Perdidos

JOSÉ JULIÁN LÓPEZ GUTIÉRREZ


José Julián López Gutiérrez: Nacido el 11 de marzo de 1999 en la ciudad de Palmira, valle del cauca, Colombia. Estudió en el colegio Susana López de Valencia de su ciudad de origen. Actualmente estudia fisioterapia en la Universidad Autónoma de Manizales donde se destaca por su creatividad literaria y comunicativa, perteneciendo a diversos talleres y tertulias así como haciendo una incursión en un grupo radial donde da a conocer su producción.


Perdidos

Tengo un pronóstico de recuerdos bajo la lluvia
y de fuertes vientos bajo el retrato de mis hojas,
y aún conservo la tregua vencida
por lo imposible cuando no te encuentro.
A diario la marca de tus pasos me define  el momento
y la distancia con la que te alejas.
Me dejas en rojo sin intermitencia,sin elecciòn.
Amor, yo soy vía libre para seguirte
y que al final de la calle el verde marque
el signo que nos hace cruzar por aquí.
Mucho antes de que la lluvia
hiciera más bulla que el día,
en los precipicios se instalaban puentes
que se sellaban a la diestra de tu sombra
y tus manos no se hallaban bajo los bolsillos
negando un destino en cada esquina.
Ahora un extraviado se suelta de una entraña
y persigue calles, encuentros, a ti, de lado a lado.
Un perdido más de la calle elige el verde apurado,
corre y nos busca
y yo también corro, te busco, subo,
bajo, cruzo, obedezco, rompo, grito en los paraderos,
me marco la dirección de tus pies;
pero también me pierdo.
Encontré al extraviado y soy él.

Entre el rincón y el tiempo

Me he convertido en una sombra más,
renacida en la cúpula,
rodeada de estaciones
y de almas que deambulan
bajo el tiempo libre
que se refleja en sus silencios.
Pero ya es el momento,
lo indican las manecillas
que palpitan en el rincón
ahogado de recuerdos.
En las ruinas del olvido
algo grita en nombre de lo que se fue;
está en la entraña
de algún laberinto sombrío,
lo busco, es inalcanzable, parece eterno.
Ni siquiera puedo
con la baraja exacta
de las horas que al pasar
me golpean.
De este lado,
el vapor de los trenes
ocupa el camino
que ya han recorrido
las horas de tu ausencia inconclusa.
A la derecha,
al ver por la ventan,
estás tú;
entre la hora precisa para llamarte
y el vacío profundo
dentro de lo que cabe amarte.

En su nombre

Un día macondo conquistó mi puño
y a partir de ahí, en mis pliegues
se ha conservado el musgo
derrotado de América.
Ahora escribo al alcance
que me permiten los libros,
sosteniendo las palabras
que se chocan entre mis dedos.
Así como los barcos que cubrieron
lo que se fundó en la historia
sin haber tenido los pies sobre la tierra,
el material de los cielos
cubre la hazaña
premiada en mis silencios.
Siempre he perseguido lo vivido
con la emoción que me llena contarlo.
No se si ya lo leí o lo viví
pero en su nombre aún se libran historias
que no se han escrito.

El ayer de tu ausencia

Ayer derramé tu cuerpo en mi cama
ayer mordí tu recuerdo en tu beso
ayer un beso fue un recuerdo en la fresa de anoche.
Apenas fue hoy que el ayer
desaparece de mi fantasía.
Tan solo sé de tus labios
como sé del laberinto de pensarte
con la devoción de tu figura
sobre mi pecho sin trono.
Ayer derramé tu cuerpo en mi cama.
La vida que le da vida a los méritos de amarte
carece del hoy.
Con tu tiempo agotado en mi sueño
como un sueño en que la jauría de recuerdos
le aúllan a la intención de no olvidarte,
a la que suelo llamar pesadilla.
Ayer derramé tu cuerpo en mi cama
y tan solo sé de tus labios
como sé del laberinto de pensarte,
como pienso que amarte es soñarte;
como sueño que pensarte es tenerte

JOSÉ JULIÁN LÓPEZ GUTIÉRREZ