Llaves, llaves, en que ocultos sarcofagos,
en las camaras mortuorias
de que infautas noches,
en que negro corazón,
en que remotas madrugadas
de que lejanos Universos,
os hallais enterradas, y hoy, hoy,
que tocan a Diana en las aldabas
clausuradas deste corazón
herído por la flecha de Apolo,
una y otra vez, una y otra vez,
herido, y el regusto de la pez
sobre mis secos labios, llaves, llaves,
volad a mí y abrid el mar de mi alma
a extraña luz y otros nuevos poderes.
diciembre 26 del 2004
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