REVISTA TRIPLOV
de Artes, Religiões e Ciências


nova série | número 49 | dezembro-janeiro | 2014-15

 
 

 

 

 

ALI CALDERÓN

Imago prima

Alí Calderón (México, 1982). Poeta y crítico literario. Doctor en Letras Mexicanas por la UNAM. En 2007 recibió el Premio Latinoamericano de Poesía Benemérito de América. En 2004 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de poesía (2003-2004) y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (2009-2010). Autor de los poemarios Imago prima (2005), Ser en el mundo (2008 y 2011), De naufragios y rescates (2011) y En agua rápida (2013); del libro de ensayos La generación de los cincuenta (2005) y coordinador de las antologías La luz que va dando nombre 1965-1985. 20 años de la poesía última en México (2007) y El oro ensortijado. Poesía viva de México (2009). Fundador de la revista electrónica y la editorial Círculo de Poesía. Es profesor de la Maestría en Literatura Mexicana en la Universidad Autónoma de Puebla.

 

EDITOR | TRIPLOV

 
ISSN 2182-147X  
Contacto: revista@triplov.com  
Dir. Maria Estela Guedes  
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Hoy es el día.

Mi muchacha ha llegado plena proclamando la primavera

La brevedad de su falda alaba el renacimiento constante de la vida

Ella es el tierno sur de las parvadas

el motivo de los altos y ligeros vuelos de las aves

Sólo en su piel la claridad es razonable

Bajo su párpado toda alborada resulta posible

 

Mi muchacha ha vencido los dominios de la noche

para instaurar

en la esbeltez de su cuerpo

            la luz. 

 

 

He bañado mi cuerpo en las aguas tibias del verano.

La esbeltez de mi muchacha madura el sol

y hace volar parvadas en busca de su alba más íntimo.

Sus cabellos atan la pureza del aire.

Inabarcables sus muslos tejen la luz.

 

Mi muchacha es el verano

el vestido exacto en que se ciñe el día. 

 

[Resonancia mórfica] 

Hay en tu cuerpo una memoria

precisa     fotográfica

de la belleza de todos los tiempos

Una resonancia mórfica de incalculables proporciones

con partículas subatómicas

que en matemática exactitud

calcan en ti

la magnificencia

de las que han existido

y están aún por existir

Un campo cuántico en tu piel

en cada una de tus células y glóbulos

y enzimas

que a pesar del plegamiento sutil de lo bello

desborda con su información todas

las membranas

 

Hay en tu cuerpo una belleza

que torna inestable

el equilibrio de la realidad

                         y  me fisiona. 

 

 

[A la manera de Omar Khayyám] 

A Waldo Leyva

 

En un  jardín de leves tulipanes y rosas pálidas disfruto pleno la embriaguez

He bebido hasta la última gota del vino rosado

que bañó tu cuerpo y lo consagró solemne a la belleza

He probado finos racimos de vid en tu lengua

y los sabores más intensos en tu cáliz

 

Hoy que los árboles de tu juventud florecen

bebo este dulce licor bajo su sombra.

  

 

Qué extraña agua es esta en que lavamos

la pureza?

Qué magnífica alquimia en ella se produce

y endulza los instantes?

Cuál herrumbre pudiera asperar su tersura

de flama intacta o indeleble tinta?

Agua de ignota fuente cuyo sabor

holocausta los sentidos

Agua lunar que de mí fluye

y se derrama. 

 

 

A José Homero 

Valkirias de venenosas vulvas

probaron la sal de mi entrepierna

En dunas de fina y tersa piel

con la lengua hilaron

mis más íntimos vestidos

En sus grupas de nao capitana

conocí el amor

y tomé de él

hasta la última fibra.

 

Siguiendo el cuarto creciente

me cubrió el mar

en marejada. 

 

 

A José Emilio Pacheco 

Alguien que no soy yo

y en todo idéntico es a mí mismo

ronda mis pasos y me sigue.

Otro es el que enuncia mis palabras

y rubrica mis actos

mi memoria es recordada por otro

otro es quien tras mi ojo atisba.

Alguien de quien soy alternativa

me acecha en el espejo

y calca uno a uno

aun los más imperceptibles rictus.

