Por el hilo de luz que de la luna baja
Vienes al sueño Matt y denudas
Las pálidas redomas del placer
De la carne: tú eres la piel que prometió
El deseo y que todo lo quema:
Tú el alarido del gozo que penetra
Hasta el vientre del poema para que este
Cante la alabanza terrestre de tu boca
Y tus labios donde el sentido pierde su horizonte
Vague en la noche de la celebración de cuerpos
Entrelazados como serpientes que se curvan
Hasta que el tiempo cesa de existir y solo
El grito hiende la tierra aterrada de la belleza
Que de un hilo de luna baja hasta nuestros sueños.
Tú Max podrías destruir todo coloso pues tus eres
El coloso que surge no del mármol sino del barro aqueste,
Y que las manos como garras aran en el delirio
Del frenesí demente del deseo: miras y sacrificas
Lo que miras aunque dulce y mirifica sean los parpados
De tus pupilas vírgenes: tú reinas sobre todo.
Eres la primavera y el fauno de los mitos se malogra
Al sentir tu presencia: no eres bello. Eres la proporción
Que Mefistófeles promete a quien aspira al todo.
Eres más de lo posible. Eres la gloria de la carne
Florecida en deseo. Una burbuja huye de tus piernas.
Ay, mirarte y pedir a los ángeles ayuda: o ser sacrificado
Y que tus dientes de marfiles lucidos corten
La vida efímera de todo para llevarse entre su ingle
El verso con que el poeta canta tu osatura.
Ningún mortal podría concebirte y sin embargo
De la luna has venido para hacerte terreno en el dominio
Deste sueño aéreo. |