La suerte perra me amorata un ojo.
La pierna izquierda se adelanta sola.
Y ciego y cojo con muletas ando
Perseguido por cuervos y caranchos.
No obtendrán mi osamenta todavía.
No arrastro a nadie en mi camino yermo.
No pido salvación, ostias ni ungüentos
Si en mi sangre se gozan crueles tábanos.
Poco a poco me quemaré en mi propia hoguera
Y de mis huesos quedaran cenizas
Que heredarán Guillermo y Eloísa.
Esa es toda mi herencia. Y de mis sueños
Volará hacia el azul la borboleta
Que imaginara en un jardín a solas.
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