Por un fugas instante
- aquel de las fugacidad de las estrellas
en un cielo diáfano de estío -
cuando la mirada lanzada hacia
el abismo veía correr los astros
dentro del alma como si en esta se hiciera
todo el espacio cósmico tal vez adiviné tempranamente
tus piernas talladas por un Dios
y tu cuerpo fundido en bronce y opalina.
Pero como la niñez y el estío
y las hojas y el agua que no cesan
o las luciérnagas que habitan en las noches
y en este corazón donde tu ya no estás sino
en la imaginería del deseo de ti aún perduras
Astro fugas relámpago y Perseo
que sin embargo estás
pués te alimentas
de las palabras del poema.
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