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Oscar Portela
La libertad de opinión
y los sitios digitales
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¿Que imbécil afirma que la prensa gráfica es menos confiable que los sitios de la red? Cierto puede ser que falte suficiente legislación que controle los derechos de autor de la prensa digital, pero puede afirmarse - sobre todo aquel que tenga experiencia periodística -, que la prensa escrita es el brazo con el que se mueven los poderes políticos - del mismo modo que la radio y la tv -, de tal modo que la acumulación de poder a través de negociados con el poder de turno, como sucede en la Argentina de hoy, donde el ejecutivo avanza sobre ciertos medios, apoyando a otros, para que de este modo, el monopolio del poder quede en sus manos. ¿Es que quien afirma tamaña imbecilidad ignora que la prensa escrita, para sostenerse con mercados deprimidos, hace negocios de publicidad con los poderes políticos, hasta obtener un quantum de poder ilimitado?

¿Es que la mala intención del articulista ignora que la corrupción alcanza a los periodistas que venden sus servicios a los poderes políticos, cuando no son presionados por la redacción, para que en sus respectivas columnas afirmen a quien al poder conviene, de tal modo que la manipulación del público llega a bastardear toda auténtica información que debería ser educativa?

Contrario sensu, en cualquier humilde cyberg, la más crítica de las mentes iluminadas, es libre de opinar sin que un webmaster cumpla el poder de policía, o tener espacios propios para expresarse en tiempos de cortinas de humo e hipnotismo de la imagen, del modo más libre y sin compromisos que puede haber.

O existe en aquel articulista como Cebrian mala intención y compromisos espureos, o jamás estuvo en el interior de una mesa de redacción, en un set, o tras un microfono.

En la Argentina nadie ignora que el show bussines ( leer en este punto a Jacques Derrida) se ha puesto a disposición del poder de turno, sin que la justicia tenga fueros para intervenir en ello: además de que la trivialidad reemplaza al pensamiento critíco, - lo que resulta grave-, se invierten los papeles como los filósofos modernos saben: los payasos que ejercen cierto tipo de periodismo y la figura del político, se convierte en el actor de moda.

Jaime Richar, por ejemplo es la expresión más clara de que la libertad de expresión, pasa hoy por el teclado de una computadora y los sitios digitales. Cuarenta años de ejercicio periodístico y político me permiten afirmar esto sin dudar un momento. Mi alejamiento de la pseudo-prensa escrita, o de los microfonos que carecen de programas serios y libres, son elementos que me permiten afirmar lo dicho, sin temor a errores de ningun tipo.

Desde Spinoza a Kant se rendía culto a la iglesia o al emperador (véase Kant y su retractación de ciertos puntos de vista de la Crítica de la razón pura), pero en éste instante me siento libre de expresar puntos de vista, que ningun archivo de la CIA podrá evitar, salvo una hecatombe que nos lleve a un totalitarismo de la información, que representaría un Estado Universal del que estamos cada día mas lejos. Sólo quienes busquan y miran hacia otro lado, sol la indiferencia repúblicana, liberan el campo de las manipulaciónes para que los amos del poder, puedan manejar a su antojo los intereses de los pueblos, las etnias y el tesoro de la memoria acumulado en la palabra cultura.Tal vez se salven individuos como Chomski que cuentan con el apoyo de los sectores sociales más radicalizados, pero ésto en verdad no significa nada, y sólo llega a un grupo reducido de lectores.

Oscar Portela
septiembre, 2004.