Morí
Pretendo que mi último
poema
-este quizá- sea el mejor
de todos;
y lo quiero
siempre y cada vez
que transpiro
uno
nuevo
Morí,
ustedes ya lo saben,
lo dice una cruz en mi biografía
dieciséis de abril de dos mil
treinta.
Cosa de poco, un resfriado
como desencadenante:
madrugo para escribir y, a veces,
no me abrigo
de manera apropiada.
Ya ven, la pasión por la escritura, y
veintitantas enfermedades que fui
acumulando, las unas agarradas a las otras,
en los últimos tiempos.
Introduje en la valija diez libros,
-propios y ajenos-
tres poemarios, tres novelas, tres ensayos,
llovía;
subí al trampolín del tobogán, techo del mundo,
miré desde la altura, en redondo, los trigales,
mar de primavera en Valdepero, ermita de San Pedro,
el sitio histórico de Muqui,
la Reserva Natural Reluz, los troncos erguidos
y
firmes de la mata atlántica capixaba,
llovía;
cerré los ojos, dejé de respirar indefinidamente,
me deslicé in crescendo;
y la posteridad
-uno de tantos para ella-
me
recibió sin inmutarse
en el ingente cacaotal de Bahía.
Nací en la
senzala
de la Casa Grande, propiedad
de don Manuel Diezquijada Gallo
y morí na
senzala
de la Casa-Grande de Gilberto Freyre,
grosas paredes de taipa
ou de pedra e cal,
la casa ibérica de mi iberismo:
aceptación y defensa del legado
milenario común.
Gilberto me confirma
que fui para allá peninsular
remando balandra, bebiendo lluvia
pescando, achicando agua,
veleiro
de papel, vela de páginas escritas,
manuscritas;
y allá me hice,
además,
amerindio y africano,
bahiense.
Ya soy, dice Gilberto de Mello Freyre,
la afortunada conjunción
de orígenes miscibles
de miscibles culturas;
y asegura que es el mestizaje el principio
del progreso progresivo,
y la constante
de los avances todos.
Síntesis de síntesis soy,
esencia de esencias destiladas
en el alambique existencial de los varios
cientos de millones
de mis antepasados.
El primer protagonista de la historia
es el transcurrir del tiempo
ese devenir ilógico y nostálgico
que parece el esperado porvenir
no siendo más que el pasado
puesto
en contacto con el aire impuro,
temperatura de árticos, antárticos y trópicos
y humedad de chaparrón intermitente:
sometido a la inclemencia,
al roce permanente de todo cuanto existe.
Bahia de todos los santos
madre oronda de todas las ciudades,
Pernanbuco de iglesias magras, donde
Gilberto Freyre nació un día antes que yo
quince de marzo
y eso nos iguala ante Zodíaco y la Eclíptica,
dioses
de los influjos estelares, de la erosión
de todo lo inconstante.
La duda
afortunadamente soluble
me llegó al aproximarme a la equis final
Aos teos
tabuleiros escancarados em X
Ese X é o futuro
do Brasil.
Incógnita que cada uno puede descifrar a su
manera:
pensé, y la mía
se explica en la rúbrica
de la firma que llevo cien años repitiendo:
una flecha dirigida sin remedio hacia la cruz.
“Lucha hasta el equilibrio” es mi divisa,
y es mi firma mi nombre lanzado en una flecha,
en busca de la cruz de la armonía,
vacilante,
equilibrada,
activa.
Sí, Gilberto de Mello Freire,
tu equis es mi cruz:
identificación del equilibrio armónico
conjunción ajustada de elementos múltiples.
Y el equilibrio inestable y activo,
recompuesto tras cada disgregación,
es el futuro que esperamos
para el enorme caudal de fuerzas
de Brasil.
Sabido esto,
ya pude morirme
y
morí.
