REVISTA TRIPLOV
de Artes, Religiões e Ciências


nova série | número 46 | junho-julho | 2014

 
 

 

 

SONIA NADEZHDA TRUQUE

José Martínez Sánchez:
escritor a contracorriente

 sonia_truque

Sonia Nadezhda Truque (Buenaventura, Colombia). Vive en Bogotá. Narradora, antóloga y comentarista de libros. Ha publicado los libros de cuentos  “La otra ventana” “Historias anómalas”, “Los perros prefieren el sol y otros cuentos” y el cuaderno  de poemas “Bordes”.

 

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En los años ochenta en Colombia el país sufrió una  serie de transformaciones sociopolíticas y debido al crecimiento de las ciudades aparecen nuevos actores que implementarían nuevas formas de violencia resultado de la presencia del narcotráfico y los nacientes grupos paramilitares auspiciados por el auge del narcotráfico.  Esto incidiría notablemente en los escritores  que empezaron a tratar en sus textos nuevas inquietudes que tenían que ver con el momento histórico que estaban viviendo. Se abordarían nuevos temas como el erotismo, la homosexualidad, liberación femenina, el intimismo, lo policíaco, todo tipo de transgresiones que en nombres como Eduardo García Aguilar, que ha vivido la mayor parte de su vida en el exterior, tiene una obra muy consolidada y traducida a varios idiomas, ha tocado esos temas. Otro tanto sucede con Fabio Martínez, quien su interés por lo maravilloso y el humor le otorgan un lugar importante; Colombia Truque, destacada cuentista, Eduardo Ortiz Delgado, se ha ido por la novela histórica y el género negro, como también Lina María Pérez, Fernando Iriarte, Nahun Mont, por citar unos cuantos.

La escritura de José Martínez Sánchez se aparta de los estudios sobre la literatura colombiana de los años 80 al 90 fecha de escritura y publicación de los cuentos seleccionados por el autor en el libro Informe de Cordillera (1983-2008). Al contrario de las inquietudes que abordaron los escritores pos García Márquez y del pos boom, como fueron asumir la ciudad como tema, con sus complejidades, sus interioridades, creación de personajes citadinos que derivaban de experiencias distintas  donde definitivamente la violencia rural no era tema, para José Martínez Sánchez lo sigue siendo y de una manera total.

Los cuentos del libro tienen en su casi totalidad como escenario la cordillera de los Andes, en los límites entre Caldas y Antioquia, tierra en la que creció, se formó y donde tomó conciencia que vivía en un país extremadamente violento, un país que no ha dejado de serlo, muy al contrario el derramamiento de sangre continúa, como continúa el desplazamiento forzado, y sus cuentos lo presentan. Colombia es vista desde el campesino inerme ante las inclemencias del clima, la espesura y riegos de la selva, es un campesino que no tiene conocimiento del progreso, atado a su destino trágico y a una errancia sin fin. En esta medida la escritura de Martínez Sánchez se apropia de su memoria atávica, recoge los temas que poblaron su infancia y que él mismo explica en una entrevista: ““Eso se descubre en algún momento lamentable de la vida. En mi infancia escuchaba a mi madre contar historias de espantos y aparecidos en el patio de la casa a las once de la noche, en un medio donde la única luz no provenía de Helios sino de Selene, y desde entonces conservo un horror pánico por los vivos y los muertos. En ese horror, sin duda, está el germen de los poemas y fantasías que rondaban mi cabeza en aquellos años de niñez solitaria, convertido en trashumante de los callejones y barriadas que hoy conforman las comunas de Medellín”.

En la construcción de sus relatos los personajes son seres casi fantasmales, se presiente incorporeidad. Al estar abocados a su sino trágico, se sitúan en una línea rulfeana, no tanto por la recuperación del habla popular, que Martínez Sánchez no emplea, muy al contrario, se esfuerza por una escritura limpia, con dominio de la sintaxis y la semántica, cultista de la frase. Lo es más bien en sus atmósferas que son densas, donde algo muy grave va a suceder.  Casi todos sus cuentos son breves, el único que se aparta de esta brevedad es el que da título al libro: Informe de Cordillera, que también rompe con la intencionalidad general y abiertamente usa la ironía y la parodia como recurso para dar cuenta de una de las crueldades de la guerra: la mujer usada sexualmente, el incesto y la descomposición moral de los victimarios. Es un informe que presentan al gobernador (de una región no definida en algún lugar de los Andes) sobre las actividades de Fulgencio Cosiaca que “se desempeña como regente vitalicio” y quien dedica su actividad a reclutar mujeres que deben prestar servicios sexuales, como lo hace su hija, Etelvina Román, con la que sostiene una relación incestuosa ya que ella existe “como consecuencia de una  relación ocasional de Fulgencio Cosiaca”.Las andanzas de su progenitor son objeto de seguimiento por los vigías del amor que encuentran desmesuradas su acciones “ y sobre todo en las que va comprometido el bello sexo, de un tiempo para acá tiende a confundir la realidad con la fantasía. Después de prestar una especie de servicio sexual obligatorio, las mujeres quedan en libertad para escoger a sus maridos, por regla general cosecheros a quienes pueden amar con entera confianza, pero ante un delito como el de ser  fecundadas sin autorización previa, él determina su destierro inmediato, lo que significa una manera distinta de condenarlas muerte”.  La estructura no es lineal entran y salen personajes y situaciones con lo que se enriquece y no satura al lector.   

 
 
 

En los cuentos que suceden en la ciudad, que casi no especifica, se percibe la influencia de Italo Calvino con sus ciudades imaginarias donde simplemente el lector la ubica en su conocimiento, por señales dadas por el autor. Esto se percibe en cuentos como La ciudad olvidada y en Informe para un sonámbulo, cortazariano en el tratamiento de la voz narrativa en primera persona,  tratan de situaciones límite, son personajes que ejemplifican el perdedor: El pretexto, Un cadáver en el bar o recurre a una de sus intenciones de autor, lo maravilloso como en  Angelino y el metro maravilloso o en La batalla del águila y la serpiente. Sólo en Al estilo ingles, ubica la narración fuera del país, en Argentina durante la guerra de las Malvinas. Con los Asesinos del brigadier logra un magnifico relato de género negro.

 

La escritura de José Martínez Sánchez es polisémica, paródica, irónica, limpia y rigurosa en la manera que asume sus temas que como para todo escritor son sus múltiples fantasmas. Sus cuentos que en su gran mayoría no superan las cuatro páginas se cumple  la preceptiva de Cortázar que el cuento se define por N´kout. Sus finales son abiertos e invitan a un lector atento. En la entrevista del 16 de junio de 1912, le dice a Oscar Jairo González: Escribo para apartar a los genios de la gula y la estupidez entronizados en la barbarie del tiempo y de los tiempos, en la marquilla compartida con los estafetas del avernillo literario, enemigos de la patafísica y la utopía. Escribo para condenarme a un ostracismo sin fisuras en la era del sexo virtual y el tránsito al ciberespacio”.

Martínez ha sido merecedor de varios premios y reconocimientos literarios, como el Premio Nacional de Cuento Fundación Testimonio, en 1984, el Premio Nacional de Literatura Infantil, de 1990, y la mención de honor en el certamen internacional de cuento del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos de Nueva York, en 1998.

   
 
 

 

© Maria Estela Guedes
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