Solísimas, traídas y llevadas
Hacia ninguna parte, señalando
La Nada, la herrumbre, la Soledad,
El infinito viento de la tempestad
De un tiempo que todo rayo
Convierte en nada, nada, nada….
Así nuestra alma, chirríate, como una
Veleta solitaria, de una plaza
Insomne, abandonada, de un templo
Con voces apagadas y con umbrales
Pálidos y cirios consumidos,
Así las huellas marcando un ángulo
Dirigido como triste Veleta
Hacia el rumbo de vientos
Que abren preguntas acerca del
Destino, mientras Vosotras Veletas,
Como insomnes testigos, abandonadas ya
Como serán las huesos del mortal,
Custodiais las costumbres, las horridas
Horas de la vida, sus secretas penurias
Y el agua que, como a vosotras, solitarias
Veletas nos conducen
Hacia las últimas moradas, la soledades
Ultimas que nos pondrán a salvo
De la feroz incuria del vivir.
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