Poema donde el poeta Oscar Portela se retrata por entero: el poeta
entregado hasta el fondo a la celebración de la juventud y las pompas de
jabón de Machado, asume la decadencia y el viento de la carne que muere
por una lluvia de instantes y le opone el dios danzante de Nietzsche.
Así va recorriendo la memoria y la sombra de los grandes poetas amados que
lo precedieron y renueva en cada uno su propia voz.
Una voz con algo inasible de profecía como se nos da siempre la voz de los
poetas mayores y por tanto no escuchados e ignorados en su tiempo.
Voz en la voz de Vallejo, piedra negra sobre piedras blancas desde
Corrientes a un lejano Paris diluido en el aguacero de los años.
Soy Villon y soy Poe y soy una elegía interminable
que susurra los nombres nunca dichos y que caen con
ellos taciturno al fondo del averno. Ay, y tengo para mí
que soy yo mismo Lucifer y Gabriel en duelo extraño.
Así el canto se eleva sin otra razón que la celebración de sí mismo en el
juego de abalorios de la propia vida que es la vida de uno y la de todos.
Como Whitman – a mí mismo me celebro y me canto – y su contracara en los
negros himnos del cuervo de Poe- la máscara de la risa del bufón del rey
de la baraja y su reverso en la tragedia.
Y tengo para mí la sombra del suicidio,
la ajusticiada sombra de la lumbre –
el danzarín desesperado - el bufón hecho tea-
todo lo tengo para mí, pues yo soy ese y el otro,
Del mundo con la soga al cuello lapidando al outsider de Villón y Genet a
Portela. Poeta y escritura en marginalidad conmovedora y absoluta.
Palabras de agua desgastando un muro cerrado incansablemente.
Versos con lejanos ecos de los versos iniciales de Faulkner - A green bough – Oscar Portela como el espejo de aquel otro ladrón y asesino es condena del
ojo implacable de la luna y vida sin otra paz en esta tierra.
Uno, el otro, el mismo. Errante en el laberinto del tiempo y sombra que a
veces se busca en los espejos.
Un verdadero himno en el que hay mucho de lo mejor de la voz de Oscar
Portela. Texto que emociona leer y que personalmente guardo entre lo mejor
de los archivos de la memoria.
Alejandro Drewes
Buenos Aires ( Arg) |