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Desde siempre con Garzón |
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Sin imaginar entonces lo que en estos momentos se está viviendo, el 1º
de junio de 2010 publiqué en el diario "Página 12", de Buenos Aires, mi
artículo "La victoria de Garzón". Que fue publicado, casi
simultáneamente, en España ("Diario de Ferrol") y en México ("La Jornada
Semanal"). Y reproducido en y por muchos otros medios.
Hoy, por desdicha, siento que se la puede seguir leyendo, incluso con
mayor indignación. Por eso me permito transcribirla de nuevo en las
líneas que siguen.
“Aunque haya debido pagar una vez más las consecuencias de sus
iniciativas justicieras, aunque sus detractores y sus enemigos se
feliciten entre sí estruendosamente, aunque se imaginen que han
conseguido apartar de su camino ese obstáculo que tanto, tanto y tanto
los irritaba, el juez Benjamín Garzón no ha fracasado.
“No ha fracasado, no, porque nadie podrá evitar que la sociedad
española, y en consecuencia la democracia española, haya comenzando a
hablar en alta voz, haya comenzado a discutir públicamente y continuará
discutiendo en forma abierta lo que antes se quería acallar, borrar,
tener al margen, censurar, suprimir, olvidar. Nadie podrá impedir que el
pacto de silencio se haya roto, que las antiguas cicatrices, las viejas
deudas de honor y de sangre, se hayan vuelto evidentes, hayan sido
puestas de una vez y para siempre clamorosamente a la luz.
“Nadie podrá impedir lo que ya ha acontecido: los miles y miles de
muertos anónimos, arrojados a la fosa común o al rincón olvidado, las
víctimas del genocidio y del paseo fúnebre hacia las cunetas de la
madrugada, los reprimidos y los exiliados, las víctimas de una dictadura
que se imaginó capaz de construirse a sí misma un monumento (sobre los
huesos y hasta con las manos de los vencidos torturados y humillados),
han salido de una vez y para siempre a la discusión pública, han hecho
de sus fantasmas carne viva, presencia ineludible, algo que quema, algo
que no se puede ya eludir.
“No, el doctor Baltasar Garzón no ha fracasado. Como ya le ocurrió
cuando fue el primero en pretender juzgar a dictadores latinoamericanos,
a genocidas tan notorios como Pinochet y Videla, que hubieran preferido
una y mil veces no verse expuestos de ese modo, y aunque las
circunstancias parecieran apenas por un momento darles el gusto, ya que
no la razón, el coraje civil del juez Garzón no ha fracasado. Porque los
crímenes se discuten ahora abiertamente en la plaza, al aire libre, y
hasta el enconado vociferar de tantos defensores de lo indefendible,
como ciegos de lumbre, no haya logrado percibir que con sus propios
gritos estentóreos han contribuido a que el asunto vea definitivamente
la luz, a que la espantosa cuestión esté en debate.
“Los argentinos (los latinoamericanos) algo sabemos de desaparecidos.
Algo sabemos de violaciones silenciadas, de memorias que se pretendían
olvidadas, de bebés trocados como siniestras mercancías, de infancias
que no se sabían creciendo en manos de los verdugos de sus padres
masacrados. Y no ocurrió de golpe, no ocurrió de un día para otro, no
fue por un milagro sino por una leve, lentísima y persistente gota de
agua que poco a poco, sin cesar un instante, comenzó a horadar la
piedra, comenzó a develar la memoria que preferían petrificada.
“Fue primero la valerosa ronda, solitaria y anónima, de unas madres
desoladas alrededor de esa humilde pirámide no menos solitaria en la
Plaza de Mayo. Fue luego, con sus más y sus menos, pero de forma
prácticamente única en el mundo, el juicio a los principales
responsables de la peor dictadura argentina en los primeros años de la
democracia recobrada. Hubo después retrocesos y lagunas, intentos de
volver atrás, de silenciarlo todo nuevamente. Pero no fue posible. Y en
los últimos años hemos visto cada vez más magistrados capaces de hacer
actuar a la justicia. Y hemos visto también, sobre todo, una maduración
y crecimiento general de la memoria crítica, un dolor enorme hecho carne
y conciencia en nuestra sociedad, y especialmente en nuestros jóvenes.
