensayos, las crónicas, los fragmentos literarios que
componen el libro van más allá: asumen el desafío de invitar al lector a
poner a prueba categorías tan centrales que adoptamos sin cuestionar. El
interés por esos temas no es casual: hijo de inmigrantes gallegos, Alonso
asume su doble origen, su bilingüismo, sus dos orillas. A un tiempo, su
tradición son los versos gallegos de Rosalía de Castro y también lo son
las
Aguafuertes gallegas de Roberto Arlt. Pero Alonso no se queda
allí, también hace suya la poesía de Atahualpa Yupanqui, recreador de esa
otra herencia que Alonso busca recuperar incansablemente: la de aquellos
aborígenes, primeros pobladores de estas tierras. Los complejos dibujos
que nacen del encuentro entre las tres aristas de la nacionalidad
argentina –pueblos originarios, inmigrantes, criollos– motivan reflexiones
que establecen nexos ineludibles entre los textos de su libro: desde la
colonización hasta nuestros días, Alonso disloca para explicarlos los
procedimientos que contribuyeron a instaurar la república de viento que
hoy llamamos “Argentina”.
Trazando una línea que va desde la conquista de América a la conquista
encabezada por Julio Argentino Roca, Alonso aborda la primera de las
tradiciones nacionales desarticulando frente al lector las operaciones
discursivas implícitas en la histórica metáfora del desierto argentino: la
lengua –al nombrar– no es inocente. Armazón de ejercicios de índole
política, la mirada que –en el siglo
XIX–
organiza la construcción de la “patria argentina” surge de un proyecto
cultural y nacional que encuentra en la homogeneización y en el
borramiento la clave de su éxito. Instaurando la idea de un vacío que es
imperioso poblar, se emprende la búsqueda de una “nación para el deserto
argentino”. No extraña que ese vacío se llene, en primer término, con
palabras. Por eso, Alonso recupera la veta más claramente política de la
etapa fundacional de la literatura argentina, la porción del
corpus
que busca intervenir en la construcción de la nacionalidad:
Echeverría, Alberdi, Sarmiento, Hernández, Mansilla: nombres propios que
evocan textualidades en las que
indio,
patria,
inmigrante, son palabras que representan ideas medulares.
Aquel paradojal vacío que delinean los románticos –y que materializan con
sangre algunos de los hombres de la generación del '80– cobrará espesor en
el imaginario nacional en la figura del inmigrante, esa presencia que con
el paso de los años se transfigura de promesa en peligro. Si para los
románticos la figura del inmigrante condensa los sueños de construcción de
una verdadera república, la generación del '80 pondrá en escena el rostro
de una xenofobia intransigente que, bajo la máscara de la defensa de una
pretendida identidad argentina, oculta el rostro de los que buscan
preservar ciertas prerrogativas de clase amenazadas por el avance social,
económico y cultural de los inmigrantes y de sus hijos. Alonso también nos
presenta una cara más actual de este modo de entender lo argentino: la
supervivencia del estereotipo que aflora en el chiste de gallegos; en la
suspicaz mirada hacia el “ruso”; o en la xenofobia desplazada hoy hacia
las figuras de bolivianos, peruanos o paraguayos.
La cuestión de fondo que vertebra
República de viento tiene que ver con la identidad, con la
pregunta sobre qué significa ser argentino. Alonso responde ese
interrogante y lo hace rechazando la decimonónica idea monolítica de la
argentinidad como un constructo homogéneo y sin fisuras: pensar las
inflexiones de la identidad argentina es un ejercicio de apertura, es la
elección de un camino que encuentra su razón de ser en la diversidad, en
la pluralidad, en el cruzamiento. Alonso cita la frase de Rilke en la que
afirma que la verdadera patria del hombre está en su infancia. Esta
referencia ilumina
República de viento: para Alonso su patria infantil tiene
partes iguales de Galicia y de Argentina; de allí que para él, su
bilingüismo sea pura riqueza, sea la llave de acceso a un universo en el
cual, lejos de motivar el autoodio, la diferencia es pura positividad.