A semejanza y preciso reflejo

no soy yo sino del otro imagen.

 

 

Para Juan Cameron 

Un día mis astrolabios encontraron su pupila

y navegaron con buen tiempo en los mares de la dicha

 

Un día levante desplazó mis naves

hasta palpar y gustar la tierra

en las playas tersas de su cuerpo

 

Un día gaviotas iniciaron su vuelo

en el punto más alto del mástil

y perpendiculares al sol

anunciaron transparencia

 

Hoy que nortes y tormentas

arrasaron a su paso todo

me aviene la desolación  la ira

y estos recuerdos que tan dulce y apaciblemente

me regresa la marea. 

 

 

Desde la siniestra imparcialidad con que estoy mirándola...

Ramón López Velarde 

Amanecí lopezvelardeano

enamorado incontinente de mis primas

maculando en cada singular atisbo

el honor de todas las Fuensantas   mis cercanas

transeúntes niñas inocentes

y mujer cualquiera que delata     invariable

a cada paso

iris pupila y globos oculares de fálica falicidad rampante.

Amanecí lopezvelardeano

con la faz de mis mujeres   sus facciones

tatuadas al genital en dulcedumbre.

Lopezvelardeano

atilaico mánchur en praderas

de leves y tempranas flores

velardeano

Florismarte de todas las Hircanias

urbi et orbi

con un cierto sutil sabor a sexo

que acompaña mis lances

mis victorias y blande

asimismo

algunos de mis más catastróficos versículos.

 

(de Ser en el mundo)

 

 

I

[Pole position] 

Y mi pecho una supercarretera

de ocho, dieciséis, treinta y dos carriles

con miles y millones de caballos de fuerza

vertiginosos corriendo

y derramando lumbre en mis arterias.

 

Aquellas peligrosísimas curvas

impostergables y letárgicas

y particularmente inabordables

cada vez que tú, Lesbia, no me miras.

 

Ese imperioso arrancar en segunda

cuando tus se vuelven indecibles,

impronunciables,

inminentemente pospuestos

turbiamente y con perfidia

por tus no unánimes e inconmovibles.

Sólo tú echas a andar este Ferrari rojo,

incalculablemente insaciable,

impaciente por recorrer solemne

las largas calles de tus piernas

siempre prodigiosas, siempre proféticas

y en lo que a mí respecta,

absolutamente litúrgicas,

plenas de infinitud.

 

Que la batería desbarate su potencia

en tu cintura inenarrable

porque finalmente y después de todo:

este bólido, Lesbia, no carbura

sin tus estrechos jeans a la cadera. 

 

 

XII 

Pasearás, Helena,

por las anchas calles de Troya

con Menelao del brazo

como en otro tiempo lo hiciste con Paris.

Con mascada Hermès y vestido Valentino

cautivarás a quienes por ti lucharon,

a los que admiran tu paso frágil:

a Héctor, Ulises, Ayax y a todos

los titanes juntos.

Y tú, Helena, sin embargo, cambiarías la gloria,

la fama, incluso tu lugar en la historia,

por empuñar, una vez más,

la enhiesta lanza

                            de este anónimo guerrero. 

 

 

[Transiberiano] 

Diariamente diez mil kilómetros

recorre

el tren transiberiano

para llegar de Moscú a Vladivostok, en Siberia.

Nosotros habitamos la misma ciudad y

todos los días nos cruzamos por la calle

pero nuestro encuentro es más frío que

una noche fría de Siberia

y nadie todavía

construye

el transiberiano que me lleve a ti.

 

 

X 

A Mario Calderón

Con la lluvia finísima de agosto

esculpidos en luz relámpagos llegaron

Grises brumosos y sepias

contraen

               con su gran densidad

la claridad del día

Vibrar hacen los truenos

de cedros los troncos

y las frondas verdes caducifolias

sus flores esparcen sobre el follaje

 

El aguacero trasiega borrascoso

toda huella en el cielo de impureza

y bajo el índigo estrellado y límpido

invisible igual que cerrada noche o

fresca presencia del viento impalpable

íntimo y dulce

                        deambula el espíritu.

 

 

(de Imago Prima)

 

 

© Maria Estela Guedes
estela@triplov.com
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