La soledad que ha prohijado
la palabra a la deriva de la
sombra de un sueño con un
golpe donde se cierra el
círculo del relámpago que
gira en torno a sí y en soledad a
la deriva del sueño que
podría de pronto ser el
sueño de la deriva del
corazón del otro,
transposición de luz de la
esperanza que ha expurgado
de sí la soledad ampliando
el eco de la primera gesta
del deseo del sueño del
color: empero volvería a
repetirse la voz de los
mandatos, los ecos de las
transmigraciones en el color
del agua donde ebrio me
echaría a dormir el sueño
del maullido y aún estoy
conmigo junto a ti con
los colores de
los sueños del otro y hablo
con estos devenires del
clima encandilado en el
fulgor de las lágrimas donde
se cierra el círculo y ya
nada es posible,
salvo los estremecimientos
de la locura enterrada bajo las
huellas del azar,
de los largos crepúsculos y los
abismos, superficies, cumbres
de la imposible soledad,
y el tierno brote del paraíso
donde podré
rezar después de la soledad del vértigo
y el azorado mar azul del canto
del ahorcado.
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