Ya no tengo preguntas
sé que no hay respuestas
le pregunté al cancerbero
le pregunté a los muros
le pregunté a los túneles
le pregunté a los grilletes
le pregunté a la penumbra
a la hoja que entró por el
ventanuco
a la gota de agua que perfora el
techo
a los ríos de sangre
que corren por mis túneles secretos
Sólo recibí silencio tras silencio
intuí que no hay respuestas
-sólo soy uno más de los condenados
de la tierra-
Como única compañía
la sombra larga que crece
cada noche en el húmedo muro de la
celda
En las noches de insomnio
-en realidad todas-
el olvidado de la tierra
roba el sudario de la luna,
se arropa con él
una voz gélida
le canta una antigua nana
|