PSdeJ El Escorial a 2 de septiembre 2013
BAHIA DE TODOS
SANTOS
y
de casi todos los pecados
Poema
de Gilberto Freire
Traducción de Pedro Sevylla de Juana
Bahia de Todos Santos (y de casi todos los
pecados)
casas encaramadas unas encima de las otras
casas, sobrados, iglesias, como gente
estrujándose para salir en una
[fotografía de revista o diario
(vanidad de vanidades! dice el Eclesiastés)
iglesias orondas (las de Pernambuco son más
delgadas)
toda Bahia es una maternal ciudad oronda
como si de los vientres empinados de sus montes
de los que surgieron tantas ciudades de Brasil
aún otras estuvieran a punto de brotar
aire amorfo untuoso
olor a comida
aroma de incienso
efluvio de mulata
vahos calientes de sacristías y cocinas
ollas bullendo
adobos abrasando
el Santísimo Sacramento ascendiendo
mujeres alumbrando
fragancia de espliego
pócimas para la sífilis
anuncios así:
Alabado sea Nuestro Señor Jesucristo
(Por siempre! Amén!)
automóviles a 30$ la hora
y un ford resistente sube cualquier cuesta
brincando empujando repicando
para después resbalar sobre el asfalto flamante
que clarea como dentadura postiza en tierra
encarnada
(la tierra encarnada de 1500)
gente de Bahia! negra, mestiza, cobriza, morena
color de los espléndidos jacarandás de ingenio
azucarero en Brasil
(madera que las termitas no comen)
sin rostros color fiambre
ni cuerpos color de pavo frío
Bahia de colores cálidos, acaneladas carnes,
sabores picantes
detesto tus
oradores,
Bahia de Todos los Santos
tus ruisbarbosas,
tus otaviosmangabeiras
pero me gustan tus
iaiás, tus mulatas, tus
polentas
tableros, flor de papel, candilitos,
todo en la penumbra de tus iglesias
cuajadas ellas de angelitos mofletudos
sanjuanes sanjosés criaturasdedios
y con señoras rollizas confesándose a monjes más
descarnados que yo
El padre reprimido que hay en mí
se entusiasma ante ti Bahia
y te absuelve de tus supersticiones
tu comercio de favores de Nuestra Señora y de
Nuestrosseñores del Bonfim
y percibe en el vientre de tus montes y de tus
mujeres
depositarios de la fe ya otorgada a los santos
multiplicadores de ciudades cristianas y de
criaturas de Dios
Bahia de Todos Santos
Salvador
San Salvador
Bahia
Negras ancianas de Bahia
vendiendo
mingau angu acarajé
Negras viejas de chal carmesí
pechos caídos
madres de las mulatas más bellas de los Brasis
mulatas de pecho voluminoso con pezones para
amamantar
[a
todos los niños de Brasil.
Mulatas de manos poco menos que de ángeles
manos encantando yoyós
formando grandes “señós” semejantes a los del
Imperio
peinando
iaiás
mimando el cuero cabelludo
a las “señás”
maquillando tableros cabellos santos ángeles
purificando el suelo de Nuestro Señor del Bonfim
pies agitándose desnudos en las chinelas sin
media
alzacuellos embellecidos de encajes
estrellas marinas de plata
broches de oro
dijes
obsequios de portugués
oleo de coco
aceite de palma
Bahia
Salvador
San Salvador
Todos los Santos
Tomé de Sousa
Tomés de Sousa
sacerdotes, negros, mestizos
Mulatas
cuarteronas, octeronas
la Primera Misa
los malís
indias desnudas
genitales rasurados
candombe santidades herejías sodomías
casi todos los pecados
crujir de lechos de viento
cuerpos ardientes sudando de gusto
Todos Santos
misa de las seis
comunión
genios de Sergipe
licenciados con quevedos
literatos que leen a Menotti del Picchi y Mário
Pinto Serpa
mulatos de parla distinguida
chavales
capoeiras hechiceras
sombreros elegantes de paja
Calle Chile
viva J. J. Seabra muera J. J. Seabra
Bahia
Salvador
San Salvador
Todos Santos
cualquier día regresaré sin prisa a tu seno
moreno brasileño
a tus iglesias donde predicó Vieira trigueño hoy
llenas de frailes
pelirrojos y buenos
a tus tableros abiertos de par en par en x (esa
x es el futuro de Brasil)
a tus casas a tus sobrados oliendo a incienso comida lavándula cacao.
PSdeJ El Escorial, a 2 de septiembre
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