El cuerpo me abandona lentamente. Los ardores de fragua del verano. El tortuoso invierno. La recelosa cobra Del deseo oculta en madriguera. Los colores minados por la ausencia De la piel renovada en staccato de cada primavera. El oro en las arenas y el sueño, el sueño De quien entra a la presencia como a un bosque de Símbolos donde no estabas tú. No es un arca mi cuerpo. No es chalupa siquiera: siniestrado por las tormentas Y huracanes, siempre en desiertos, ¿como podría Salvar algo de lo queda en la memoria de aquel Pajaro Azul que ayer cantaba en mis ventanas? Ah, llévame contigo hacia el poniente donde nada Se pone, traspone el horizonte, piérdete entre las nubes Más lejanas, atisba entre las cifras donde tal vez Los ángeles arrullen el silencio de Dios. ¿Volverás a la tierra? Tal vez el pino enhiesto en la colina Te espere como el rayo y el amor que te abandona ahora O que nuca tuviste encuentre asilo entre sus ramas Cuando lo yermo cede y en tus ojos vuelve el lapacho A florecer serenamente. Oscar Portela
2008-09-12 . Corrientes Argentina |