A la hora del alba
en el último segundo naranja
allí, donde el sol copula con la luna,
el aire se fracturó
el naranja del horizonte
dio paso a multitudes de tonos
amarillos,
rojos, azules, morados,
mi cuerpo,
transportado por una fuerza titánica,
se elevó en el aire,
voló dejando tras de sí
los retazos de mi pierna izquierda
el polvo se apoderó de mis pulmones
mis ojos se extraviaron en una nube de
detritos
sentí como la tea, otrora mi cuerpo,
viajaba a la velocidad de la luz
y caía en el fondo de un abismo,
en el averno de la inconsciencia humana
Estaba a mil vidas del mundo que era el
mío
¿Cómo regresar?
¿Acaso existía el regreso?
¿Qué caminos se toman en el aire,
cuándo siempre se ha vivido con los
pies en la tierra,
en el lodo, en las arenas movedizas?
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