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Oscar Portela
"Victimas del Cuarto Poder"
La Ética en tiempos de Penuria
Victimas del Cuarto Poder
O de la inextinguible llama del nazismo.

Por Oscar Portela


Victimas del Cuarto Poder
(a mi amigo Rafael Vargas Gómez)
Género: Drama
Director: Bobby Roth

Actores: Peter Coyote, Nathalie Baye, Jurgen Prochnow, Hippolyte Girardot

Título Original: The Man Incide

Introducción a una Ética en tiempos de penuria.

¿ Porque escribir una nota sobre un filme que no conoce nadie y que es poco probable que lo conozcan debido a su nula distribución incluido en dvd? Pués porque es algo más que un simple filme excepcionalmente realizado, actuado y escrito. Se trata de algo aún de que la cinta exige una interpretación que va más allá de una discusión acerca de la funciones de lo que denominamos Cuarto Poder, de una Tesis sobre la Cuestión Ética que entraña la heroica y abnegada función de formar informando. Se trata de algo más de de las denuncias sobre la corrupción de la Prensa en Función de las Hegemonías políticas.

Se trata pués de mostrar que lo que llamamos concentración de poder encuentra en la información el modo de anular el espacio de lo privado y convertirlo en “acodo de lo público”: (Sendas Perdidas: Heidegger). En lo que el mismo maestro denominó “publicidad de todo ente” se encuentra el ejerce por donde pasan todas las formas de manipulación de conciencias como modo de llegar al complot político que Hitler soñó he hizo realidad.

Hitler sabía que solo en la superficie el nazismo como forma extrema de maltusianismo había fracasado. Sabía incluso que aquella guerra constituía solo un episodio de algo que iba más allá de la contingencia de la derrota fáctica.


Había demostrado al mundo algo que el mundo no sabía: que un gobierno mundial era posible – aún a costa de eliminar a media humanidad del planeta: esta y no otra el “la voluntad que se sabe a si misma” en el instrumental de la esencia de la técnica. El nihilismo es más amplio que todo desierto.

Aún más: es para Heidegger la posibilidad de todo desierto y como este le decía a Junger la línea que determina donde se debe saltar sobre el desierto somos nosotros mismos.: (Sobre la Linea).


Poco importa si alguien a quien pocos conocen – entre estos yo- como Gunther Walrraff estuvo en un momento de su vida unido o no ha organizaciones nazis. Esto nos conduciría a reducir su tarea a la coyuntura contingente que toda vida humana entraña. Lo que si importa es que existió y significó para la Alemania dorada de la Social Democracia, las denuncias de los infames connubios del gran Empresariado con una Prensa que reflotaba todas las formas de las nuevas formas de esclavitud que reina en la Cultura Globalizada.

La valentía lindante con la psicopatía de Wallraff lo lleva a abandonar toda forma de vida que no sea la de la simulación y el nomadismo. En la sociedad del “recelo” todo “otro” es el Enemigo. Y yo soy mi propio enemigo. La veracidad la historia que muestra el rostro invisible del nazismo (equidistante de izquierdas y derechas) es implacable y atemorizante.

En verdad Wallraff logró camuflado ser integrante del staff del diario más leído de Alemania y ese pequeño o inmenso guetho donde se determinan las formas de interpretar las formas de la realidad al servicio de los complots políticos y económicos, solo sobreviven los más fuertes. ¿Y quienes son los mas fuertes?

Aquellos que con la impudicia del deshonor están dispuestos a los Himler a barrer con todo lo que se interponga entre el poder total – la servidumbre de los débiles – y la administración de una verdad que debe aún ser puesta a prueba.

Son los frágiles los más débiles. Cristo en la Cruz demostró lo contrario. Con su familia en peligro de muerte, el mismo y su nueva compañera bordeando la final caída en el abismo, Wallraff fue descubierto pero logró salvar su vida.

Sus aventuras o desventuras no habían terminado. El archivo Wallraff encriptado en el Diario no había sido retirado. Y sin el no había libro de denuncia, sino cárcel y denuncia ante los más altos estrados judiciales, acerca de su doble identidad.

Con la sutileza de un maestro Bobby Roth nos lleva a un momento crucial del film. Aquel en el que el segundo director del periódico – ¿secretamente enamorado de Wallraff? - , decide salvarlo entregándole el dossier Walldorff , y las falsificaciones y adulteraciones de personalidad que obraban en poder de Diario.

La muerte de este ambiguo personaje porque ambigua es la naturaleza del hombre es un momento culminante del film. ¿Porque escribir sobre un filme que el publico no verá y que no verán los profesores de filosofía ni los políticos y menos los jóvenes?

Porque de el se desprende una luz de esperanza que es la luz del amor. No de la piedad sino del amor. En una era donde la Ética se convierte en un Castillo de Cristal custodiado por ángeles sin sexo, el filme marca además el camino por donde debe transitarse para plantearse una vez más los interrogantes de las Grandes Éticas.

No tal vez en nombre de una humanitas muerta, sino en la de este simio mutante que es el hombre y cuya “naturaleza” pivotea “sobre el abismo de la ausencia de fundamento”. Hallar el camino que conduzca a esos fundamentos constituye el desafío del pensar como “re-unión” y no como “raepresentatio”, en un ámbito donde voces secretas regulan nuestra relación con el cosmos, la tierra y los otros.

La penuria no solo carencia. No solo ausencia. Es la intransintable senda que conduce del habitar al construir. Hoy no habitamos. Lo vio Kafka. Solo somos el absurdo que espera la hora – nuestra hora – para penetrar a un sombrío Castillo. El construido por Dedalus hace tres mil años atrás.

Las lecciones de actuaciones que dan Peter Coyote, Nathalie Baye, Jurgen Prochnow, Hippolyte Girardot, hacen no solo creíble la historia. La magnifican. Prochnow muestra en éste filme que es – a pesar de los pesares -,  uno de los actores más importantes de nuestro tiempo.

Oscar Portela
Corrientes 2007-10-18