Rodolfo Alonso parece decirnos que es desde el presente que el argentino
debe interrogar su modo de entender la argentinidad impresa en las marcas
de una variedad étnica que todavía hoy pervive en rostros, lenguajes,
edificios e instituciones colectivas: las hendiduras del presente
argentino tienen mucho que ver con un pueblo que eligió olvidar sus
orígenes, que suele estigmatizar lo que no comprende, que muchas veces
elige la burla como un pobre ejercicio para conjurar el miedo.
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República de viento. Un
país sin memoria
Rodolfo Alonso Leviatán Buenos Aires, Argentina, 2007
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Rodolfo Alonso. Poeta, traductor y ensayista argentino, nacido en Buenos Aires. Es una de las voces más reconocidas de la poesía latinoamericana contemporánea. Fue el más joven de la legendaria revista de vanguardia “Poesía Buenos Aires”. Publicó más de 25 libros. Fue el primer traductor de Fernando Pessoa en América Latina. Tradujo también a muchos autores de diversos idiomas, entre ellos Giuseppe Ungaretti, Marguerite Duras, Cesare Pavese, Paul Éluard, Carlos Drummond de Andrade, Eugenio Montale, Jacques Prévert, Guillaume Apollinaire, Murilo Mendes, Pier Paolo Pasolini, Rosalía de Castro, Manuel Bandeira, Charles Baudelaire, Paul Valéry, Stéphane Mallarmé, Olavo Bilac, André Breton. Antologías de su obra poética fueron publicadas en Bélgica, España, México, Colombia, Francia, Brasil, Venezuela, Italia y Cuba. Premiado en Argentina, España, Venezuela, Brasil, Colombia, EEUU. En México se han publicado sus libros: “Lengua viva” (La Hoja Murmurante, Toluca, 1994); “Poesía junta (1952-2005)”, con prólogo de Juan Gelman (Alforja, México, 2006); “Antología esencial”, de Paul Éluard (Alas Vivas, Morelia, 2006); “La voz sin amo” (Ediciones de Medianoche, Zacatecas, 2008); “Poesía en general”, antología de Lêdo Ivo (Alforja, México, 2008). Suele colaborar habitualmente en “La Jornada Semanal”, “La Cabeza del Moro”, “Alforja”, “Archipiélago”, “Posdata”, “La Otra” y varias publicaciones mexicanas. |
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Rodolfo Alonso. Poeta, traductor y ensayista argentino, nacido en Buenos Aires a fines de 1934. Es una de las voces reconocidas de la poesía latinoamericana contemporánea. Fue el más joven de la legendaria revista de vanguardia “Poesía Buenos Aires”. Publicó más de 25 libros. Fue el primer traductor de Fernando Pessoa en América Latina. Tradujo también a muchos autores de diversos idiomas, entre ellos Giuseppe Ungaretti, Marguerite Duras, Cesare Pavese, Paul Éluard, Carlos Drummond de Andrade, Eugenio Montale, Jacques Prévert, Guillaume Apollinaire, Murilo Mendes, Pier Paolo Pasolini, Rosalía de Castro, Manuel Bandeira, Charles Baudelaire, Paul Valéry, Stéphane Mallarmé, Olavo Bilac, Lêdo Ivo, André Breton. Antologías de su obra poética fueron publicadas en Bélgica, España, México, Colombia, Francia, Brasil, Venezuela, Italia, Cuba y, próximamente, Inglaterra. Escribió textos para cine, como el célebre corto metraje “Faena” (1960). Premio Nacional de Poesía (1997). Orden “Alejo Zuloaga” de la Universidad de Carabobo (Venezuela, 2002). Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (2004). Palmas Académicas de la Academia Brasileña de Letras (2005). Premio Único de Ensayo Inédito de la Ciudad de Buenos Aires (2005). Premio Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia, 2006). En Italia acaba de aparecer su antología bilingüe “Il rumore del mondo” (Ponte Sisto, Roma, 2009), con prólogo de Juan Gelman y traducción de Sara Pagnini. |
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