No huyas: mira a la Esfinge fijamente a los Ojos
Vacíos como los tuyos
Pues la Esfinge Eres Tú.
La pregunta Eres Tú y la Peste Eres Tú,
El exilio, La Ceguera, no son volátiles u póstumas
Cenizas, sino el oscuro túnel que oculta los designios
Que los cruentos azares quisieron para ti.
No huyas: Espera. ¿Qué? El descenso, el descenso,
Siempre el descenso hacia lo in-luminado,
No hacia lo abierto, no, pues todo “Ángel es terrible”
Y solo por su benevolencia reinas en la tierra.
Pues el podría destruirte. Un poco más: ¿ la furiosa simiente
De que surge tu sombra, no lleva impronta de los
Ángeles?
Haz construido tu morada al borde del abismo,
De desatendidas plegarias y preguntas blasfemas
Y sabes que después del silencio y el exilio tremendo,
Nada redime al hombre del peligro y el peligro es
Abismo,
Ser libres, ser libres y henos aquí, ciegos
Y solitarios mendicantes después de las tormentas
Y borrascas que trae aparejada la razón.
Un poco más: El Abismo es Ojo que te Observa.
Un solo sí y escuchará el llamado
Y en ese instante mínimo y perfecto comprenderás
Al cabo que solo tú y el Ángel que te habita,
Son el sombrío abismo del que pendes.
Oscar Portela
Abril del 2006 |