“Y en eso no algo, sino mucho le debemos también a Baltasar Garzón. Él
acogió en España los reclamos de los familiares de las víctimas cuando
no conseguían hacerse oír entre nosotros. Él supo pasar a la acción y
generar conciencia. Por eso es desde Argentina que se escuchan muchas y
muchas voces de apoyo a su reciente intento de comenzar a hacer justicia
en su propio país.
“Desde la Argentina que vio
llegar a cientos de miles de inmigrantes españoles, y después de 1939 a
tantos exiliados republicanos, hoy no sólo podemos dar fe que actitudes
como la del juez Baltasar Garzón no han fracasado. También podemos
celebrarlo. Gracias a gente como él, de aquí hacia allá, de allá hacia
aquí, los alevosos crímenes de tantas dictaduras contra los derechos
humanos, no han caído ni caerán en el olvido. Hoy han cobrado
ineludiblemente estado público. Hoy son memoria ya, memoria activa, tan
ejemplar como imborrable.” |
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Rodolfo Alonso. Poeta, traductor y ensayista argentino, nacido en Buenos Aires. Es una de las voces más reconocidas de la poesía latinoamericana contemporánea. Fue el más joven de la legendaria revista de vanguardia “Poesía Buenos Aires”. Publicó más de 25 libros. Fue el primer traductor de Fernando Pessoa en América Latina. Tradujo también a muchos autores de diversos idiomas, entre ellos Giuseppe Ungaretti, Marguerite Duras, Cesare Pavese, Paul Éluard, Carlos Drummond de Andrade, Eugenio Montale, Jacques Prévert, Guillaume Apollinaire, Murilo Mendes, Pier Paolo Pasolini, Rosalía de Castro, Manuel Bandeira, Charles Baudelaire, Paul Valéry, Stéphane Mallarmé, Olavo Bilac, André Breton. Antologías de su obra poética fueron publicadas en Bélgica, España, México, Colombia, Francia, Brasil, Venezuela, Italia y Cuba. Premiado en Argentina, España, Venezuela, Brasil, Colombia, EEUU. En México se han publicado sus libros: “Lengua viva” (La Hoja Murmurante, Toluca, 1994); “Poesía junta (1952-2005)”, con prólogo de Juan Gelman (Alforja, México, 2006); “Antología esencial”, de Paul Éluard (Alas Vivas, Morelia, 2006); “La voz sin amo” (Ediciones de Medianoche, Zacatecas, 2008); “Poesía en general”, antología de Lêdo Ivo (Alforja, México, 2008). Suele colaborar habitualmente en “La Jornada Semanal”, “La Cabeza del Moro”, “Alforja”, “Archipiélago”, “Posdata”, “La Otra” y varias publicaciones mexicanas. |
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Rodolfo Alonso. Poeta, traductor y ensayista argentino, nacido en Buenos Aires a fines de 1934. Es una de las voces reconocidas de la poesía latinoamericana contemporánea. Fue el más joven de la legendaria revista de vanguardia “Poesía Buenos Aires”. Publicó más de 25 libros. Fue el primer traductor de Fernando Pessoa en América Latina. Tradujo también a muchos autores de diversos idiomas, entre ellos Giuseppe Ungaretti, Marguerite Duras, Cesare Pavese, Paul Éluard, Carlos Drummond de Andrade, Eugenio Montale, Jacques Prévert, Guillaume Apollinaire, Murilo Mendes, Pier Paolo Pasolini, Rosalía de Castro, Manuel Bandeira, Charles Baudelaire, Paul Valéry, Stéphane Mallarmé, Olavo Bilac, Lêdo Ivo, André Breton. Antologías de su obra poética fueron publicadas en Bélgica, España, México, Colombia, Francia, Brasil, Venezuela, Italia, Cuba y, próximamente, Inglaterra. Escribió textos para cine, como el célebre corto metraje “Faena” (1960). Premio Nacional de Poesía (1997). Orden “Alejo Zuloaga” de la Universidad de Carabobo (Venezuela, 2002). Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (2004). Palmas Académicas de la Academia Brasileña de Letras (2005). Premio Único de Ensayo Inédito de la Ciudad de Buenos Aires (2005). Premio Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia, 2006). En Italia acaba de aparecer su antología bilingüe “Il rumore del mondo” (Ponte Sisto, Roma, 2009), con prólogo de Juan Gelman y traducción de Sara Pagnini. |
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