Niño Solar Que burla señor, que has puesto en mi boca preces y bendiciones, y en mi cintura el fuego de los dioses que dominó la muerte, ahora que solo clamo por ti, noche, por tu desacimiento, yo , como exiliado, condenado, solo en la noche libre, odiando toda luz, odiando toda belleza, señor que burla, que burla , el largo camino que conduce del sueño del niño solar, a éste que ahora su cuerpo baña con las cenizas del recuerdo, - porque nadie puede saltar sobre su sobre su sombra, ni coincidir con ella, cuando el mediodía se retrasa -, - Oh señor - , y en mi solo crece el desierto, el olvido que no puede olvidar el olvido que lo revela todo-, las pequeñas muertes, los pequeños duelos, abiertos en las confeciones de las encenizadas lagrimas, - las que lloro por mi -, y por aquella belleza que no engendró mi corazón aquí, en ésta soledad a la que me condenaste, al igual que Timón, Calibos, Catilina. Ahora que solo complo la palidez creciente del crepúsculo -, el egoísmo de los corazones, la fatal llaga de lo trivial que se expande sobre todo -, como un viento demente, yo sin el sueño que da reparo y da la muerte soñada muerte, cuando él me llamaba, - sígueme, entra al oscuro bosque - , y lo veía disolverse, del mismo modo en que ahora mi vacía mirada, solo ve muros y la sal del desierto que crece, Oh señor, que me niegas el rayo de la locura, la mirifica muerte, y solo cenizas dejas en mi boca, harapos en el cuerpo del niño que desafiaba al sol en su carrera, hasta perderce con el én su viaje hacia la noche yo que ahora soy noche, yo señor, que al viento y al sol me había prometido, yo, un corazón con demasiadas preguntas, abandonado como Abraham en el desierto, como Job, rascándose sus pústulas, en soledad señor, tu y yo, acaso solo melodías de una partitura que jamás será escrita sobre ninguna lápida. REQUIEM Como Tiberio frente al mar azul, como Tiberio al infinito tiempo de la espuma sin memorias ninguna, como Tiberio el Dios atisbando sin ver, más que el abismo del pasado y sentir vagamente las incendiadas gemas arder en su corazón de niño, así, como Tiberio, como Tiberio el Dios, frente al inabarcable órgano del océano siento subir en mí, contemplando como Tiberio el elíptico vuelo de las aves, el horror del pasado, el pánico quebrándose sobre mi corazón, el quiasmo de lo no sucedido, hundido como Tiberio, el Dios, entre tinieblas, con las ardidas naves del verbo proferido por el deseo del otro que fui, o de los Otros que hablaban en nosotros, el infinito misterio del pasado. Larga ha sido nuestra búsqueda, finitos pero intrincados los pasadizos en los que buscábamos el orden perdido, el vuelo de los Ángeles, las voces que dictaban y exultantes ardían en nuestros corazones enjaezados de lunas y de estrellas, de promesas burladas por la voluntad de alzarce con el todo del mundo. Pero heme aquí sin palabras, como Tiberio, el Dios, pálido en la certidumbre de ser solo un espectro, una pálida huella en las danzas de la memoria del devenir del mundo, por los Dioses burlado, mirando ahora, sin ver más que el Ocaso de los soles que amara, como Tiberio, como Tiberio el Dios, yo Dios, ahora deseando la desmemoria sin sexo de los cerrados ojos de una magnolia, sobre un cuerpo ya anciano que no pronunciará jamás las ordenes de vida o muerte. Como Tiberio,como Tiberio el Dios, desterrado en si mismo frente al mar, bordando el réquiem de lo no sucedido, pidiendo al Ángel de la gracia de los piadosos espíritus, que aparten del insomnio toda muerta memoria. Como yo, como Tiberio el Dios, así, en mitad del leteo, ahora me preparo para llevar conmigo la vacilante nada de los Dias, los espejismos de las Islas Perdidas, -todo lo que un nombre firmara -, en nombre de unos ojos, unas trémulas manos de amante y de asesino, unos labios sedientos de venenos, que ahora cantan la canción del vacío, las lagrimas de Eros desterrado - el baño de Diana - y Acteón destrozado, como Tiberio, ya invisible a la jauría de perros, solo azotado por el lamento del viento arremejido contra los acantilados de Capri, allí donde Tiberio, el niño Dios, el anciano demente, espera la última traición, que un inmortal soporta. El brillo que la noche vanamente quiere ocultar al mar, (- el único vigía, el último testigo del infierno que despectivamente baja hasta los féretros...). LA GACELA Que la muerte a la mano esté solícita y dispuesta a guiar ésta sombra que persigue el amor negado y prometido sea promesa de la muerte. Ay rememoración de un imposible origen, más allá, lo que rompe el espejo del corazón que alumbra el claro de la razón y nos refleja en los ojos luminosos del felino. No es posible saber si dormidos estamos o soñamos el sueño de la vida que ancla en la muerte sus pasajeros pétalos. Bello sería que nuestro propio espectro asistiera a la imposible boda del cuerpo del cielo, con el agua y el sol que penetra pantanos. Mientras tanto rememorar lo que se aleja más de la memoria, lo que nunca a sido o estado presente, la no presencia de ojos y bocas donde duermen todos los presentes, y se suspenden todas las vigilias, la ingle donde el más cálido aliento se congela y que la muerte guarda para sí. Mientras reposo mis ojos en el imaginario lecho de turba y de silicio, sin esperar ya el sueño de asistir a mi muerte, recuerdo el rubor de tus mejillas pasmasmandose en mis cantos. |