Porque en mi ya larga vida de luchas, fracasos y éxitos, vos ocupas ese
lugar intransferible, que da el soplo de la amistad, castalia donde beben
las almas las amargas lagrimas de la sabiduría: ¿que serían de los
principios, la solidaridad, las búsquedas de un mundo más justo y mas
humano, las revoluciones éticas, sin ese palio, que nos permite sobrellevar
todas las tormentas, todas las humillaciones y vejaciones de la vida? Nada.
Y en éste desierto que crece, tu sombra se alarga en mi corazón desde los
lejanos años mozos: ¡que difícil continuar diciendo adiós cuando se sabe que
este solo se apaga cuando la luz del sol declina para uno mismo.
Sin adioses entonces, ni disfraces de duelos, sin sentimientos de fracaso,
en éste mundo de marionetas prestas a traicionarlo todo solo por pertenecer
a una corte de bufones, yo te saludo, señora de las no claudicaciones,
coherente en tus afanes, dama para la que no había lugares en el lujoso
casino de las apuestas de los juegos de azar:
Que importa ello cuando contra las miserias de las crueles incurias, en los
corazones que amamos, siguen naciendo las estrellas que anuncian los
amaneceres de un mundo que se renueva todos los días, siempre bebiendo de la
amistad que otorga la sabiduría.
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