OSCAR PORTELA
Carta abierta sobre los "humanismos" del siglo XXI
Harto del exceso de retórica: el fuera Bush, es como el fuera salpullido, o paperas! Quien es Bush sino síntoma de una historia Universal que devela que ninguna teleología la dirigía, que no se dirigía a ninguna parte, sino a la subjetividad absoluta que es la absoluta objetividad? ¿O no es este un mundo de objetos en el cual los "sujetos" han desparecido? Tu eres psicoanalista, lo tienes que saber, antes que Freud, Lacan, la post-modernidad, Stirner, Nietzsche, trazaron el mapa del nihilismo que hoy bebemos hasta la arenilla, el espejismo de una nada, de un vacío sin horizontes, que clama por el hambre, pero no por el alma, y hoy se impone el potlash de la multiplicación de los peces. Ay, la venganza de “Mnemosina”, hemos dividido la eternidad y el tiempo, en cualidades físico- matemáticas, y la "humanidad" - el hombre de carne y hueso -, pugna entre contorsiones, por no quedar enterrada en el desierto, parapléjica y absorta en su la mudes.

No constituye tarea de poetas el reparar un camino ( método) que no era el acertado: el saber de este camino nos hizo esclavos de la oculta esencia de la tecnociencia, y el planeta se conmueve y enferma, ciego de imbeciles, de excluidos y torturados, de nobles que derraman su sangre por grandes ideales, por millones de zombis de la imagen y la acústica, del ruido que nos impide escuchar en el silencio la muda voz del ser. Marketing, poder, teatro grand-guiñol, sublimación de deudas infinitas, tribunales que no terminan de saldar los compromisos de Hamlet, niños afásicos, sicóticos seriales, esquizofrenia improductiva de seres que nunca a salido de la sombras de la caverna de Platón.

Pero aún se habla de la "justicia" y no de la ley del mas débil devenido más fuerte: de esclavo a señor en un una impiadosa jungla, en la que las carnicerías, los reducidores de cabezas, los piratas del cosmos, los tahúres del espíritu, constituyen espacios de poder jamás concebidos por ningún perverso de la historia: los remos y la esclavitud de siglos atrás nada son comparados con éste mundo en el que reina el "hombre sin atributos", "el trabajador" que se convierte a si mismo en humus de una tierra seca, pero en mitad de esta parafernalia en la cual Hop, - el observador de una humanidad Husher -, observa con la sonrisa codiciosa de quien sabe que de este camino solo retornan los "dragones", tal vez una estrella solitaria pueda señalarnos aún el camino hacia otros horizontes.


Oscar Portela. noviembre del 2005