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Hasta siempre, Alain Resnais |
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“El gusto es el contexto, y el contexto ha cambiado.” Este justo
concepto de Susan Sontag, anterior a 1975, fue lo primero que
pensé al conocer la muerte de Alain Resnais (1922-2014). ¿Cómo
intentar transmitir, hoy, ya no en otro contexto sino casi en otro
planeta, en otro mundo, la fecunda y maravillosa conmoción que
significó, para los adolescentes y jóvenes de mi generación, el
estreno en 1960 de Hiroshima mon amour?
Quizá sólo logre intentarlo ese poema homónimo que me ocurrió sin
premeditación, casi simultáneamente, y que palpita en mi libro
Hablar claro (Sudamericana, 1964). U otros recuerdos imborrables,
tal vez no menos expresivos. Hiroshima mon amour fue la única
película que llegué a ver tres veces. Aunque embebido en cine
desde niño, y cinematecas y cineclubes fueron clave para mi
formación, el encanto inefable de esa lenta y honda mirada sobre
el amor, sobre una historia humana que se encarnaba en la otra
Historia, la mayor, la de todos, esa voz, ese clima, esos rostros
y cuerpos, esa luz y esas sombras, ese texto indeleble de
Marguerite Duras, primeriza también, volvían a convertir al cine
(como bien dijera Luis Buñuel) en “instrumento de poesía”.
Pero con ser revelador y fecundo, el contexto permitía que ese
film no quedara en cenáculos, sino que alcanzara, sin demagogia
alguna, dominio público. Y también puedo dar testimonio al
respecto.
Por entonces me iba haciendo cargo del Departamento Cultural de la
Universidad de Buenos Aires, donde imaginábamos amplios dominios.
(Baste decir que creamos un Instituto de Teatro con Hedy Crilla y
Oscar Fessler, y el primer Laboratorio de Música Electrónica para
Francisco Kröpfl.) Y fue con nuestro Instituto de Cine de la UBA
que preparamos en la Facultad de Medicina una exhibición de la
obra previa de Resnais: sus dos cortos sobre Van Gogh y Picasso, y
su medio metraje Noche y niebla, donde ya se presentía su visión
estética contra el fondo siniestro de los campos de concentración,
cuya terrible operación los nazis llegaron a bautizar ¡con un lema
cercano al Romanticismo alemán!: Nacht und Nebel.
Resultó más que un éxito, y asistieron miles de estudiantes.
Tantos como para reiterarla. Y en ambas repartíamos, impresa a
mimeógrafo, mi traducción del tocante texto de Jean Cayrol, un
agudo escritor católico francés.
Pero, como ya me ocurría, muchas cosas (aun diversas entre sí) se
daban juntas. El Cineclub Núcleo, del que era asiduo, decide
lanzar una revista, la luego memorable Tiempo de Cine. Para la que
me encarga traducir nada menos que el límpido texto de Duras para
Hiroshima... Como no había impreso y era urgente, traduje
directamente de la película que me proyectaron una y otra vez,
deteniéndose y volviendo atrás. Y tan malo no fue el resultado,
porque esa versión fue lo más elogiado de aquel primer número por
T. E. M. (Tomás Eloy Martínez), el joven y exigente crítico
cinematográfico de La Nación.
A Alain Resnais le tocó vivir la circunstancia más feliz y más
riesgosa de un artista: tener éxito con su primera obra. Porque no
es fácil seguir creando cuando, de entrada, se ha colmado todo
paradigma. El lo hizo, continuó filmando con modestia, dignidad y
altura. Y se merece que lo despidamos, que lo recordemos con aquel
mismo poema que supo inspirar.
Hiroshima
mon amour
una mujer desciende envuelta en desesperado
orgullo del aire de su /casa como
hija de la lástima feroz de la furia pequeña provincial
el mundo contento arde quieto a su alrededor canta
en el interior de esa mujer el mundo como una boca de fuego
un hombre lejano la contempla con ojos de desesperado amor
ese hombre es otros hombres es el mismo amor
/cantando para sobrevivir el mundo contento arde
veloz a su alrededor canta en el interior de ese
hombre el mundo como una boca de fuego cuando la
palabra amor no tenga necesidad de ser pronunciada
amor en todos los cuerpos desesperados ardiendo tranquilos
el mundo contento como una boca de fuego una mujer
y un hombre lentamente a su alrededor
1960
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In: Diario "Página
12", del 4 de marzo, Buenos Aires |
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Rodolfo Alonso. Poeta, traductor y ensayista argentino, nacido en Buenos Aires. Es una de las voces más reconocidas de la poesía latinoamericana contemporánea. Fue el más joven de la legendaria revista de vanguardia “Poesía Buenos Aires”. Publicó más de 25 libros. Fue el primer traductor de Fernando Pessoa en América Latina. Tradujo también a muchos autores de diversos idiomas, entre ellos Giuseppe Ungaretti, Marguerite Duras, Cesare Pavese, Paul Éluard, Carlos Drummond de Andrade, Eugenio Montale, Jacques Prévert, Guillaume Apollinaire, Murilo Mendes, Pier Paolo Pasolini, Rosalía de Castro, Manuel Bandeira, Charles Baudelaire, Paul Valéry, Stéphane Mallarmé, Olavo Bilac, André Breton. Antologías de su obra poética fueron publicadas en Bélgica, España, México, Colombia, Francia, Brasil, Venezuela, Italia y Cuba. Premiado en Argentina, España, Venezuela, Brasil, Colombia, EEUU. En México se han publicado sus libros: “Lengua viva” (La Hoja Murmurante, Toluca, 1994); “Poesía junta (1952-2005)”, con prólogo de Juan Gelman (Alforja, México, 2006); “Antología esencial”, de Paul Éluard (Alas Vivas, Morelia, 2006); “La voz sin amo” (Ediciones de Medianoche, Zacatecas, 2008); “Poesía en general”, antología de Lêdo Ivo (Alforja, México, 2008). Suele colaborar habitualmente en “La Jornada Semanal”, “La Cabeza del Moro”, “Alforja”, “Archipiélago”, “Posdata”, “La Otra” y varias publicaciones mexicanas. |
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