Mi mayor aspiraciòn, una breve, sobria, intoducciòn a la historia del cine y a aquello, que permite que las vistas sean perdurables. Ya dije antes que la Closse, podrà ser una buena actrìz, empero, como podrìa animarce a realizar una remake de "Un leòn en Invierno", en la cual Hepburn dirigida por Glenville, mostraba todos los kilates de actriz que tenìa?
Basta de remakes, por favor, o es que Wollywood se quedò definitivamente sin tener que decir? Lo dijo Brando, al referirce a la actuaciòn de Laugthon en la primer versiòn del "Montin de la Bounty": marca registrada. El ridìculo de Lynn Redgrave tratando de imitar a Davis en "Baby Jane", llama a la riza. Y estos ejemplos se multiplican hasta el infinito. Sin embargo, cada decada produce y en cada paìs, directores, guionistas, actores, que respetan su profesiòn y son los autenticos monstruos de la pantalla: Inglaterra en las largas decadas que durò el estrellato de estos actores, pudo ufanarse de mostar a Gilgud - el màs grande -, a Olivier, a Mason, a Richardson, a M. Redgrave, pero cuando recuerda los vientos que soplaron con la apariciòn de fre Cinema de los sesenta, entra en shock: ¿Quien puede suplantar a un Bogarde, a un Plummer, a un O'Toole, a un Harris, - incomparable, desde que Anderson lo lanzara en "El llanto del idolo", a Courtenay, quienes compartìan cartelera con las màs antiguas estrellas?
Pero de todos ellos, creo firmemente que existe un actor, que supera con creces, las dimenciones de una identidad y se multiplìca, haciendo uso de una tècnica que recuerda a Guiness -, y de una capacidad de captar al espectador, que ningun actor tuvo y aùn lo tiene y el se llama, Albert Finney: claro que no le brindaron ni la mitad de los papeles que lo hubiesen convertido en un monstruo incomparable (aunque lo ès), desde que T. Richardson lo lanzara en "Tom Jones".
Basta citar unas pocas cintas, para mostrar que Finney no tiene limites, desde el drama, la tragedia, a la comedia, a todos los vericuetos del alma humana, - siempre imprimiendole a sus personajes algo de humanidad e incluso de ironìa con respecto a la condiciòn mortal): Finney, como solo unos pocos - tal vez Sellers y Guinnes, son aquellos que pueden desaparecer detràs de sus personajes: el Poirot de "Crimen en el Oriente Express", y esa inmensa interpretaciòn en que solo los que tienen tres ojos pueden ver lo que Finney està dando, cuando interpreta la vida de Winston Churchill. El Finney monstruoso de "El vestidor" - cuando èl debiò hacer "Lear" en manos del mejor R. Scoth, el Finney de ese clàsico que es " Bajo el Bolcan" de Huston, el cameo de "Brocovich", la magistarl interpretaciòn de un filme que casi nadie viò: "La caìda de Swiburne", y sus cameos con los Cohen, o su màgica interpretaciòn del gangster que salva a Matew Modine, una buena pareja para Finney de la perdiciòn.
¿Cuantos films ha filmado Finney, que no han hecho carrera de marketing, por lo que no lo hemos visto? Pero quien puede no recordarlo en "Un camino para dos" con Audrey Hepburn,lleno aùn de esa energìa que conserva, y de esa luz que solo los actores inmensos poseèn, (como por ejemplo Steiger - recordar su actuaciòn en "El Prestamista " de Lumet y perdonad esta disgreciòn) : ( antes que Brando): en estos tiempos, pocos, poquisìmos, salen de la pantalla para dialogar con el espectador como estos camaleones de la pantalla.Finney, tècnica, alma, carisma, luz: necesitamos que sigan existiendo actores de esta talla.
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